66

349 27 7
                                    

Tras aquella acalorada discusión y un día de tensión constante, Bucky de retiró a su habitación. Hundió su cara en la almohada y ahí, tras una bocanada de aire, gritó con todas las fuerzas que le quedaban. Necesitaba descargar tensión, y acostumbraba a ser silencioso, pero no podía seguir reprimiendo sus sentimientos.

A pesar de aquel grito desgarrador y ahogado por la almohada, su rabia e impotencia seguían ahí, así que chispeante en ira y ansiedad, pateó el suelo con todas sus fuerzas mientras de sus labios se escapaba una mala palabra, maldiciendo su mala suerte y todo lo que le había pasado.

Mientras por su mente le pasaban como diapositivas todo lo que había hecho mal esas últimas semanas, dejó que su cuerpo reposara toda la tensión del día en la cama, mientras ahogado en sus lágrimas observaba el techo fijamente. Entonces pensó que todo el dolor que estaba sintiendo no le compensaba si en su vida no tenía a Carey, tenía todo lo malo de estar con ella sin estar con ella, y pensó que él era el único al que algo así le saldría tan mal.

Cuando la ansiedad y estrés inicial se fueron diluyendo en las lágrimas que corrían por sus mejillas, su expresión se relajó y en sus ojos, donde antes habían ríos y valles de amargura, ahora se presentaba una ligera inflamación seguido de un color rojizo que era acusador de todo lo que había llorado. Con el dorso de su traje de entrenamiento, el que todavía traía puesto, secó los últimos vestigios de las lágrimas que le habían inundado momentos previos y se levantó de la cama, caminando al servicio.

Se miró en el espejo y entonces se vio más desgraciado que nunca. Se veía cansado, maltratado por el tiempo y la experiencia, intensamente triste... La vida le había dado todo lo que quería y en segundos se lo había arrebatado. Detrás de él divisó una figura negra, la personificación de lo que le atormentaba a diario, la tristeza y los pensamientos rumiantes que desde luego eran negativos.

Relamió sus labios, sintió la sal de las lágrimas y sacudió su cabeza. Mirando al techo, con pretensiones de hablar con el altísimo, dijo alto y claro.

—No sé qué tienes en contra de mi, pero no te dejaré ganar. —pronunció con exasperación. Tenía la voz tomada pero principalmente con decisión.

Se aclaró con agua fría la cara, tratando de apartar de la vista ajena el hecho evidente de que había llorado. No era un hombre orgulloso con sus cosas, más bien con sus sentimientos y preocupaciones. No es que fuera testarudo, sino más bien antiguo, y aunque en la gran mayoría de cosas era bastante abierto, no sería uno de esos hombres que lloraban. Aunque él sabía que todos lo hacían y él el que más.

Una vez se hubo aclarado la cara y los pensamientos, se sentó en el suelo al lado de su cama y con algunos toques torpes alcanzó de debajo de esta una caja vieja donde guardaba tanto recuerdos como "objetos de contrabando", entre los que se encontraban unos dulces de regaliz y una botella de bourbon.

—Hacía rato que no nos veíamos. —le murmuró a la botella antes de quitarle el tapón con un solo dedo e inclinar esta hacia sus labios.

El líquido recorrió su garganta como un rio de fuego y amargura que se mezclaba con el agrio sabor de sus sentimientos y torturas propias mentales, sacudió la cabeza e hizo una pequeña mueca de asco. Era habituado al alcohol pero desde que había empezado con Carey lo cierto era que no lo había probado a penas. Estaba tan feliz con ella que nunca se vio en la necesidad de jugar al doloroso juego en el que se retaba a sí mismo a llegar al límite. Si bien físicamente no podía embriagarse, le encantaba jugar a intentarlo.

Dio otro trago y sin si quiera plantearse tragárselo lo escupió, comenzando a toser. Ya no le gustaba tanto como antes. Fue entonces cuando levantó la mirada y divisó la pequeña tarjeta que le había intercambiado Lucas en el entrenamiento; "te cambio mi acreditación para que Steve no sepa que vas a ir a la habitación de Carey"  resonó en su cabeza lo que Lucas le había dicho mientras miraba fijamente la acreditación de él.

Who is? | Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora