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Habían llegado por fin a Estados Unidos.

Faltaba una semana para que se cumplieran cuatro años desde que Carey se hubiese ido a vivir a Londres con Alan. En todo ese tiempo no había vuelto a su casa, no había visto a sus padres sino por videollamada y las navidades junto con otro tipo de celebraciones también las había pasado en Londres.

La razón por la que no habían querido volver tenía nombre y apellido; Adam Smith. Él había sido desde que se conocieron su único apoyo y ayuda en ese país totalmente extraño. Fue el enfermero que atendió a Alan cuando se fracturó el brazo a la segunda semana y desde que este conoció a Carey no paró hasta conquistar su corazón, comenzando una larga relación que había durado todo un año.

Sin embargo, el motivo de huida de Carey y ruptura con Peter no era más que el estar enamorada de alguien con el que no podía estar; Bucky Barnes. Cuando sentía que no podía más, que ya sus sentimientos hacia él eran demasiado evidentes, huyó. Y creía que había superado esos sentimientos al conocer a Adam, pero la verdad era que el enfermero sólo era una distracción.

—¿Te ocurre algo cariño? —preguntó Adam con dulzura, haciendo que en el rostro cansado de Carey se formase una sonrisa.—

—Nada, estoy algo ansiosa por ver a mi familia. —respondió con total sinceridad.— igual debí haberlos visitado antes, pero con la universidad y todo...

Alan, que estaba al lado de ellos, rodó los ojos, se sentía de nuevo el tercer restante. Todo ese tiempo había intentado odiar a Adam, quería con todas sus fuerzas odiar al hombre pero era imposible. Resultaba ser tan bondadoso, generoso y comprensivo que era como odiar a un cachorro de perro, imposible para una persona normal. Y es que el hermano mayor de Carey quería que ella estuviera con quien amaba de verdad, aunque esto fuera muy loco.

Todo ese tiempo, Adam lo había ayudado para comprender algunas cosas o guiarle por la ciudad, no lo hacía sentir como un estúpido y eso era de su agrado. También estaba el hecho de lo bien que trataba a su hermana y lo bien que lo trataba a él, pese a tener un trabajo agotador siempre tenía una sonrisa y una buena palabra que ofrecer.

—Yo también estoy nervioso. —admitió Adam, caminando por el aeropuerto con cierta desconfianza.— ¿y si no le caigo bien a tus padres?

—Tan sólo sé tú mismo. Les encantarás. —aseguró Carey besando su mejilla.—

Ese mismo día y sin saber lo que se le venía encima estaban Peter y Bucky, ayudando a Lucas y a Tony a preparar la fiesta de bienvenida en casa de los Murphy-Maximoff. Todos trataban de convencer a Peter de que no se ilusionara porque podría no seguir todo como siempre, no se habían atrevido a decirle que Carey tenía novio desde hacía un año y por eso mismo Peter creía que todo estaría donde lo dejaron la última vez que se vieron. Bucky estaba bastante malhumorado porque él sí lo sabía, así que estaba apartado esperando la llegada de ella.

—Bucky-Buck. —le llamó Lucas con cierta gracia, haciendo que Bucky saliera de su trance y lo mirara.— todo bien, ¿no?

Bucky suspiró, negando con la cabeza.

—Me parece absurdo todo esto. —dijo con aparente tranquilidad.— pero en fin. Si ella es feliz...

Lucas entrecerró los ojos, mirándolo mal adrede. Bucky ignoró a su amigo, ya bastante tenía como para aguantar las malas actitudes de Lucas.

—Sabes que soy equipo Bucky para todo, pero no empieces otra vez con el tema de Carey. —le advirtió.—

—No voy a empezar nada porque nunca terminó, y déjame en paz que no tengo el día. —le contestó Bucky de mal humor.—

Who is? | Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora