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Patrick

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Patrick...

Acabamos la noche yendo a dormir, al principio pensé que nos acostaríamos en la misma cama, pero ella se despidió cuando pasamos por mi cuarto. Beso mi mejilla, dio media vuelta y se marchó. Me quedé en el pasillo hasta que se metió a su cuarto y cerró la puerta, seguí allí unos minutos hasta que mis pies siguieron su rastro. Me paré frente a su puerta, levanté mi mano queriendo tocar su puerta, pero mi pulso tembló.

Suspire, solo acercando mi cara a la fría madera —Dulces sueños, princesa.

Regrese a mi cuarto, pase la noche pensando y deseando que al día siguiente todo saliera de manera perfecta. Las horas pasaron de manera demasiado lenta, luego de algo que pareció interminable vi como los rayos de sol comenzaban a aparecer por la ventana. No perdí tiempo y me levanté, con intenciones de ir a prepararle un desayuno para felicitarla por su cumpleaños.

Al parecer Ethan estaba esperándome ya que cuando abrí mi puerta, escuche su quejido. Caminé rápidamente a su cuarto y al abrirlo, lo vi sentado en su cunita, con las manos saliendo entre la barandilla.

—Feliz vida, mi campeón— sonreí mientras me acercaba a la camita para sacarlo. Al tenerlo en brazos, no pude evitarlo y besé toda su carita —Eres lo mejor que me ha pasado, Feliz primer año, mi vida.

Salí con él y me dirigí hacia el primer piso, para mi sorpresa la ama de llaves ya estaba en la cocina. Al vernos sonrió —Buen día señor, ¿en qué puedo ayudarle?

Agradecí que estuviera allí ya que a pesar de que pudiera intentar cocinar algo decente, sabía que iba a fallar. Al final, me senté en el taburete con el bebé y ambos vimos como la mujer cocinaba algo para Rell. Cuando acabo, armo una bandeja muy bonita.

Justo a tiempo para que tocaran la puerta y el escolta de mi ella entrara con un ramo de flores —El repartidor... —me miro, para saber si era yo quien lo había pedido.

—Gracias Tommy —asentí —¿puedes ponerlo aquí? —señalé la mano que sostenía a Ethan ya que en la otra llevaba la bandeja. El asintió soltando, por primera vez frente a mí, una risilla.

Subí haciendo equilibro con las cosas —Si no nos movemos, esto saldrá bien —le susurré a mi hijo.

—PA PA PAPA...

—Exacto, papá esta vez sí lo hará bien.

Terminé abriendo la puerta de Rell con un dedo libre, al entrar la vi descansando cómodamente. Sonreí como idiota quedándome embobado con la hermosa mujer que tenía frente a mí. —hay que estar calladitos, mami sigue durmiendo —le susurre a mi hijo, como si él comprendiera lo que decía.

—MAMM MA...

Abrí los ojos de par en par al escuchar a Ethan, al mismo tiempo. Fiorella abrió los ojos, sentándose en la cama —Ethan dijo...

El Precio de tu CariñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora