En lo que parecía ser un palacio flotante, oculto entre las nubes y el resplandor celestial, varias figuras divinas, principalmente ángeles femeninos y valquirias, se movían con agilidad y disciplina. Algunas patrullaban los pasillos dorados, mientras que otras custodiaban las puertas de los amplios salones. El ambiente era solemne, lleno de una serenidad sobrenatural, pero una tensión latente flotaba en el aire.
Una valquiria, con expresión preocupada, caminaba apresuradamente por los pasillos de mármol, su armadura resonando con cada paso. Finalmente, llegó frente a una puerta doble decorada con símbolos sagrados y tocó un par de veces con decisión. Una voz desde dentro, tranquila pero autoritaria, le dio permiso para entrar.
El salón detrás de la puerta era un amplio despacho adornado con vitrinas de luz divina. En el centro, un gran escritorio cubierto de montones de papeles ocultaba parcialmente a la figura sentada detrás de él. La valquiria entró y, tras hacer una reverencia, se disculpó por la interrupción.
—Perdón por interrumpir, Lady Adelia, pero creo que hay algo que necesita su atención inmediata.
Detrás de los montones de papeles, una voz suave y tranquila respondió.
—Si es más papeleo, déjalo en el escritorio —respondió la figura sin levantar la vista, mientras firmaba uno de los documentos.
La valquiria sacudió la cabeza.
—No es eso, mi señora. Hemos detectado algo preocupante....
Hubo una pausa tensa en el aire antes de que continuara:
—Recientemente ha aparecido un monstruo de la era antigua.
El silencio que siguió fue espeso y ominoso. La presencia en el salón pareció volverse más densa, más palpable. Los papeles sobre el escritorio se movieron y finalmente se reveló a la persona detrás: Lady Adelia, la diosa conocida como el Chief God, una entidad venerada y temida en todo el mundo. Sus ojos brillaban con un conocimiento antiguo, y aunque su expresión era tranquila, sus palabras mostraban un ligero toque de preocupación.
—¿Un monstruo de la era antigua, dices? —preguntó, observando fijamente a la valquiria. La servidora divina asintió, sudando bajo la presión de su señora.
—Detalles, ahora.
En otro lugar del mismo mundo, en la devastada área donde Apep había desatado su furia, una figura se encontraba en medio del desastre. La diosa de la guerra y el combate, Ares, caminaba entre los escombros, analizando los restos de la destrucción con una mirada aguda y calculadora. Su armadura, negra y adornada con símbolos de poder, brillaba bajo la luz difusa de un sol que parecía no querer brillar completamente sobre el lugar.
Ares había sentido una presencia oscura y antigua, algo que no había aparecido en incontables eras. A pesar de sus esfuerzos por encontrar algún rastro de vida o más pistas sobre el origen de la energía, no había hallado nada más que muerte y desolación. Las ruinas estaban llenas de cenizas y cuerpos irreconocibles, pero ninguna señal de vida o magia que explicara lo que había ocurrido.
—Ni un sobreviviente, —murmuró para sí misma, apretando los dientes con frustración. Sabía que algo había pasado aquí, algo grande, pero el rastro estaba frío, y eso la inquietaba.
Sin más que hacer en aquel lugar vacío, Ares se retiró con una sensación de incomodidad. Sin embargo, ya estaba claro para ella que algo peligroso había despertado en el mundo. Algo antiguo y lleno de poder, lo suficiente como para atraer la atención de las deidades más poderosas.
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¡QUIERO MAS SAINT QUARTZ!
Humor¿que tan lejos ira riyo gudako para conseguir saint quartz para el gacha? pues destruira un mundo donde solo hay depravacion para conseguirlos poco importandole los que sean inocentes.