Capítulo 3

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Denisse Fizgerald

Ruedo los ojos irritada al ver su sonrisa burlona.

—Tuve un inconveniente ayer y no pude despertar temprano, profesor...

—Kingsley—dice cruzándose de brazos haciendo notar sus bíceps.

—Ya puede sentarse, señorita Fitzgerald, se lo dejaré pasar por hoy-menciona.

Solo asiento pasándole por el lado hasta llegar a mi asiento, todos los ojos están sobre mí, los ignoro sentándome en mi pupitre y dirijo mi mirada hacia el frente, viendo al profesor Kingsley.

—Jóvenes, atención aquí-demanda, parándose de su asiento y poniéndose frente a la PDI—Yo seré su nuevo maestro de medicina, ya que el señor Mark se retiró por problemas de salud y quiero avisarles que tengo varias reglas que tienen que seguir y me importa muy poco que no les agrade mis reglas-Hace una pausa.

—Regla número uno: no se habla en clase, regla número dos: no llegar tarde a clases-demanda, mirándome fijamente—regla número tres: no molestarme fuera del horario de clase y ya con eso termino. ¿Alguna pregunta?

Todo el salón está en silencio, nadie se mueve hasta que Miranda levanta la mano.

—¿Qué pasa si le hablamos fuera del horario de clases?

De repente, la mirada del profesor Kingsley se oscurece y se endereza. Desde aquí puedo ver que está tenso. ¿Será que soy la única que se da cuenta de que está tenso y por qué está tan tenso si solo es una pregunta? Pienso.

—Nada pasará, solo que serán bloqueados—afirma, volviendo a su asiento.

<<No sé, pero algo no me cuadra. ¿Por qué se puso tan tenso si solo nos va a bloquear? No sé, pero algo oculta.>>

—Como hoy es nuestro primer día, los dejaré descansar por hoy. Si quieren, pueden usar sus teléfonos—menciona, recostándose en el respaldo de la silla.

Todos se emocionan sacando sus teléfonos y yo no soy la excepción, así que saco mi teléfono y le escribo a Greyce.

Moradita 💜

Hola, ¿cómo estás, amorcito?

Espero unos minutos hasta que por fin me responde.

Hola linda, estoy bien. ¿Y tú?

Me alegra que estés bien, amorcito. ¿A que no adivinas qué me pasó?

¿Llegaste tarde de nuevo a clases?

...

Sí, sí, llegué tarde a clases de nuevo, ¡pero esta vez fue sin querer!

Ajá.

Sonrío negando con la cabeza, me la imagino rodando los ojos.

Te lo juro, amor, fue sin querer.

Pero bueno, eso no es lo importante aquí. La cosa aquí es que entré pensando que el profesor Mark estaba en el aula, pero no era él, era. ¡El tipo con el que estaba en el club anoche! 😒

Espero unos minutos hasta que responde.

Eso no me lo contaste, ¿eh? 🤨

Abro la boca un poco impactada, pensé que si se lo había dicho. Muevo los dedos rápidamente sobre la pantalla.

¡Ay perdón, amorcito! Creo que bebí mucho anoche.

Responde rápido.

No importa, linda. Tengo que dejar el teléfono, pero en la hora del almuerzo me cuentas, pero solo si quieres, linda. Sabes que nunca te obligaría a decirme algo que no quieres.

Siento como las mejillas se me comienzan a poner rojas. Amo que sea así, es como la hermana que nunca tuve. Ella también fue criada con nosotros, conmigo y Sasha. Hasta tengo una foto de nosotros tres en el forro de mi teléfono.

No está bien, amorcito. Sabes que nunca me sentiría obligada a decirte algo, porque tengo toda la confianza de decir todo lo que yo quiera contigo, y Sasha. Porque sé que siempre me escucharán y me darán apoyo en los momentos felices y en los tristes, como siempre estaré yo para ustedes.

Te adoro, linda 💓.

Yo también, amor 🥺.

Cierro el teléfono, cerrando los ojos cansada, suelto un pequeño suspiro.

...

No sé cuánto tiempo ha pasado, pero de repente el timbre suena y abro los ojos lentamente, acostumbrándome a la fuerte luz que impacta mis ojos.

Me alejo del respaldo de la silla, sentándome mejor. Veo como todos salen del aula eufóricos. Suelto un suspiro, levantándome de la silla y bajando las pequeñas escaleras directo hacia la salida.

Ya quedan muy pocos estudiantes, como cuatro o tres. Salgo del aula viendo como todos caminan lentamente. No sé si soy yo, pero siento que todos están caminando muy lento.

Ignoro a todos y camino hacia el comedor. Me duele mucho la columna y después de clases tengo clases de ballet...

Siento un pequeño escalofrío al pensar en las clases de ballet.

<<No, no de nuevo Dios>>

Siento como mi cuerpo comienza a temblar ligeramente y me obligo a calmarme. Al llegar al comedor, entro buscando a mis amigos entre el murmullo de gente. Hasta que veo la mano de Greyce alzada, agitándola eufórica.

Niego con la cabeza sonriendo un poco y camino rápido hacia ellos. Cuando llego, veo que hay un lugar vacío al lado de Greyce y me siento recostándome sobre el respaldo de la silla.

—Hola chicos ¿Cómo están?—murmuro soltando un suspiro.

—Estamos todos bien, linda—me responde Greyce sobándome el pelo.

—Tengo algo que contarles—digo recostando la cabeza sobre el hombro de Greyce.

<<¡CARAJO, TENGO TANTO SUEÑO!>>

—Mientras te sientas segura de decírnoslo está bien, bonita. Lo primero es tu salud mental—menciona Sasha mirando directamente y solo asiento.

-
—Bueno... antes de ayer en la discoteca conocí a un. Hombre era una escultura viviente de deseo. Sus músculos, engorde con fuerza y firmeza, le dan a su cuerpo un aire de virilidad irresistible. Su cara, como tallada en mármol, es la de un tesoro a descubrir. Y cuando se viste, su traje azul y bien cortados resaltan la sensualidad de su figura y le dan un aire de elegancia a un hombre salvaje.—menciono susurrando con las mejillas rojas

Alzo la mirada apenada con las mejillas rojas, Sasha está con la boca abierta y Greyce está impactada.

Sasha es el primero en hablar.

—Wow, lo haces sonar tan sexy y elegante a la vez — murmura.

Siento como mis mejillas se comienzan a poner más rojas.

—Uyyy—dice Greyce.

...

Nos pasamos el almuerzo hablando y riendo, el primer día de universidad pasó volando y ahora estoy de camino hacia mis clases de ballet, sintiendo mi cuerpo temblar ligeramente.

Ya al llegar, aparco en mi lugar y bajo temblorosamente, siento como el tiempo va lentamente mientras camino hacia la puerta de la academia. Abro la puerta despacio y siento como mi corazón comienza a palpitar frenéticamente contra mi pecho.

Cuando entro, diviso a la secretaria que me mira mal como siempre. Solo asiento con la cabeza yendo hacia la habitación para cambiarme. Cuando estoy por poner mi mano en la perilla, escucho un ruido dentro de la habitación y siento como el corazón se me para.

Suelto un pequeño suspiro tembloroso, abriendo la puerta y lo primero que veo es él.

<<Dios, perdóname por todo lo que he hecho.>>

Mis ojos se cristalizan mientras él se para, sonriéndome macabramente.

Ardiente Deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora