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Tal y como habían hablado, Jerome y Bucky habían puesto rumbo a Nueva York tan sólo dos días después de aquella conversación, horas después de que Bucky hubiera recibido su brazo reparado. El día estaba especialmente frío, los primeros días de enero dejaban un paisaje gélido y desolado. Conducía en silencio y en su cara ya se había instalado de manera permanente la tristeza. Había conseguido hablar con Steve y milagrosamente perdonarle por todo. Si había alguien a quien Bucky le perdonaría todo, era Steve. Sin embargo, no quiso hablar mucho más con él pues no quería dar explicación alguna de su estado de ánimo.

Jerome iba leyendo una cantidad de documentos abrumadores durante todo el camino. Era absurdo lo trabajador que era, ni siquiera había terminado de recuperarse y ya estaba trabajando para solucionar todos los problemas en los que su familia se había metido. Eso a Bucky le hacía cierta gracia, Lucas era todo lo contrario y vivía más el día a día.

—Me encanta conducir aquí, es como jugar a un videojuego. —dijo Bucky, mirando momentáneamente el volante del deportivo de Lucas, el cual se había dejado en el complejo antes de ser encarcelado.

—¿Sí? —apartó algunos documentos y le miró.— a mi los Lamborghinis no me gustan nada. Es algo pretencioso.

—Lucas lo es. —opinó Bucky, sonriendo un poco.— pero me siento ahora mismo un piloto de carreras. ¿Cuál tienes tú?

Jerome soltó una pequeña risa y asintió, le alegraba que al menos intentara distraerse de su ruptura.

—Un Audi R8, sin más.

Bucky abrió los ojos con sorpresa y tosió un poco por la impresión.

—¿Sin más? Qué mal me caen los ricos.

—Para caerte mal solo te relacionas con gente rica. —le contestó entre risas.

—De algo hay que vivir. —le siguió la broma Bucky.— el que estuvo rápido fue Steve, ahí está casado con Tony, y parecía tonto.

Jerome soltó una carcajada y a Bucky se le contagió la risa.

—¿Se casaron por interés, entonces? —preguntó de forma divertida, incitando a que Bucky siguiera con la broma.

—Por supuesto. Yo sabía que de una forma o de otra los dos íbamos a entrar en la familia Stark. Era cuestión de tiempo. Y si hubieras vivido en mi época me entenderías. —asintió, evitando reír para sonar convincente.— yo por no volver a mezclar la leche con agua me hubiese casado hasta con Howard Stark, así te lo digo. Steve se me adelantó con Tony.

—¡Calla, calla! —exclamó Jerome, poniendo una mano sobre su estómago mientras no dejaba de reír.— me va a dar algo.

Entre pequeñas risas y bromas, se hicieron mutuamente más ameno el viaje. Bucky había conseguido calmar su mal estar por un momento, aunque en su pecho la ansiedad se había hecho hueco y no parecía que se fuera a ir pronto. No había hablado con Carey porque ella había vuelto, al parecer, antes a Nueva York con Wanda y Alan. Estaba ansioso por llegar a casa, quería verla, hablar con ella y disculparse miles de veces. Solo quería besarla, abrazarla y decirle lo mucho que la quería.

Después de dejar a Jerome en su casa fue directamente al piso de Brooklyn. Había dejado a su amigo con su madre y Wanda, en una situación súper incómoda porque a nadie se le había ocurrido decirle a Jerome que su madre estaba viva.

No obstante, Bucky solo tenía algo en mente y era llegar a casa. Subió las escaleras del edificio de tres en tres y correteaba por los pasillos, cada vez más y más ansioso por llegar. Le temblaban las manos y de los nervios metió la llave torpemente antes de poder abrir y entrar.

Who is? | Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora