Denisse Fizgerald
-Ya puedes irte a cambiar, Denisse. Ya terminamos y ¿Creo que no quieres llegar tarde a tus clases de ballet? ¿Verdad?-menciona mientras se sube los pantalones, asiento y me bajo de la cama con dificultad. Me arrodillo y recojo la mochila.
-Ya estoy satisfecho, muñequita, así que no tendrás que venir mañana, pero te estaré vigilando. ¿Me oíste?
-Sí, señor Smith-digo susurrando.
-Oh no, no, no. ¿Cómo quedamos en que me ibas a llamar? No me hagas recordartelo como la otra vez, pequeña-demanda acercándose. Me levanto rápidamente, sintiendo mi cuerpo tensarse ante ese maldito apodo que me obligo a decir desde niña.
-S...sí, daddy.
-Así me gusta, bonita-menciona sonriendo mientras sale de la habitación.
Al asegurarme de que ya se fue, camino hacia el baño, abro la puerta con enojo y camino directamente hacia el espejo, mirándome. Tengo los ojos hinchados por llorar, estoy demacrada, parezco una don nadie.
<<Ya no puedo más, ya no puedo seguir vendiendo mi cuerpo para satisfacer a la perra de mi madre>>
-No, no me dejaré caer en el pozo, no de nuevo. No me dejaré hundir más, yo no soy una estúpida que se queda callada, fingiendo que todo está bien. No más de eso-digo mirándome al espejo con la voz agitada-¡Ya no más de eso, no más amabilidad y ayudar a personas que no se lo merecen, ya no más ser bondadosa con las personas que no lo son conmigo!
-¡Ya basta de esto!-rujo golpeando el espejo una y otra vez-¡Yo no tengo la culpa de esto, yo no soy la culpable de esto, soy la víctima y no pienso ser más la víctima!
Paro de golpear el espejo al ver sangre en mis manos, miro al espejo sonriendo.
Ya me cansé.
Hasta que te dignas a hablarme.
Ruedo los ojos irritada.
Ya, ya lo siento mucho.
Para con tus cursilerías.
Te lo dejo todo a ti.
¡Ah, en serio! Hasta que piensas con la cabeza. ¿Te quedarás hoy a hacer la estupidez de ballet?
A la mierda con el ballet, nunca fue mi sueño, solo es el sueño frustrado de la vieja esa.
Jajajaja, me agrada esta nueva tú.
Me tengo que ir, hablaremos pronto, Agnes.
Abro la llave del lavabo, echándome agua en la cara. Cierro la llave y me miro al espejo. Peino mi cabello hacia atrás, cojo la mochila y salgo del baño, estrellando la puerta. Camino hacia la salida, abriendo la puerta lentamente y salgo, camino rápido por el pasillo hasta llegar donde está la secretaria, que me mira interrogante. La ignoro y salgo.
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Ardiente Deseo
RomantizmArdiente Deseo cuenta la historia de Enzo kisngley, un jefe de la mafia que, obligado a mantenerse bajo perfil, se infiltra en una universidad haciéndose pasar por profesor durante una semana. Para él, se trata de una medida temporal, solo una estra...