Capítulo 2

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Denisse Fizgerald

Estaba limpiando la cocina cuando escuché un llanto en la habitación de arriba. Rápidamente me quité los guantes, corriendo escaleras arriba desesperada hacia la habitación.

―Está bien, estoy aquí—mencionó abriendo la puerta.

De repente, mi corazón se detuvo al verlo a él de nuevo. Pensé que íbamos a poner vivir tranquilas fuera del caos, fuera de la mafia roja.

―Hola—dijo sonriente mientras la balanceaba entre sus fuertes brazos.

Sentí como la rabia va subiendo por mi cuerpo poco a poco. No le bastó con lo que nos hizo, no le bastó con amenazarnos. Quería gritarle muchas cosas, pero me calmé, me calmé por ella.

―Pon... a mi hija en su cuna ahora mismo—dije temblando de rabia.

Se rió para sí mismo y miró a la bebé.

―Oh... creo que te refieres a nuestra hija—dijo burlonamente.

De repente siento como mis oídos comienzan a pitar, mi vista se vuelve borrosa.

―Tranquila, mon amour, nos volveremos a ver- reveló murmurando.

―Ya puedes despertar, amore mío.

"¡Denisse!"

"¡Denisse despierta!"

Me desperté sobresaltada con la respiración hecha un desastre. Miré a mi alrededor con pánico, mi respiración se comenzó a calmar al ver que estoy en mi habitación, dirigí mi mirada hacia el reloj de la pared de mi habitación: 8:41.

<<¡Carajo, son las malditas 8:41 y a las 8:55 tengo clases!>>

Salí rápidamente de la cama, cayéndome de cara al piso al intentar tirar las sábanas. Auch.

Rápidamente me paré del piso, corriendo hacia el baño como alma que lleva el diablo. Voy sacándome la pijama y paro en seco al ver mi reflejo en el espejo del baño. ¡Mi pelo parece un bendito nido de pájaros!

Intenté arreglarlo con las manos y me fui hacia la ducha. Me terminé de sacar la pijama y entré, abrí la ducha y sentí como mi cuerpo se comenzó a relajar. Descuadró los hombros.

Cuando por fin terminé de arreglarme, bajé las escaleras desesperada. Cuando terminé de bañarme, me puse lo primero que encontré en el armario: unos pantalones cargo verdes oscuros, una camisa negra y unos Converse negros.

«Carajo, nunca he llegado tarde a la escuela y mucho menos a la universidad».

Salí de la casa como loca y me subí a mi Mercedes-AMG G63, arrancando a toda velocidad. Veo la hora en mi reloj: 8:52. ¡Carajo!

Pisé el acelerador con fuerza, saltándome las señales de tránsito. Al llegar a la universidad, estacioné en mi lugar. Todo está vacío. Apagué el motor y salí del auto, puse el seguro y salí corriendo hacia la puerta.

Logré entrar y correr con todas mis fuerzas hacia mi clase de medicina, estoy en mi tercer año. Los pasillos están vacíos, asustándome más.

Sigo corriendo, me falta el aire y veo mi aula a lo lejos. Agarro impulso. Cuando por fin llego frente a la puerta, paro agarrando aire. Cuando me siento mejor, abre la puerta.

―Lo siento mucho profesor Mark, me quedé dormida—digo con la voz ahogada. Me quedo callada al ver que todos se han quedado callados, dirijo mi mirada hacia el profesor y quedo impactada con lo que veo.

Mis ojos se abren como platos al ver al señor de ayer en la discoteca, y los flashbacks comienzan a llegar.

Mini flashback

―He dicho que es un imbécil-digo cruzándome de brazos y dirijo la mirada hacia él.

―Oh señorita, usted es una chica muy indecente-murmura con voz demandante,
parándose del taburete y se acerca hacia mí.—
¿Acaso no le han enseñado a respetar a sus mayores?

Comienzo a temblar ligeramente en mi asiento, no sé qué decir, la verdad. Verlo a él parado frente a mí me hace sentir pequeña. Es alto, muy alto. Ese traje azul le luce tan bien que lo hace ver tan malditamente sexy.

No sé cuándo pasó, pero yo estaba siendo arrinconada por sus fuertes brazos en la barra de la discoteca y sus hermosos ojos grises tormentosos me miraban como una presa.

-¿Acaso tampoco le han enseñado a responderles a sus mayores cuándo le hacen una pregunta señorita?

-N..no, no lo han hecho, ¿Me enseñará usted acaso?—murmuro temblorosamente.

―¡Oh, créame! Claro que le enseñaré a respetar a sus mayores

Fin del flashback.

Al mirarlo ahora mismo me doy cuenta de que es mi nuevo profesor de medicina, estoy segura que viene a por mí de nuevo. ¿Acaso no se hartó de joderme en la discoteca?

Él me mira y puedo ver que le gusta tener el control de todo, porque puedo sentir su mirada en todos mis movimientos.

―¿Qué pasó señorita Fizgerald? ¿Qué le pasó que hoy no pudo llegar a tiempo a clase?—menciona una sonrisa burlona.

Su voz me enferma.

Nota

Hola ¿Cómo están? Quiero avisarles que subiré capítulos todos los miércoles y serán varios para que no tengan que esperar mucho. Nenas las amo, bey

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