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Patrick

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Patrick...

La alarma de un móvil que no era mío me despertó, al abrir los ojos note que realmente estaba en la casa de Rell, me gire viendo a mi hijo y mi mujer durmiendo plácidamente. Ellos se veían tan tranquilos y frágiles que lo único que pasaba por mi mente era guardarlos en una caja de cristal que solo yo pudiese ver.

Rell se removió, sintiendo que su móvil seguía sonando. Estiro la mano y lo apago aun con los ojos cerrados. –No quiero ir a trabajar...-se quejó haciendo pucheros.

-No vayas, es temprano- le respondí, haciendo que abriera los ojos y se asustara al verme. Luego entro en razón recordando que nos habíamos dormido en la misma cama y simplemente suspiro.

-¿Cómo dormiste?-

-Hace casi dos años no dormía tan bien- lleve los ojos al bebé que seguía dormido -se ve tan tranquilo- acaricie su mejilla regordeta.

-Ethan siempre ha dormido bien, aunque al principio- soltó una risilla -era un caos, había cambiado su sueño y dormía de día por lo que las noches eran un infierno para mí. Siempre estaba al borde de caer rendida, pero él se encontraba fresco como lechuga-

Me quede escuchando eso, fingiendo que no me dolía un poco el haberme perdido los hitos de mi hijo. Sabía que mucho de lo que había pasado, era mi responsabilidad debido a la indiferencia sin querer que le di a ella. Solo me concentre en el trabajo, sin tener en cuenta que una persona se cansa de dar el 100% en una relación de 50% y 50%.  

Rell se levantó para tomar una ducha mientras me quedaba solo con el bebé a mi lado. Él continuo dormido por unos minutos hasta que despertó en medio de un quejido, extendí mi mano tocando su carita –Hola amor, mami se está bañando. Pero papá está aquí-

Ethan giro su cabeza hacia mí, aun un poco dormido y pareció desconocerme ya que comenzó a llorar. El llanto parecía desesperado, cosa que me hizo sentir desespero. Me levante con él en brazos, tratando de calmarlo, pero al no obtener respuestas me dirigí a la puerta que separaba el baño del cuarto.

-Rell- la llamé.

-¿Si?-

-Ethan...- antes de que siquiera intentara hablar, ella abrió la puerta y me miro confundida. Su cuerpo solo era cubierto por una toalla, el vapor que salía del baño sumado a las gotas que aun cubrían sus hombros.

Me hicieron tragar duro, esa mujer podía volver loco a cualquiera.

-¿Qué pasa?- sonrió viéndome con el bebé-

-Yo...- Ethan al ver a su mamá había dejado de llorar y solo la miraba muy atento –Él... él estaba llorando y yo...-

Soltó una risilla -¿le hiciste pasar un mal rato a papá?-el pequeño rio ante su mamá –oh si, ¿extrañaste a mami?- los ojos verdes de Rell brillaron de amor.

El Precio de tu CariñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora