Capítulo 30.5: Ocupaciones Divinas

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Mientras Gudako y sus Servants avanzaban con su plan de infiltrarse en el Continente de la Niebla haciéndose pasar por comerciantes, había algo que no podían prever: la diosa Poseidón, una de las entidades más poderosas del mar, no estaba centrada en vigilar sus dominios ni en interferir en los movimientos de los recién llegados. De hecho, estaba distraída con algo mucho más... trivial.

En lo más profundo de su palacio submarino, rodeada de las vastas y relucientes aguas que reflejaban la luz tenue del fondo marino, la diosa Poseidón se encontraba "sentada" (si es que una sirena puede) en una mesa frente a uno de sus generales más confiables, una imponente mamono marina con la forma de un tiburón humanoide. Pero en lugar de estar discutiendo tácticas navales o vigilando los mares en busca de amenazas, ambas estaban concentradas en un juego de mesa extendido entre ellas.

—¡Ja! Mi barco ha bloqueado tu puerto otra vez, General, —exclamó Poseidón con una mezcla de emoción y burla. Frente a ella, el tablero del juego estaba lleno de pequeñas fichas que representaban barcos, islas y monstruos marinos.

Su general, que a pesar de su apariencia feroz, parecía estar completamente frustrada, apretó los puños. —Diosa Poseidón... no puedo creer que esté perdiendo otra vez. Este juego es una maldita trampa.

Poseidón sonrió, claramente disfrutando de su victoria. —No es trampa, es estrategia. Deberías saber mejor que dejar tus puertos sin protección. Y ahora... —hizo una pausa dramática antes de mover una ficha dorada hacia el centro del tablero— ...tomo tu ciudad costera.

La general dejó escapar un gruñido bajo mientras reclinaba su silla. —No tiene sentido seguir. Ya has ganado otra vez, diosa.

—Oh, pero claro que tiene sentido, —replicó Poseidón, levantándose de la silla con elegancia—. Siempre hay una lección que aprender, incluso en los juegos. Recuerda, todo es estrategia. Es por eso que los mares están bajo mi control... aunque a veces esté ocupada con asuntos más relajantes.

La diosa parecía completamente ajena a las actividades que ocurrían en la superficie, donde los supuestos comerciantes no eran lo que parecían. Las noticias sobre los movimientos de Gudako y sus Servants aún no habían llegado al palacio submarino. Y aunque el equilibrio del mar y el continente dependían de la vigilancia de Poseidón, en este momento su mayor preocupación era su racha invicta en este complicado y estratégico juego de mesa.

Con una sonrisa satisfecha en el rostro, Poseidón se apartó del tablero, estirándose ligeramente. —Bueno, ha sido un buen entretenimiento, pero supongo que debería revisar cómo van las cosas en mis mares... —dijo, sin demasiada prisa, mientras sus ojos brillaban con una luz sobrenatural, conectando su mente con el vasto océano.

En cuanto comenzó a sondear las aguas, una leve preocupación apareció en su rostro. —Hmm... parece que hay algunos barcos extraños en la zona del Continente de la Niebla. ¿Quiénes son estos comerciantes? —se preguntó en voz alta.

El general se puso de pie rápidamente, lista para recibir órdenes. —¿Debemos investigar, mi señora?

Poseidón sonrió con calma, sacudiendo la cabeza. —No por ahora. Dejemos que se acerquen. Tal vez les demos una bienvenida especial si se vuelven interesantes.

Mientras tanto, en la superficie, Gudako y su grupo continuaban con su fachada de comerciantes, sin tener idea de que la diosa del mar ya había comenzado a prestarles atención... aunque, por el momento, estaba más interesada en disfrutar de su próxima partida.

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fin de capitulo

¡QUIERO MAS SAINT QUARTZ!Where stories live. Discover now