Capítulo 5: Azotea.

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POV SAM:

En mi familia, desde que tengo uso de razón, siempre se nos ha inculcado que la unión, el amor y una buena comunicación eran de los pilares más fundamentales para mantener consolidada la misma.

Por consiguiente, desde muy niña me gustaba poder pasar tiempo con mi seres queridos. Amar, proteger y compartir con mis hermanas—A excepción de la ropa con Sky en vista de que es todo un desastre —y viceversa.

Stacy Blair y Sky Ann White.

La primera siendo la menor de las tres al tener actualmente diecinueve años de edad.

Mujer correcta de buen carácter. Obsesionada con mantener el control y orden mismo,  ayudando en lo que pueda y más a las demás personas.

Hoy en día continúa viviendo con nuestro padre, acabando de culminar el instituto y tomándose un tiempo para pulir sus técnicas en lo que a la gastronomía se refiere.

Tenía entendido que el año entrante tenía planificado  y estipulado ingresar al The Culinary Institute of America. Una de las universidades más importantes en el mundo de la gastronomía. Siendo considerada además como el Harvard de la alta cocina.

Sabía perfectamente que lo iba a lograr. Siendo una de las jóvenes más testarudas y centradas que he conocido.

Por otro lado, se encontraba Sky.

El tornado torpe, hermoso y de la mala suerte andante de nuestra enorme familia.

Y la cual, a sus cortos veintiún años de edad se había convertido en una de las bailarinas más prometedoras de Brodway, y una excelente escritora con dos de sus libros disponibles en Wattpad  publicados por importantísimas editoriales que la apoyan y engrandecen su trabajo.

La pelirroja de pecas era muy feliz teniendo éxito de la mano de dos de sus más grandes pasiones, ý el que me sonriera tan chispeante y abierta a través de la pantalla de mi laptop me lo confirmaba.

—¿Te puedes creer que ayer fuí al súper mercado y al rededor de veinte chicas se me acercaron alegres para pedirme un autógrafo? —se muerde el labio entusiasmada, con la mirada perdida en aquel recuerdo —¡Estaba que me orinaba de la emoción!

—¿Lectoras?

—¡Sí! —se alegra —Y seguidoras de mi baile también... —Se acomoda el cabello —.Fué una experiencia muy bonita y de la cual creo que nunca jamás en la vida olvidaré.

—Te lo mereces —Le recuerdo  bastante orgullosa —.Aún cuando no le veo mucho sentido a eso de enamorarte de personas que no existen.

—Eso es porque deconoces la perfección de los personajes literarios —refuta —.Igual muchas gracias, moría ya por contartelo.

—Para eso estamos, ¿no? —Le digo —Y perdona por no haber podido llamarte antes. Ultimadamente he tenido la cabeza en las nubes y ya sabes que...

—¿Todo en orden? —percibo mucha preocupación en aquella pregunta —Es decir...Sabes que puedes contarme cualquier cosa ¿Cierto?

—Lo sé, y descuida. No es nada que...

—No puedas resolver —culmina la oración por mí, conociéndome como a la palma de su mano —.Las veces que he oído esa frase no siempre terminas en buen estado. Me preocupas, Sam.

Arrugo un poco la nariz, a sabiendas de lo mucho que me disgustaba alarmar a mis hermanas.

—Ya deja el drama, tonta. Han pasado casi cuatro años desde aquello.

A mí mente llega el recuerdo del tormento que tambaleó durante un año mi vida. Aún con el reproche azotándome por haberme pintado yo misma en la cabeza cosas que nunca debí siquiera haber considerado.

Seducida por un Clarck (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora