capitulo 1: el comienzo del caos

57 4 2
                                    

El aire estaba enrarecido en aquel extraño mundo de mamonos. El suelo vibraba bajo los pies de Riyo Gudako y su pequeña pero devastadora formación de Servants. Las criaturas que les habían salido al paso —un grupo de imponentes mamonos con cuerpos parcialmente animales y ojos brillantes de arrogancia— no parecían comprender la magnitud de su error al enfrentarse a este caos encarnado.

—Heh, así que esto es lo mejor que tienen, ¿eh? —murmuró Gudako, con esa sonrisa desquiciada que tanto aterraba incluso a sus propios aliados.

Las mamonos, confiadas en su poder y belleza, se lanzaron hacia el grupo de Gudako, subestimando por completo a la extraña humana y sus acompañantes.

¡Spartacus, adelante! —ordenó Gudako, su voz resonando como una sentencia de muerte.

Un coloso de músculos y furia, Spartacus, con la Craft Essence de Kaleidoscope en su mano, rugió en respuesta. Sus ojos brillaban con una ferocidad indomable mientras levantaba sus enormes brazos hacia el cielo.

—¡Libertad para los oprimidos! ¡Destruiré toda opresión, incluso la de estas criaturas! —gritó Spartacus antes de liberar su Noble Phantasm con una velocidad aterradora.

La explosión fue cegadora. Una onda expansiva de energía pura barrió el campo, chamuscando el suelo y reduciendo a las mamonos a un estado de shock. El ataque dejó a las criaturas aturdidas, con sus cuerpos echando humo, mientras sus ojos se transformaban en espirales vacías, una mezcla de dolor y desconcierto. Sus formidables cuerpos ahora yacían como meros trozos de carne inerte, incapaces de moverse.

Antes de que las sobrevivientes pudieran siquiera procesar lo ocurrido, Koyanskaya of Light y Oberon entraron en acción.

Tails for days... —Koyanskaya sonrió con malicia mientras sus colas brillaban con energía letal. Con una velocidad inhumana, eliminó a las pocas mamonos restantes que aún intentaban levantarse. Las llamas místicas o mas bien disparos de un lanza de granadas envolvieron a las criaturas, pero no lo suficiente como para matarlas, solo para dejarlas en un estado de sufrimiento eterno.

Oberon, por otro lado, observaba con indiferencia.

—Inútiles criaturas... ¿esperaban competir con nosotros? —musitó, mientras liberaba una lluvia de energía que parecía oscura y etérea con forma de insectos, acabando con cualquier chispa de resistencia que quedara.

Mash, como siempre, se mantenía cerca de Gudako, lista para defenderla, aunque en ese momento, su Senpai parecía necesitar más contención emocional que física. Mash miraba algo horrorizada el caos desatado.

—Senpai... siento que esto no es lo que deberíamos estar haciendo... —trató de decir Mash, con la esperanza de traer un poco de razón a la situación. Pero Gudako, completamente enfocada en su búsqueda de Saint Quartz, no la escuchó.

—¡Ah, sí! Esto es lo que estoy buscando... ¡Más destrucción, igual a más recompensas! —dijo Gudako, riendo con una chispa de locura en los ojos mientras se acercaba a los cuerpos caídos de las mamonos.

Con una agilidad sorprendente, Gudako comenzó a saquear los cuerpos que yacían aún humeantes. Sus manos rebuscaron entre los restos, sacando objetos brillantes que aún estaban intactos.

—Mmm... veamos qué tenemos aquí... ¿Collares mágicos? ¿Espadas malditas? Todo esto debe valer algo en Saint Quartz o al menos para tirar más en el gacha aunque tambien QP. —concluyó mientras amontonaba los tesoros robados.

Las mamonos, incapaces de moverse y talvez medio muertas o lo sufientemente concientes, con los ojos convertidos en espirales de dolor y confusión, solo podían observar impotentes mientras Gudako se llevaba lo que aún quedaba de valor en sus cuerpos derrotados.

El paisaje, una vez pacífico, se había transformado en un campo de batalla chamuscado. Las mamonos, que inicialmente habían subestimado a aquella extraña humana, ahora sabían lo que era el verdadero miedo. Nunca antes habían experimentado un sufrimiento tan brutal, ni habían sido despachadas con tanta facilidad.

—Vamos, Mash, tenemos un nuevo objetivo: ¡desmantelar este lugar y sacarle hasta la última gota de Saint Quartz que pueda tener! —Gudako señaló hacia el horizonte, con una sonrisa frenética, lista para continuar su saqueo por toda la singularidad.

Mash, resignada y claramente preocupada por las implicaciones de todo esto, solo pudo seguir a su senpai, esperando que todo esto no resultara en un desastre aún mayor.

Pero en lo más profundo de aquel mundo extraño, las deidades y las criaturas más poderosas comenzaban a tomar nota. El caos de Riyo Gudako no pasaría desapercibido por mucho tiempo.

Atras de ellos se encontraba Waver o mas bien Lord El-Melloi II miraba todo a su alrededor de manera curiosa y seria ya que siente algo extraño en la energia magica de esta "singularidad".

-----------

fin de capitulo.

la formacion era  un Spartacus con su segunda skill y segunda append skill al maximo con kaleidoscope.

luego esta Koyanskaya of Light, oberon, mash, y un Waver

¡QUIERO MAS SAINT QUARTZ!Where stories live. Discover now