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Más allá de la media mañana y ya metiéndose el medio día, Matthew Murdock y Franklin Nelson habían llegado al complejo de Los Vengadores. El ambiente estaba tan cargado que una vez puso un pie dentro del recinto, Matt se estremeció.

—Matt esto es... Es mala idea. —susurró algo nervioso Foggy. Matt ni se inmutó.— aquí hay gente peligrosa, quizás mucho más que Fisk. Mucho más que Frank.

—Son los buenos. —le quiso tranquilizar Matt esperando a que el agente virtual de Tony les diera acceso a las instalaciones.

—¿Y quién lo ha decidido? Yo no estoy de acuerdo con la sentencia del Soldado de... Ay —y guardó silencio inmediatamente. Se habían encontrado frente a frente con Bucky.

Bucky tenía una expresión indescifrable. Parecía molesto, parecía enfadado, ¿pero también sereno, quizás? Lo que estaba claro es que a Foggy le bastó cruzarse con el súper soldado para temblar de miedo. Era de espalda ancha, brazos musculosos, muy musculosos. Nunca había visto tan de cerca a alguien tan fuerte. Bucky estaba sin camiseta, su brazo de metal resaltaba mucho más, sus cicatrices también. A Foggy le daba miedo.

Foggy tragó saliva, esperaba que Bucky no hubiera escuchado que no estaba de acuerdo con la sentencia del Soldado de Invierno, porque delante de sí mismo tenía a posiblemente el hombre más temido de todo el país. Bucky respiraba algo agitado pero luchaba por lucir tranquilo. Acababa de pelearse con todo el equipo prácticamente. Tenía heridas, marcas y sangre. Sangre que no era de él, por supuesto. No obstante, con Steve no tuvo contacto, los directivos y en especial el Capitán medían su resistencia en batalla de otra forma. El único en hacerlo de la forma convencional era Bucky pues era el único directivo encargado del entrenamiento físico.

Tras mirarlo seriamente unos segundos más, Bucky se inclinó hacia él rápidamente, en un amago de cabezazo, seguramente para intimidar a Foggy, y así lo hizo, porque este sintió que se encogía tanto que se hacía minúsculo. Se hubiera orinado encima de no ser que del miedo creía que no le quedaba nada de líquido en el cuerpo.

—James Barnes. —se presentó él, con molestia en la voz. No solo no le caía bien Matt, sino que ellos dos estaban suplantando a Jerome y Lucas, dos de sus mejores amigos.

—So... So-soy Franklin Nelson. —dijo casi en un susurro.

Bucky le tendió lentamente la mano, su mano metálica. Foggy de forma dubitativa la acercó y la estrechó como pudo. El frío metal entró en contacto con su piel y se estremeció como nunca. Se preguntaba cuántas muertes habían dado esas manos y le abrumaba la idea.

—Tú y yo ya nos conocemos. —miró a Matt. Matt asintió, sin ningún miedo. Foggy se preguntaba cómo lo hacía o más bien, lo envidiaba.— tenemos una reunión ahora.

—Sí, bueno... Con el dirigente del equipo. —habló de nuevo y de forma atropellada Foggy.

Bucky lo miró en silencio y asintió.

—Pues eso. En Los Vengadores somos tres dirigentes. A la próxima investiga a tus clientes si es que quieres ser un buen abogado.

Matt bajó la cabeza y Foggy miró hacia otra parte. Diez minutos llevaban ahí y ya sentían que iba a ser la peor experiencia laboral desde el juicio de Frank Castle.

—Disculpe a mi socio, está nervioso. —habló Matt mientras caminaba junto a ellos, usando su bastón para guiarse. Bucky alzó una ceja mientras observaba todos y cada uno de los gestos de Matt. Le resultaba sospechoso, sobreactuado.

—En un equipo como este no hay margen para nervios ni errores. —explicó en un tonto de voz contundente. Podría parecer que lo decía por asustar, pero en realidad era la cruda verdad. Los Vengadores vivían en estrés constante y debían de tener, todos, la capacidad de reaccionar y obrar sin pararse a pensar. Desde los agentes, hasta los médicos y los abogados. Todo aquel que trabajase para el equipo tenía que ser eficiente y rápido, si no, no servía.

Who is? | Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora