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La mañana siguiente, Carey permaneció la noche allí, con Bucky. Adam no se había percatado de ello, pues Jerome, que no confiaba mucho en él, le había pedido pasar la noche con él para investigarle, con la excusa de que quería animarle por la pelea que tuvo con Carey en la boda.

Carey se removió en la cama, despertándose lentamente. Al lado de ella no sentía a nadie, por lo que empezó a toquetear a su alrededor a ver si sentía el cuerpo de Bucky, pero no. Abrió los ojos y tras varios segundos terminando de despertarse, se levantó. Tomó de la mesita de al lado la camiseta que Bucky había usado cuando fueron a dormir y se la puso, pues no encontraba su ropa a simple vista y tampoco tenía ganas de ponerse un vestido de fiesta temprano en la mañana.

Caminó con cuidado por el salón, buscando con la mirada a Bucky. De repente lo vio en la cocina, sin camiseta, ya que la traía ella puesta, y con un pantalón cómodo. Se le veía tranquilo, y parecía no haberse dado cuenta de que ella estaba detrás, o eso creía ella.

Booh! —exclamó ella tratando de asustarle, pero este solo se rió lentamente.— ¿cómo no puedes asustarte?

—Sé cuándo me siguen y cuándo tengo a alguien detrás. —dijo con una sonrisita, girándose para darle un corto beso en los labios.— buenos días, ¿cómo dormiste?

Ella sonrió tontamente, abrazándolo por detrás cuando él volvía a hacer su trabajo. Parecía estar preparando dos bowls de cereales.

—Dormí poco. —dijo con una risita ella, sacando otra en él que le guiñaba un ojo como respuesta.— pero bien.

Se hizo un breve silencio, nada incómodo, ambos disfrutaban de la compañía el uno del otro.

—Buck... Creo que tendría que irme ya. —murmuró, cambiando por supuesto el buen humor de Bucky.—

—Tienes que quedarte aunque sea un rato más, mira. —se giró, mostrándole una caja de cereales con una pequeña sonrisa, algo forzada, pues no le gustaba tener que negociar siempre que se quedara con él.— antes de ayer compré Lucky Charm, no puedes negarte a este desayuno de cinco estrellas. Sé que son tus cereales favoritos.

Ella lo miró, antes de reír. Bucky siempre tenía una buena respuesta.

—En algún momento vamos a tener que hablar de eso. —le dijo sentándose en el suelo, a lo que Bucky imitó su acción y se sentó junto con ella, ofreciéndole el tazón de cereales.—

—¿Con "eso" te refieres a Adam? Bah, no me resulta un tema de conversación interesante. —murmuró, comiendo de su tazón, sin mirarla a la cara.—

Bucky era muy inexpresivo e indescifrable, pero por alguna razón Carey siempre conseguía averiguar qué sentía de verdad, por lo que no se atrevía a mirarla.

—Pero... —y ella misma se interrumpió, al girarse y ver el toca discos que Bucky tenía en el suelo de la cocina, al lado de ella.— ¿tienes un toca discos en la cocina?

Bucky soltó una risita y la miró, asintiendo.

—No tengo otro sitio donde ponerlo. Como te pudiste dar cuenta, el salón es un territorio peligroso, siempre termino rompiendo todo lo que está allí. Peleo mucho con Lucas y no somos precisamente personas... Tranquilas. —explicó brevemente.— ya sé, te pondré algo de música.

Se levantó apartando el tazón, y caminando con cuidado al toca discos, poniendo suavemente la aguja sobre el vinilo.

—¿Qué música es...?

—Ven. —sonrió, tendiéndole una mano mientras ella imitó su gesto, dejando de lado el tazón y levantándose con él para bailar.— es You're Nobody till Somebody Loves You de Dean Martin. Es una versión de los años sesenta de una canción del cuarenta y seis, de Russ Morgan. Un clásico, como yo. —bromeó riendo.—

Who is? | Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora