𝐕𝐄𝐈𝐍𝐓𝐈𝐓𝐑𝐄́𝐒

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Alex se veía orgulloso de lo que acababa de hacer, su rostro reflejaba eso y una sonrisa mientras caminaba junto a mi.

En conclusión, le había rechazado la foto a la chica diciéndole que era una; 'descarada hambreada, muerta de hambre, hija de su puta madre', algunos insultos como esos hasta que la chica se puso a llorar, la madre amenazó a Alex pero le valió madres.

─me mame. ─entre risas hablo el pelinegro y sonreí.

─te mamaste.─afirme y solo sonrió.

Aunque fuera casi una semana desde que estaba con Alex su vocabulario se habia vuelto poco a poco parte del mio, el era una persona divertidisima, amaba todos sus lados, aunque no estaba segura si de forma romantica.

─no mames. ─paro se caminar e imite su gesto, tenía una cara de pánico, estaba segura que algo estaba mal, lo que hizo que yo también me pusiese nerviosa.

─¿que pasó? ─pregunte preocupada.

─soy un pendejo neta. ─golpeo la frente de su rostro con la palma de su mano levemente. ─¿como te explico? ─pregunto, lo que causó más intriga en mi.

─nose de que me hablas Alex. ─respondi y un suspiro por su parte salió.

─es que, es que, cuando te dije que te esperaras ahí iba a ir a comprar algo. ─resumio y solo asenti esperando más información. ─lo que pasa es que había visto un ramo de tres flores bien chingonas, así de tus flores favoritas y te las compre, pero cuando mire a la señora que andaba chingue y chingue, pos las pague pero el señor de ahí se quedó con las flores. ─volvio a hablar, yo sonreí con ternura y lo abrace dejándolo sin mover.

─no tienes que darme detalles como esos, esta bien. ─avise viendo que aún no se movía, hasta que el correspondio por fin al abrazo.

Nos separamos un poco y simplemente tomó mi brazo para comenzar a caminar.

─te voy a mostrar un puesto chingon para comer. ─indico y solo asenti, comenzamos a caminar por aquella plaza con algunas miradas encima, quería ignorarlas pero no podía, al punto que ya era algo incómodo para mi.

Seguimos caminando hasta llegar a un puesto de comida variada, incluso mexicana.

─si estas pensando que la comida de aquí es igual que la de México, lamento decirte que estas pendeja. ─parecía que había leído mis pensamientos y rei un poco. ─es que, estoy seguro que te ibas a pedir comida mexicana, nomas para que veas que leo mentes eh. ─hablo una vez más y solo sonreí.

Avanzó la fila y era nuestro turno de pedir.

─yo pago. ─saco una tarjeta una vez que pidieron que pagase, solo agradecí con una sonrisa y el la devolvió igual.

Esperamos poco tiempo y por fin estaba nuestra orden, la recogimos y nos sentamos en unas banquitas para comer en el lugar.

Pasamos charlando un rato entre risas y anécdotas.

─¿nunca te has enamorado? ─pregunte una vez más y el pareció pensarlo.

─no pos, fijate que en la primaria... ─comenzo a contar y lo veía entusiasmada.

Seguimos contando cosas de nosotros, fue un momento que jamás olvidaría, y diría yo que era de los mejores momentos.

─te tengo una propuesta, así bien chingona. ─dijo comiendo un poco de su comida.

─¿que es? ─cuestione.

─mira, hace poquito mire sobre un club de voleibol, recordé que me habías dicho sobre tu sueño y quería preguntarte si aún quieres continuar con eso. ─hizo la propuesta dejándome pensando un rato.

¿Queria volver al mundo del deporte? Desde que tenía 10 años aproximadamente era fan de aquel deporte, diría que era mi vida, hasta que comenzaron los inconvenientes, eso era culpa de mis padres también.

─yo te apoyo la neta, no te he visto jugar pero se que eres una mamona que puedes. ─animo, no voy a negar que en ese momento mis ánimos subieron de entrar, aunque mi economia estaba de lo peor.

─no tengo suficiente dinero Alex, se que si entró a un lugar como esos no sólo consta de talento, también de dinero y tiempo. ─explique y el me miro mal.

─______, tiempo tienes suficiente, talento no me queda duda si eras de un equipo desde la primaria, y pos, si se que tu vida esta de la verga, pero me tienes a mi, te voy a apoyar en todo, y sobre el dinero no te preocupes. ─comenzo a resolver, no sabía si sentirme halagada o sentirme mal por decir que mi vida estaba "de la verga".

─¿amigo o hater? ─pregunte y sonrió.

─ambos.─comio poco más y lo golpee despacio, pero era una persona demasiado dramática.

─¡ah! ¡Ay! ¡Mi bracito! Pinche Nini, casi quedo sin brazo. ─se quejo con su tono de "lloriqueo" y me cruce de brazos.

─eres un dramático Alex. ─me queje y el río.

─tu mamá pendeja. ─se defendió.

─¿que mi mamá es pendeja? ─pregunte, sabía que el insulto era para mi, aun así quería molestar.

─tambien a la verga. ─bromeo riendo. ─no es cierto, las mamis son sagradas. ─recordo.─aunque la tuya es mala. ─otra vez bromeó y reímos.

Estar con Alex era un montón de sonrisas, era lo único que me quedaba, pero a la vez el mejor tesoro que podía tener...

𝑳𝑨 𝑷𝑹𝑶𝑴𝑬𝑺𝑨 𝑫𝑬𝑳 𝑨𝑴𝑶𝑹  (☯•Quackity × tu•☯) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora