Capitulo 34: Tarde de señoras.

709 83 28
                                    

POV SAM:

Imposible...

Sujeto con firmeza el celular contra mi oreja, inhalando y exhalando con bastante rapidez sin poder controlar mis más grandes temores.

Esto no está sucediendo.

Todo es un error.

Su voz...

¡No podía ser su maldita voz!

Un desespero agonizante se instala en mi pecho dificultando mi respirar, sintiéndome sofocada y a medida que transcurrían los segundos inclusive mareda.

—¿Samantha?  —mi hermana Stacy asoma su cabeza por el marco de mi puerta, frunciendo el ceño cuando con el terror anclado en mis facciones la miro en busca del auxilio que justo ahora necesito.

—No...No pue...No-no puedo respi... —en medio de inhalaciones y exhalaciones bruscas los ojos se me inundan de lágrimas, llevando una de mis manos hasta mi pecho para aruñar de él como si de esa forma fuese a obtener mas oxígeno.

—¡Rayos! ¿Qué sucede? —corre en mi dirección la pequeña pelirroja, tomándome en sus brazos para envolverme con su calidez —¿Qué ocurre Sammy? ¿Se trata de una pesadilla? Respira conmigo —Me mira directamente a los ojos, sujetando mis mano. Y yo solo tiemblo presa del miedo que se arraiga con cada vez más fuerza a mis huesos —Inhala... —inspira profundo, invitándome a seguir su ejemplo —Vamos, yo sé que si puedes —me anima —...Y exhala. Así es. —como puedo la imito.

Largos minutos en dónde Stacy se propone apaciguar mi ataque de pánico van teniendo lentamente sus resultados, hasta el punto en que desplomandome sobre su regazo descargo todo el temor que sentí a través de las lágrimas que mojan mi rostro.

—Era él Stace... su voz... Estoy segura de que era su maldita voz. —me aferro a las mangas de su suéter, percibiendo como sus dedos se adentran en mi cabello.

—¿A qué te refieres? ¿Ha sido un sueño? —niego rápidamente con la cabeza, intentado explicarle.

—No. Era él. Estoy segura —le señalo el teléfono que cayó al suelo con la mirada, y el aparato solo reluce la foto de pantalla que tengo seleccionada.

Había colgado.

—¿Te refieres a...?

—Jacob... —musito su nombre porfin, estremeciéndome al mencionarlo —...me ha llamado. Estoy segura.

—Es imposible —mi hermana frunce el ceño igual que yo de confundida, tomando el celular entre sus manos mientras yo se lo desbloqueo —No hay registro de llamadas, Sam.

—¡Era él, maldita sea! No se cómo demonios pudo hacerlo, pero era su voz y el efecto que me causó fue igual de escalofriante que años pasados —intento explicarle, desesperada —Dime que me crees, por favor. No me lo imaginé. No me explico cómo lo logró, pero era él.

—Por supuesto que te creo, Sam. Todo debe de tener una explicación ¿Si? —exhalo profundo cuando la sinceridad brilla en sus ojos —Aguarda un minuto, despertaré a Sky.

Diez minutos mas tarde mis hermanas y yo nos encontrábamos en mi habitación con todas las luces del departamento encendidas, intentando pensar que era lo que había ocurrido.

—Llamaré a papá —Sky anuncia finalmente, mientras yo solo me enrollo en medio de las sábanas con la mirada perdida en algún punto de la pared que tenía al frente.

—Es buena idea —Stacy asiente, acostada a mi lado.

<<Serás mía por siempre, Sam. No lo olvides nunca. >> Su advertencia semanas antes de su ataque me eriza la piel, y yo me froto el rostro frustrada queriendome negar a la posibilidad de que cumpla su promesa.

Seducida por un Clarck (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora