El silencio en la habitación es pesado, casi sofocante. Estoy sentada al borde de la cama, mirando fijamente el cuaderno de dibujo que tengo en las manos, pero mi mente está en otro lugar, perdida en los recuerdos de la noche anterior. No puedo dejar de pensar en Max, de la manera en que sus labios se encontraron con los míos, en cómo me hizo sentir cosas que pensé que estaban enterradas, olvidadas.
No deberías estar pensando en él de esta manera. No debería sentir este torbellino de emociones que me sacuden, pero aquí estoy, atrapada en una red de deseos y remordimientos que no sé cómo deshacer. Siento como si estuviera al borde de un precipicio, luchando por mantener el equilibrio mientras mi corazón y mi mente tiran en direcciones opuestas.
Incapaz de contener la marea de pensamientos, finalmente abro el cuaderno de dibujo y tomo el lápiz con manos temblorosas. Empiezo a dibujar sin pensar demasiado, dejando que mis manos hagan el trabajo que mi mente no puede procesar. Mis dedos se mueven con rapidez, delineando la forma de sus ojos primero. Esos ojos azules, penetrantes, que parecen ver más allá de la superficie. Cada línea que trazo es un reflejo de lo que él me hace sentir: la intensidad, la confusión, el deseo.
Luego, dibujo sus cejas gruesas, perfectamente arqueadas, que le dan esa expresión seria pero enigmática. Mis trazos se vuelven más seguros cuando paso a su nariz, recta y definida, y luego a sus labios. Ah, esos labios. Todavía puedo sentirlos sobre los míos, suaves pero firmes, cargados de una promesa que me asusta tanto como me atrae.
Sin detenerme, dibujo el contorno de su mandíbula, fuerte y masculina, y la línea de su cuello, que desearía acariciar con mis dedos. Su cabello castaño oscuro cae de manera desordenada, pero con ese estilo natural que lo hace ver siempre perfecto. Paso al torso, dibujando sus hombros anchos, su pecho definido, recordando cómo se sentía tenerlo tan cerca, tan íntimamente cerca. Finalmente, termino con sus manos, grandes y fuertes, las mismas manos que me sostuvieron anoche, que me hicieron sentir segura y deseada.
Cuando termino, dejo el lápiz sobre la cama y miro el dibujo. Ahí está, Max, capturado en papel con toda la intensidad de lo que siento por él. Pero el dibujo no solo lo representa a él. Es un reflejo de la confusión que me consume, de cómo él ha logrado desatar un torrente de emociones en mí que no puedo controlar.
Mis pensamientos vagan de nuevo a Kadir, a lo que una vez sentí por él, a cómo lo perdí. Casi sin pensar, me levanto y busco entre mis cosas el dibujo que hice de Kadir hace tanto tiempo. Lo arranco con cuidado del cuaderno y lo coloco al lado del retrato de Max.
Mi corazón se detiene un instante al notar las similitudes entre ellos. No son idénticos, claro, pero hay algo en sus rostros, en la manera que los capturo, que los conecta. Esa misma intensidad en sus miradas, la fuerza en sus expresiones, como si ambos estuvieran destinados a dejar una marca imborrable en mi vida.
—Estoy perdiendo la cabeza... —murmuro, sintiendo una mezcla de miedo y desesperación.
Mis dedos trazan las líneas de los dibujos, tratando de encontrar alguna respuesta, pero solo consigo más preguntas. ¿Qué es lo que estoy sintiendo realmente? ¿Cómo es posible que Max y Kadir puedan afectarme de esta manera, que sus imágenes se entrelacen en mi mente hasta el punto de hacerme dudar de todo?
Incapaz de soportar más, decidido que necesito despejarme, hacer algo para aliviar la presión que siento en el pecho. Me levanto de la cama y me dirijo al baño, dejando que el agua caliente de la ducha caiga sobre mí, como si pudiera lavar las emociones que me inundan. Cierro los ojos, dejando que la calidez relaje mi cuerpo, pero mi mente sigue atrapada en ese beso, en la sensación de tener a Max tan cerca, tan real.
Cuando salgo de la ducha, no me molesto en vestirme como de costumbre. Simplemente me pongo una camisón de seda, largo y ligero, que se adhiere a mi piel húmeda. Normalmente, habría elegido algo más adecuado, pero ahora mismo estoy demasiado alterada para preocuparme por eso. Lo único que quiero es volver a mi cuaderno, a esos dibujos que parecen ser la única forma de entender lo que estoy sintiendo.
ESTÁS LEYENDO
VIDAS CRUZADAS | #1 [COMPLETA]
RomanceEn un pequeño y tradicional pueblo, dos almas se encuentran y forman un vínculo irrompible, transformando una simple amistad en un amor profundo y apasionado. Sin embargo, su felicidad se ve amenazada por fuerzas externas que desean separarlos a tod...