Capítulo 21: Cruel tortura.

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POV SAM:

03: 18 p.m

Exhalando con suavidad el aire de mis pulmones me remuevo, serpenteando las yemas de mis dedos por las lisas y finas sábanas que me cubren, causándome una grata sensación que me adormece el cuerpo entero.

Estoy exhausta... Pienso sumamente adormilada.

Girándome un poco hacia la derecha busco manera de despertarme, preguntándome internamente que hora ha de ser debido a que aún los rayos del sol ni siquiera han de atreverse a asomarse por mis persianas.

Liberando un bostezo me estrujo los ojos, acostada boca arriba para luego estirar un poco mis articulaciones con ambos ojos aún cerrados.

Cielos, siento que he dormido una semana entera. Frunzo el ceño.

¿Qué día se supone que era hoy?

¿Viernes? No.

¿Sábado? Tampoco, o al menos no estoy segura.

Recuerda, recuerda... Me obligo somnolienta.

A ver, ¿ayer por la noche que sucedió? ¡Cierto! El evento de Asher Black.

Suspiro.

Justo ese en donde...

¡Ay, demonios!

Sentándome con rapidez sobre el mullido y extremadamente cómodo colchón intento ubicarme al mirar hacia mis alrededores, no pudiéndome enfocar con mucho éxito primeramente debido a la poca iluminación que actualmente me rodea.

Confundida y desorientada intento aclarar mi mente y pensamientos, estudiando las frazadas de seda negra que se arremolinan suavemente sobre mis piernas y cintura.

Estoy desnuda...Caigo en cuenta cuando el ambiente frío me eriza los pechos, engrosando los pezones que rojos, sensibles e hinchados me estremecen.

Oh vamos, Sam. Tú solo intenta recordar...

Llevo ambas manos hacia mis sienes con desespero, rememorando minuto a minuto absolutamente todo lo acontecido en la noche de ayer.

La fiesta.

Mi familia.

Un par de ojos azules que me removieron el mundo y...

¡Oh santo Dios!

Girando finalmente hacia mi costado lo veo. Trayendo con su imagen profundamente dormida el remolino de recuerdos que me sonrojan, alterando mi respiración y desbaratando mi afectado juicio.

Su amplio pecho sube y baja acompasadamente, dejando uno de sus brazos por encima de su tintado abdomen y el otro sobre sus oscuros ojos de una forma naturalmente hermosa.

Trago grueso cuando diviso que las mismas sabanas que yo utilizo también lo cubren a él, llegándoles éstas hasta el bajo abdomen de una manera tan tentativa que me acelera los latidos.

Aaron y yo follamos.

Parpadeo rápidamente ante el recuerdo de ese hecho. Y las cientos de imágenes de nosotros dos manteniendo relaciones sexuales en su balcón, sobre esta misma cama y contra la pared frente a mis ojos.

¡Me he follado a Aaron! ¡Durante toda la noche!

Inevitablemente una oleada de nervios me envuelve entera, y seguidamente de aquellas emociones se avecina el tan detestado pánico que me lleva a planificar a una rapidez inhumana el cómo escaparme de esta situación.

Seducida por un Clarck (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora