13. La campaña de Daenerys III

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Aegon:

El pueblo la adoraba, los niños se acercaban a Daenerys para tocarle la mano o para agradecerle, y ella sonreía y los escuchaba, había nacido para ello, tenía un don nato que yo no poseería ni con toda la práctica y lecciones del mundo entero. Me encantaba mirarla, y guardaría esta escena en mi mente por el resto de mi vida.

Ya con la ciudad liberada, no teníamos motivo para permanecer, al igual que con Astapor, Dany designó a un consejo para mantener el orden. Así comenzamos nuestro camino hacia la última ciudad, la mayor ciudad esclavista de la Bahía de los Esclavos, esta vez con mayor precaución ya que seguramente conocían los rumores de lo que había pasado en las otras dos ciudades, de seguro nos estarían esperando.

Habíamos acordado con Dany en proteger a Irina ya que sería un blanco fácil, nos turnaríamos y la llevaríamos volando con Phantom, en el cielo estaría más segura que por tierra. Y mi pequeña parecía feliz con la idea de volar,pude ver en su mirada algo que no pude identificar, una sensación única y nueva para mí, pero llena de regocijo, sus pequeñas manos aferrándose a las perladas escamas del dragón, y su sonrisa al voltearse y ver a Dany sosteniéndola fueron impagables.

Nuestra procesión duró varios días, por la noche acampábamos y apenas salía el sol retomábamos nuestro camino. A medida que avanzábamos, el calor se hacía presente con mayor intensidad, y a mi pobre amigo Ghost le costaba respirar, no podía culparlo, su pelaje lo protegía para el norte de Westeros, no para estas tierras áridas y desérticas. Una tarde, Melisandre se acercó y ofreció su ayuda para que Ghost no sufra tanto, por un momento temí que lo fuera a sacrificar, pero la sacerdotisa al ver mi semblante de temor me tranquilizó aclarando que conocía una pócima para bajar la temperatura temporal unos grados, y así mi peludo amigo pudo sobrellevar el viaje de mejor manera.

Desde el cielo con mi pequeña podía observar toda la caravana, pero lo más importante, podía observar a Dany, siempre con su semblante de confianza y seguridad, era toda una reina. Sin embargo, había algo que no me gustaba, alguien que despertaba toda la ira y celos en mi, observaba como Daario Naharis la intentaba cortejar cuando no estaba con ella. Ese maldito mercenario quería robarme a mi prometida, pero no debía enfurecerme, Dany sabía como rechazarlo sin perder su ayuda.

Sobrevolando el camino costero que va de Yunkai a Meereen pude ver algo para lo cual no estaba preparado, mi niña tampoco y estalló en lágrimas, en él  habían destripado y  crucificado   a mas de cien niños señalando hacia la ciudad, claramente era un mensaje para mi prometida. Pero eso no era todo, más adelante se podía observar todo el camino totalmente devastado, los lagos eran de color rojo sangre y el camino negro como el carbón.

Descendimos rápidamente para dar aviso de lo que nos esperaba allí, nuestros planes se verían fuertemente afectados, ya que si el asedio se prolongaba, nuestras fuerzas morirían en el intento. Dany no entendía el porqué de nuestro descenso ni porqué Irina lloraba desconsoladamente, tenía que explicarle, pero no podía hacerlo frente a mi pequeña, ya bastante se le habían grabado esas imágenes como para refrescárselas. Missandei la tomó en brazos y luego e conté todo a mi amada.

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Daenerys:

Era imperdonable, los sabios amos de Meereen deberían pagar por sus crímenes, mancillar a esos pequeños e inocentes niños no tenía perdón alguno, debían sufrir. Pero antes debía liberar la ciudad, tal como dijo Aegon, no podríamos hacer un asedio prolongado, sobre todo me importaba la vida de mi ejército y no los arriesgaría en vano. 

El retorno de los TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora