Fiorella...
Por suerte, habían pasado dos días desde que tenía apariciones de Patrick por la cafetería, lo que me tenía un poco más tranquila con respecto a Ethan. Eso a su vez, tenía como resultado, el que esa mujer tampoco estuviera a la vista. El auto que me seguía de parte suya, había desaparecido la noche que rompí el parabrisas con el bate.
En su lugar, un nuevo hombre venia todos los días. Gracias a Jack, sabía que se trataba de un guardaespaldas que Pat había dejado para cuidarme en su ausencia. Nuestro trato era bastante distante, él sabía de mí, y yo de él. Más allá de eso, no había nuevas cosas pasando. Debido al guardaespaldas de mi ex esposo, no podía dejar que Ethan viniera, por lo que debía dejar leche para él en las mañanas cuando me iba de casa, y solo lo veía cuando volvía al almuerzo.
Reduje el horario fuera de casa, para no estar tanto tiempo separados y así no perderme cosas importantes que mi pequeño niño hacía en el día. La mañana había estado bastante tranquila, hasta que vi a mi madre entrar en la tienda.
Aquella mujer, era una que destacaba, aunque fuera vestida con una bolsa de papas, ella saludo a cada empleado amablemente y se acercó a mí al mostrador.
-Amor, que bueno verte-
-¿Qué vas a pedir?- marque en la pantalla.
-¿Qué?- enarco una ceja.
-Anda- le hice un puchero -ayuda a tu hija a progresar, cómprame algo-
Bufo, sonriendo -¿Qué me recomiendas? Mi pequeña pastelera-
-Un matcha latte y un trozo de tarta de ricota-
-Pero ese es el más caro- rodo los ojos.
Me encogí de hombros -claro que sí, dame tu tarjeta-
Puso su bolso de diseñador en el mostrador y saco su cartera, rebuscando el plástico -no puedo creer que mi hija me esté robando-
-No es robo, tú dijiste que te recomendara algo. - la encontré antes que ella y se la saque, pasándola y cobrándole -muchas gracias por tu compra, te lo llevo a una mesa-
-Hm- resopló -es la primera vez que me siento estafada y no puedo quejarme al respecto-
Ella camino hacia una mesa con una buena ubicación mientras armaba su pedido. Tome un batido de frambuesas y un trozo de torta de chocolate para mí, salí de la caja y le pedí a otro empleado que me cubriera mientras hablaba con mamá.
Me acomode frente a ella y me sonrió, con esa mirada tan cálida y pacífica, que me hacía sentir una niña pequeña nuevamente. Estando allí las dos, recordé cuando era pequeña y mamá me llevaba a merendar, conocíamos nuevas cafeterías y armábamos un diario de aquello. Uno que aun tenia.
-Hija- deslizo su mano por la mesa, tomando la mía. -¿Cómo te sientes?-
-Bien- le sonreí, bebiendo mi batido.
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El Precio de tu Cariño
Roman d'amour¿Cuánto esta bien entregarle al otro? ¿Con cuanto alguien se siente satisfecho? Dinero, fama, éxito.. O tal vez... ¿nuestra propia vida? Fiorella se perdió por darle todo a Patrick, Patrick perdio a Fiorrella por quererlo todo..