Capítulo 28: El cumpleaños de Khloe.

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POV DAMEN:

¿Qué diablos hacen aquí?

Diviso irritado a las tres personas frente a mí, las cuales sin importarle ni un poco mi rostro de pocos amigos se creen con el derecho de pasearse por el lugar como si estuviesen en sus casas.

—Ya te echaba de menos, hermanote —Bastian sonríe divertido mientras se acomoda en el mullido sofá de la sala principal, y yo blanqueo los ojos a sabiendas de que hace menos de una hora estuve viviendo con él en el penthouse de Eros.

—Te soporté una eternidad en mi casa, ya es hora de cobrarme el favorcito—El castaño en cambio se dirige directo a mi cocina, y desde aquí percibo el sonido de la puerta de mi moderno y nuevo refrigerador siendo rápidamente abierto—¿Te importa si te robo un poco de soda?—Se ríe durante unos segundos—.Por supuesto que no me interesa lo que te importe.

Paciencia, necesito mucha paciencia.

El día de hoy finalmente estaba completamente lista la remodelación de mi nuevo pent house. Había terminado por completo el traslado de mis cosas hace una hora, librándome al fin de las molestias de mis dos hermanos. O eso creía.

Eros y Bastián se reúnen en completa confianza frente a el enorme Smart TV de última gama que se encuentra en mi sala, tomándose el atrevimiento de encender mi Play Station, alternandose los controles entre ellos mismos.

—Necesito que me hagas un favor—inhalando profundo finjo padecer de sordera, obviando la presencia de Athena Clarck observándome desde el centro de la estancia —.Bueno, quizás dos.

—Yo no hago caridad.

—No seas idiota —blanquea sus ojos azules cuando finalmente la veo, luciendo un elegante vestido apretado en color crema, y el cabello largo, negro y liso a la altura de su cintura —.Es por tu sobrina.

—¿Y se supone que eso me hará cambiar de opinión? —camino hasta pasar por uno de sus costados, trazando el trayecto hasta la habitación principal en mi mente —Es tu hija, no la mía. Así que resuelve tú.

—¡Joder, Damen!—bruscamente me toma por la muñeca derecha, plantándose firme y recta delante de mi, justo antes de ingresar a uno de los pasillos —¡Solo escúchame! —El azulado de sus iris me enfrenta con palpable furia, recordándome momentáneamente al carácter de nuestro padre que en paz descanse.

Athena desde pequeña ha sido muy caprichosa y de terrible carácter. Sino le dan lo que se le antoja, hay que tener por seguro que contaremos con uno de sus berrinches hasta que se sienta complacida.

—Yo soy tú y la dejo hablar. La última vez que decidí ignorarla terminé con un par de hematomas en mi pierna derecha y la remota posibilidad de no poder concebir hijos —Bastian se ríe aún con la mirada puesta en el juego, y Eros a su lado niega de lado a lado luciendo divertido.

—¿Quien diría que la pequeña Athena tendría los mejores puñetazos entre todos?—Eros cuestiona entretenido. 

—En comparación a ustedes tres, hasta la pequeña Khloe los superaría, nenitas —La pelinegra se burla aún sin dejar de acosarme, y yo me libero de su agarre para luego cruzarme de brazos, apoyándome cómodamente contra uno de los muros.

—¿Qué tengo que hacer para que finalmente me dejes en paz?

—Morirte, posiblemente—responde a mi pregunta con malicia, instándome a bufar con cansancio.

—Que consuelo —murmuro desinteresado —.Ya habla antes de que me arrepienta.

La pelinegra gira los ojos debido a su disgusto ante mis prisas, más sin embargo eso no la cohibe de demandar claramente lo que ya de por sí me estaba sospechando.

Seducida por un Clarck (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora