36. Predicciones y Promesas: El Camino a Darry

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El sol comenzaba a asomarse a través del muro, el clima, si bien seguían helado, estaba cargado de esperanza. En menos de 24 horas, salvajes y cuervos habían sido testigos de la resurrección de un rey, la aparición del cuervo de tres ojos, y el resurgimiento de una princesa Targaryen.

Daenerys y Aegon despertaban con los primeros rayos de sol que se asomaban a través del muro, algo en ellos habían cambiado y la noche anterior, mientras se amaban intensamente, prometieron no volver a separarse nunca.

La otra recámara, una conflictuada Meera no había podido dormir en toda la noche. Su cabeza daba mil vueltas tratando de descifrar cómo se sentía con su nueva identidad. Su reflejo era diferente, aquellos ojos verdes con los que se había acostumbrado a reconocerse habían desaparecido y dejado a dos brillantes amatistas en su lugar. Sus ojos violetas la confundían, y la hacían tener rencor hacia su padre adoptivo. Ella entendía que su él lo había hecho para protegerla, pero consideraba que le tenía la confianza suficiente como para haberle confesado la verdad en persona. ¿Quién era ahora? ¿Targaryen o Reed? ¿Princesa o Doncella?

Se alegraba de tener un hermano, la pérdida de Jojen la había dejado muy sola, Aegon no era un reemplazo, pero ella se alegraba de tenerlo. Se sentía muy entusiasmada por conocerlo más, conocer a sus sobrinos, y reclamar su dragón. Pero antes de todo, quería ver a su padre, a Howland, aquel que la había criado como suya y la había protegido de todo mal, el que le enseñó a cazar, nadar, y a sobrevivir. Todos le decían que estaba loco por enseñarle aquellas cosas a una niña, pero Meera agradeció cada segundo de aprendizaje cuando estaba del otro lado del muro. Aquellas enseñanzas le permitieron llegar a ese punto.

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Daenerys entró en la sala de reuniones con una expresión que mezclaba determinación y preocupación. La campaña por el trono no podía esperar.

"¿Todo bien, amor?" preguntó Aegon, girándose para enfrentarla. Su voz, aunque marcada por el sufrimiento, aún poseía la fuerza que siempre le había caracterizado.

"Lo estaré cuando tengamos todo en marcha," respondió Daenerys, acercándose para tomar su mano. "Saber que estamos completos nuevamente me da fuerzas, pero aún nos queda mucho por hacer."

Aegon asintió, apretando su mano con ternura. "Sí, el trono nos espera, pero antes de eso, debemos liberar Winterfell. Ramsey no puede seguir dominando el Norte. Sansa necesita nuestra ayuda, y es crucial que recuperemos su fortaleza para asegurar nuestra posición."

Daenerys miró un pergamino que descansaba sobre una mesa cercana y quedó pensativa "¿Cómo vamos a comunicarles nuestro plan?"

Aegon le enseño un pergamino manuscrito por él que tenía en su mano, llevaba un mensaje listo para ser enviado. Se acercó a él maestre Aemond, y le dijo "Envía un cuervo a Sansa en Darry. Debe saber que vamos en camino para ayudarla. Pero también hay algo más que debo hacer."

Daenerys y Aemond salieron de la sala, y se dirigieron al comedor, lugar donde estaba Meera.
Aegon se dirigió a su hermana, quien sentía una necesidad urgente de conectarse con su pasado.

Meera estaba escribiendo frenéticamente una carta, sus pensamientos corriendo tan rápido como sus manos. Finalmente, se alejó de la mesa y selló el pergamino con cera. "Este mensaje es para mi padre," dijo mientras le entregaba la carta a un maestre. "Necesito verlo. Hay tantas cosas que quiero preguntarle."

Bran la acompañan, pensativo y a la vez disperso como era costumbre desde que se había convertido en el cuervo de tres ojos, pero por un momento recobró su verdadera personalidad y le dijo a su amiga: Descuida, todo saldrá bien, lo sé"

El retorno de los TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora