Capítulo 14: Invasión Estilo Troya

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A las afueras de una de las últimas ciudades de Lescatie que aún no había sido tomada por las mamonos, Riyo Gudako observaba cómo sus Servants ultimaban los preparativos para su última estrategia de infiltración: una versión adaptada del legendario Caballo de Troya, pero con un giro peculiar y grotesco.

En lugar de un caballo, habían fabricado una enorme estatua del gobernador local, esculpida para parecer hecha de oro macizo. Su apariencia era tan real que el brillo de la "joya" podía cegar a cualquiera que la viera. En realidad, la estatua era una mezcla de metal común y una pintura especial que la hacía parecer lujosa y extremadamente valiosa.

Se siente un poco cliché, ¿no creen? —murmuró Archer Emiya con una sonrisa sarcástica, mientras revisaba el interior de la estatua para asegurarse de que todo estuviera en orden.

No es necesario reinventar la rueda si el método funciona. —contestó Zhuge Liang, ajustando los detalles finales con precisión táctica.

Riyo Gudako, sentada en un rincón de la estatua, esbozó una sonrisa traviesa.

Lo que importa es el resultado. Y créanme, este noble caerá de rodillas por su propia vanidad.

Horas más tarde, los siervos del noble, completamente engañados por la "obra maestra", transportaron la estatua directamente a la residencia del gobernador, cumpliendo su "deseo" de exhibirla en los jardines de su lujosa mansión. El gobernador, un hombre corpulento y arrogante, observó con deleite la "estatua de oro" y la recibió como si fuera un regalo de los dioses.

Pónganla en el centro de mis jardines. Que todos la vean. —dijo, hinchado de orgullo.

Pero el verdadero espectáculo estaba por empezar.

Pasaron algunas horas. La ciudad estaba tranquila, y la noche comenzaba a caer. El gobernador, completamente satisfecho con su nueva adición, se retiró a su hogar sin sospechar lo que se avecinaba.

A medianoche, el plan se activó.

Con un estruendo sordo, la estatua estalló desde adentro, liberando a Riyo Gudako y a sus Servants. En cuestión de segundos, los Servants se desplegaron por la ciudad como una tormenta desatada. Heracles, con su poder descomunal, encabezó la brutal ofensiva, destruyendo barreras, puertas y guardias con cada golpe de su espada gigante. Las explosiones y el caos resonaron en cada rincón de la ciudad mientras los Servants despachaban sin piedad a cualquier guardia que osara resistirse.

Las mamonos ocultas, que habían estado infiltradas en la ciudad para intentar corromperla desde dentro, también fueron rápidamente descubiertas y brutalmente eliminadas. Los ataques coordinados de los Servants no dejaron margen para la supervivencia.

Mientras el caos continuaba, el gobernador fue capturado sin dificultad, arrastrado fuera de su lujosa residencia y expuesto en la plaza central de la ciudad, frente a la multitud de plebeyos que se habían congregado a causa de la conmoción.

Este es su "líder", —anunció Gudako, con una voz cargada de desprecio—. El hombre que los ha traicionado a todos por su codicia y arrogancia.

Los plebeyos, hartos de la opresión y la arrogancia de su gobernador, no dudaron en descargar su furia sobre él. Algunos lo golpearon, otros lo insultaron, y otros simplemente miraban con desprecio mientras el otrora intocable noble caía en la miseria total.

Mientras tanto, Riyo Gudako saqueaba sistemáticamente todo lo valioso que encontraba en la ciudad. Monedas, joyas, artefactos, todo lo que pudiera intercambiar o utilizar para fortalecer a sus Servants. Cada rincón de la ciudad era explorado en busca de tesoros ocultos.

Primer territorio conquistado. —murmuró Gudako, ajustándose sus lentes de sol mientras observaba a la ciudad caer bajo su control.

El gobernador, ahora humillado y derrotado, fue llevado prisionero para un destino que aún no había decidido, pero que seguramente no sería misericordioso.

¿Cuál es el siguiente paso, Master? —preguntó Mash, observando cómo todo se desmoronaba a su alrededor.

El siguiente paso... será más grande. Pero por ahora, disfruta el caos. —respondió Gudako con una sonrisa sádica, mientras observaba las llamas y los destrozos que habían dejado en la ciudad.

Este era solo el comienzo de su conquista.

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fin de capitulo.


¡QUIERO MAS SAINT QUARTZ!Where stories live. Discover now