Capítulo 30: Irreparable.

1.2K 93 50
                                    

POV SAM:

Si hace un par de meses atrás yo hubiese sabido que un día como hoy, en medio del silencio y las espesas sombras me estuviese adentrando a unos de los callejones más peligrosos de la ciudad en compañía de Aaron Black, hubiese flipado hace ya mucho tiempo.

Okey, recapitulemos.

Mi vida en los últimos meses se podía describir como una jodida montaña rusa infernal. En dónde los problemas, problemas y más problemas era el pan de cada día, y de merienda y cena los infinitos conflictos que tenía con ciertos chicos.

Mi confusa atracción hacia Aaron. El pasado burlándose en mis narices con la reaparición de Damen, y eso sin contar las distintas crisis que batalla el joven adulto de por sí día tras día.

Ya me estaba realmente hartando de todo.

No. Mejor dicho, ya estaba absolutamente cansada de que piensen que pueden jugar conmigo como con una estúpida muñeca de trapo.

Obstinada de los insultos.

De los desplantes, de que me subestimen y de que se me vea como a un objetivo merecedor de todo lo malo en este mundo. Sea o no mi jodida culpa.

Ya basta.

Yo soy Samantha White. Y a Samantha White nadie la jode.

Ya basta de la chica paciente que ignora lo que le hace daño. Ya es suficiente de la mujer que tolera y se abstiene de defenderse.

Ya no más.

Y si toca volver a ser la mujer vengativa que hace un par de segundos acaba de plantear una de las ideas más descabelladas de todas, pues que así sea.

—¿Estás seguro de que podrán ayudarnos? —le pregunto a Black decidida cuando termina de conversar con un par de hombres de aspecto rudo, y el chico a mi lado asiente ante mis interrogantes.

—No hay nada que no pueda obtener cuando me plazca. Y las personas con las que acabo de conversar son los más indicados para lo que necesito —asegura en tono serio, y yo blanqueo los ojos.

—Pero que arrogante —me burlo, cruzándome de brazos.

—Ya luego me darás las gracias. Por ahora andando que en menos de dos horas podrás darte el gusto.

—¿Dos horas? —bufo con fastidio—.En Villa Le'Rossy tenía contactos que en menos de treinta minutos tenían el trabajo ya listo.

—Los objetivos han cambiado. Y no es la misma persona de antes a la que pretendes joder —musita, tomándose su tiempo para luego preguntar con sorna: —¿Con que Damen Clarck, eh? —saca a relucir finalmente el tema que tanto he evadido —Sabía que eras de malos gustos, pero tampoco tan bajos.

—Errores de la adolescencia —me encojo de hombros como si nada —.¿Y tú que vas a saber de lo que me gusta o no? —le reprocho, empujándolo con mi hombro.

Ambos nos detenemos justo frente a un enorme farol que ilumina cada rincón de la estrecha calle, exactamente a un lado de su moto.

—El sonido extasiado de tus gemidos cuando te follo me hace darme una idea. —la sorpresa es notoria en mi rostro cuando las mejillas se me calientan, así que haciendo caso omiso a la suciedad de sus palabras que en cualquier otra situación me fascinaría, me doy la vuelta hasta mirarlo de reojo.

—Creo que ahora mismo no es el mejor momento de rememorar nuestros acostones —comento serena.

—Cierto —eleva una de las comisuras de sus labios, luciendo sexy y pensativo —.Primero vamos a llevarte a que le destruyas el auto a uno de tus ex novios.

Seducida por un Clarck (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora