Capítulo 31: Mi protagonista.

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POV SAM:

—Dioses, Sam. ¡De lo que me perdí! —Sky farfulla asombrada, sentada justo enen centro del sofá que reposa en medio de mi sala.

—¿Y se fueron así sin más? —Stacy lleva un puñado de palomitas a su boca, atenta al relato que les brindo de los sucesos ocurridos una hora antes.

—Asi es. —asiento pensativa —Debería de conversar con Bratt. Algo está ocurriendo y últimamente tiene que darme unas cuantas explicaciones —el recuerdo del desprecio en su mirada al observarme me oprime un poco el pecho, siendo el abucheo de mi hermana Sky lo que me lleva a espabilar.

—¡Que le den! —golpea el cojín que lleva sobre las piernas —El muy imbécil se ha estado portando fatal contigo. Que sea él quien te pida disculpas.

—Esta vez estoy de acuerdo con la chismosa —mi hermana menor secunda, obteniendo un asentimiento entusiasmado por parte de la aludida.

—Exacto... —asiente efusiva, hasta que poco tiempo después cae en cuenta de cómo le han llamado —Espera, ¿Qué? ¿Cómo que la chismosa? —la pelirroja se cruza de brazos ofendida, y yo blanqueo los ojos mientras vislumbro su pequeña discusión.

El ambiente en el departamento había estado realmente tenso tras la partida de Damen y Bratt, siendo la aparición reciente de mis dos hermanas lo que me ha salvado de volverme completamente loca.

Literalmente me han encontrado en pijama, despeinada, con la puerta abierta de par en par, un florero tirado al suelo y a mí ubicada en medio del recibidor pálida y aturdida.

¡Un jodido desastre!

Así pues, ambas preocupadas me han llevado a rastras hasta sentarme, exigiendo explicaciones de por qué mi semblante tan distraído.

Y aquí estamos, en medio de una conversación. Una frente a la otra con música de Taylor Swift de fondo y palomitas con Nutella en una enorme bandeja.

—Lo importante es que nada pasó a mayores —Sky acota —Conociendo al troglodita de Damen... —manifiesta con rencor —es de sorprenderse que no estemos ahora mismo en el hospital visitando a Dawson debido a una fractura de nariz. Otra vez.

—¡Que horror! —Stacy se espanta.

—Definitivamente voy a marcar distancia extrema a todo aquel ser humano que sea de género masculino. ¡Me harán enloquecer!

—Te apuesto a que a papá le encantaría esa idea —la risa de Stacy se me contagia, siendo Sky la que decide tomar la palabra:

—Ni tú te lo crees, hermana. Eres fanática obsesiva de las pollas.

—Me declaro culpable —suspiro dándome por vencida, y  un nuevo recuerdo inunda mi mente —. Hablando de pollas... —las observo a las dos con una sonrisa pícara adornando mis labios —¿A qué no adivinan quién se lo ha montado en grande sobre el coche del engreído?

—Ay, no. Por favor no —Stacy se estampa el cojín en la cara, evitando a toda costa oir mis sucias declaraciones.

—No queremos saber a quién te has folla...

Casi he follado con Aaron, mejor dicho —corrijo —.Otra vez.

—¡Lo sabía! —Sky aplaude con emoción —traes toda la pinta de zorra post coito. Y el pelinegro buenorro tiene bastantes vibras de buen polvo.

—¿Post coito? ¿Es en serio, Sky? —enarco una ceja.

—¿Qué? ¡Es real! —asegura señalandome.

Stacy y yo estallamos en carcajadas, y aprovechandonos de la cómplice privacidad les hago un resumen a mis hermanas del desastre hormonal y sentimental que ha sido mi vida durante los últimos meses.

Seducida por un Clarck (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora