El cielo estaba teñido de un gris ominoso cuando el ejército de Daenerys llegó al campo de batalla. El suelo temblaba bajo el peso de los soldados, sus pasos resonaban con un eco metálico que se perdía en la distancia. Danny, montando su caballo con una postura firme, miraba el horizonte con una mezcla de determinación y ansiedad. Sus hombres avanzaban en filas ordenadas, pero en esta ocasión, el rugido de los dragones que solía acompañar sus marchas estaba ausente. La ausencia de sus mágicos hijos se notaba, una sombra oscura en el campo de batalla que presagiaba un desafío más grande de lo esperado.
Jaime, que había estado esperando este momento con una sonrisa segura en el rostro, observó el ejército rival desde lo alto de una colina. Con un gesto calculado y sin más preámbulo, dio la señal. Los estandartes de los Lannister se alzaron al viento y el suelo pareció cobrar vida. El ejército de Jaime, vasto y compacto, descendió como una marea dorada y roja sobre el campo, sus gritos de guerra y el tintineo de las armas creando un ruido ensordecedor que rivalizaba con el retumbar de los cascos.
La batalla estalló con una violencia inmediata. Aunque el ejército de Jaime era considerablemente más numeroso, los hombres de Danny luchaban con una ferocidad desesperada, desbordando el campo con una rabia que desafiaba la diferencia numérica. Cada golpe de espada y cada grito de batalla parecía un testimonio de su determinación.
En medio del caos, un cambio repentino y perturbador en el campo de batalla hizo que el corazón de Danny se acelerara. El maestre al servicio de Jaime había desplegado un arma que antes solo se había visto en rumores y leyendas, una máquina diseñada originalmente para abatir dragones. Sin previo aviso, comenzó a disparar cápsulas de fuego valyrio, cada una de ellas estallando en llamas devastadoras que arrasaban con todo a su paso, ambos ejércitos iban reduciendo sus números, pero para el bande de los Lannister no parecía importarles. El aire se llenó de un calor abrasador, y las líneas de los soldados se tambalearon bajo el ataque implacable. Los gritos de dolor y la confusión se mezclaron con el rugido del fuego que devoraba hombres y equipos por igual.
Danny, viendo la desesperada situación, sabía que debía hacer algo drástico. Con una voz llena de urgencia, dio la orden de llamar a Drogon. El cielo se oscureció aún más cuando el inmenso ser alado descendió, sus alas batían el aire con una fuerza que hacía temblar el suelo. El dragón, con escamas que reflejaban el brillo de las llamas del fuego valyrio, se sumergió en la batalla con una furia controlada, lanzando fuego y creando una especie de barrera entre ambos ejércitos intentando contrarrestar la devastadora arma y dar espacio para replantearse su estrategia.
Sin embargo, el maestre no estaba dispuesto a dejar que el dragón alterara el equilibrio de la batalla. Con precisión calculada, cambió la punta del arma a un tipo de arpón reforzado y comenzó a disparar proyectiles con una fuerza implacable. Cada uno de estos arpones parecía tener un objetivo claro: el dragón de nuestra reina. Uno tras otro, los arpones se clavaban en el imponente cuerpo de Drogon, y con cada impacto, el dragón emitía un rugido de dolor. La criatura comenzó a tambalearse en el aire, su vuelo volviéndose errático. Los intentos de Danny por controlar a su hijo se volvían cada vez más frenéticos, pero el control se deslizaba de sus manos.
El panorama en el campo de batalla parecía desfavorable. Las fuerzas Targaryen estaban en desorden, su dragón herido y en caída libre, y los soldados de Jaime avanzando con una seguridad que se sentía casi aplastante. La desesperación era palpable en las filas de Danny. Pero justo cuando la derrota parecía inminente, un nuevo rugido resonó en el aire.
Desde el horizonte, apareció un ejército que brillaba con la promesa de esperanza. Era Sansa, montada en su caballo y al frente del ejército de los Arryn. Los estandartes de los Arryn se alzaron con orgullo mientras el ejército se desplegaba en formación de batalla. Los hombres de Sansa, con su porte decidido y sus armas preparadas, avanzaron con una determinación renovada. La presencia de los Arryn cambió inmediatamente la dinámica de la batalla. Los soldados de Jaime, que estaban avanzando con tal seguridad, se encontraron de repente enfrentando a un nuevo frente, los tenían acorralados.
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El retorno de los Targaryen
FanfictionEste es un #Jonerys fanfic. Cuenta la historia de como habría sido todo si Jon se hubiera criado con Daenerys en Winterfell y hubiera descubierto la verdad sobre su origen, la verdad sobre sus padres.