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Fiorella

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Fiorella...

Baje luego de haber acostado a Ethan, lo cual me tomo más tiempo del que había esperado ya que tuvimos un inconveniente de por medio donde hubo que bañar a mi hijo y tirar la muda de ropa que tenía puesta. Eso era insalvable, aunque lo metiera a remojar por dos días. Sería imposible sacarle el olor.

Mi madre me dejo sola cuando le explique que le daría el pecho y luego de que durmiera iría a acompañarlos. Me senté en la silla mecedora junto a la cuna, le di de comer y luego de que lograra que se durmiera. Regrese al acogedor sillón cerrando los ojos un minuto. No supe exactamente cuánto tiempo paso, pero me desperté con el suave toque y llamado de Pat.

Me removí, abriendo los ojos y viéndolo un poco confundida. —¿Qué paso? ¿Mamá...

Negó con la cabeza—tus padres se fueron hace una hora, al igual que tu amigo. Tu madre subió a verte para despedirse, pero estabas profundamente dormida—acaricio mi mejilla—le pedí que no te despertara.

—Gracias—el cuarto extrañamente se había vuelto demasiado caluroso, haciendo que mi cara ardiera.

Me levante y ambos salimos del cuarto de nuestro hijo, no sin antes despedirnos de él besándole la cabecita y deseándole buenas noches. Ya en el pasillo, estaba por irme a dormir cuando escuche su voz —Rell...—al mismo tiempo, mi móvil vibro y el suyo también por casualidad.

Lo saque y mire las notificaciones, era un mail de la universidad, invitándonos a una cena para los alumnos que salieron de allí. Levante la vista viendo a Patrick, quien por el ceño fruncido que tenía, supuse que también la había recibido.

—estos sujetos están locos.

—¿Vas a ir? —quise preguntar, solo por curiosidad.

La invitación aclaraba que dicha reunión se realizaría en un salón privado de uno de los hoteles a cargo de la familia Lart. Dicho evento, era ese mismo viernes por lo que solo teníamos un día para confirmar nuestra asistencia.

—¿Tú iras?

Me encogí de hombros —yo pregunté primero.

—que listilla—soltó una risilla—no me llevo muy bien con varios ex compañeros, pero me gustaría ir a enrostrarles que si soy mejor que ellos.

—No es necesario que lo hagas, pero si quieres ir. No soy quien para detenerte— me marche a mi habitación.

A la mañana siguiente, me levante cuando escuche el llanto de Ethan, pero este no se sentía normal. Era más parecido a uno de dolor, como si algo le estuviera molestando. Iba a salir corriendo de mi cuarto cuando Patrick entro cargándolo.

—¿Te asustaste? —venia meciéndolo mientras le hablaba bajo —papá está contigo, no estás solo bebé. —me miro a mi —Creo que se asustó cuando despertó.

El Precio de tu CariñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora