El retorno de los Targaryen

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Daenerys:

_¡Ya es hora mi amor!, ¡Tenemos que llegar a nuestra habitación rápido!-le dije a Aegon en un grito

El me tomó en brazos y me llevó con urgencia a nuestra recámara, me depositó sobre la cama y fue a buscar ayuda. En un instante Missandei, Melisandre y varias doncellas estaban rodeándome y preparando todo, hacía unas semanas que habíamos decidido que la sacerdotisa sería quien traiga al mundo a nuestro bebe, ella tenía experiencia y era de las personas en quien más confiábamos.

_Majestad, ha roto la fuente, en breve podremos comenzar_dijo tranquilizandome ya que conocía todos mis miedos, el temor que tenía a que se repitiera lo que pasó con mi pequeño Rhaego.

Se oyeron las puertas abrirse de par en par, volteé para ver que pasaba, y allí estaba mi esposo, Aegon corrió a mi lado y se sentó agarrándome una mano_ Lo haremos juntos Dany_dijo  y me besó la frente.

_Ya estamos listos, cuando le diga puje suavemente_ dijo Melisandre 

Y así lo hice, cada vez que me lo ordenó pujé con la esperanza y las ganas de ver a mi bebe, cada fibra de mi cuerpo sentía un dolor inigualable, todo en mi quería dejar de pujar, pero no podía, sabía que luego del esfuerzo podría tener lo que más añoré, un hijo en mis brazos.

_¡Puje por última vez majestad, puje con todas sus fuerzas y podrá ver a su heredero!_ pidió la sacerdotisa, y así lo hice, no sabía que tenía tanta fuerza, por un instante me sentí la persona más poderosa del mundo, sentí que podría lograr todo lo que me proponga, me sentí completa. Y allí se escuchó el llanto, el ruido más hermoso, mi bebe.

_¡Es  un varón!_ exclamó y comencé a llorar de la felicidad. Melisandre lo arropó y me lo entregó, era un bebé hermoso, en su cabeza se asomaba una pelusa color plata, y al abrir sus pequeños ojitos pude ver los ojos de Aegon, grises y profundos, me recordaban a mi hogar, al Norte.

_¡Es hermoso!¿Cómo lo llamaremos Dany?-preguntó Aegon

_Me gustaría que se llame Rhaegar, como tu padre y mi hermano_dije mientras miraba a mi pequeño

_Me gusta, Rhaegar II Targaryen_

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Aegon:

Dany estaba más que feliz, cada día la notaba más resplandeciente, se levantaba con una sonrisa, tomaba en brazos a nuestro hijo y se volvía a recostar a  mi lado con el pequeño Rhaegar en medio de los dos. 

El se portaba muy bien, casi ni lloraba y era muy tranquilo, le gustaba estar siempre en brazos, pero lo más sorprendente era el vínculo que tenía con Irina, todas las tardes, luego de sus lecciones, ella le contaba un cuento a su hermano, cuentos relacionados con la historia de nuestra familia, de lo que le pasaba diariamente, e incluso le contaba sobre sus sueños; Rhaegar la observaba con sus pequeños ojos como si en verdad la entendiera, y si ella se retrasaba un poco, el comenzaba a llorar.

Una mañana, llegó una carta de mi hermana, Dany la recibió y me la entregó. Contaba que le gustaría encontrar un pretendiente, alguien en quien confiar y con el que se pueda sentir segura. Le pasé la carta a mi esposa para que leyera las noticias pero su rostro comenzó a empalidecer, _¿Qué ocurre Dany?_ pregunté. 
_Aegon, ¿Tienes las otras cartas que te envió Sansa?_

_Creo que sí_ fui a buscarlas a mi baúl y allí estaban todas, desde la primara hasta la ante última que recibí, se las entregué a mi esposa y ella las esparció por la cama, comenzó a leer una a una, y las fue separando en dos pilas.

_Estas cartas de aquí las escribió Sansa_ dijo señalando a la primer pila, no había más de 10 cartas_ Y estas, no son de ella, esta no es su letra Aegon_ dijo señalando a la mayor pila, eran mas de cuarenta cartas.