Capítulo 21: El Señor Dragón

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Habían pasado un par de días desde la última incursión de Riyo Gudako y su grupo, en los que optaron por mantenerse en calma para evitar atraer más atención de las divinidades del mundo. No había grandes novedades... excepto un Apep notablemente enfurecido al descubrir que su especie, al igual que muchos monstruos antiguos, se habían transformado en versiones mitad súcubo bajo el reinado de la Reina Mamono. Esto último parecía agitarle profundamente, pero sería un tema para otra ocasión.

Riyo, siempre enfocada en avanzar, había acumulado suficientes Saint Quartz y decidió que era hora de una nueva invocación. Con la esperanza de obtener un nuevo Servant, colocó las piedras místicas sobre el escudo de Mash en el centro del círculo ritual.

Vamos, dame algo bueno esta vez... —susurró mientras activaba el gacha.

Al principio, el típico brillo azul inundó la habitación. Craft Essences, herramientas... cosas decentes pero no espectaculares. Sin embargo, en el último momento, una luz dorada brilló con intensidad, haciendo que los presentes prestaran mayor atención.

Apareció una carta dorada. La imagen en ella parecía representar un guerrero con la cabeza de un lobo y una espada masiva. Un aura oscura y poderosa rodeaba la carta, la cual empezó a desvanecerse para revelar su verdadera forma. En cuestión de segundos, la carta desapareció, dejando en su lugar una colosal criatura que llenó de inmediato la habitación con su presencia imponente.

Frente a ellos, un enorme dragón de escamas negras y ojos rojizos se alzó, su cuerpo irradiando una energía oscura y salvaje. No emitió palabras. En su lugar, dejó escapar un rugido ensordecedor que hizo temblar el suelo y las paredes.

Los Servants que acompañaban a Gudako se pusieron en guardia, todos listos para atacar si el dragón mostraba alguna señal de hostilidad. Pero Gudako, como siempre, se mantenía serena, observando a la criatura con una mezcla de curiosidad y emoción.

¿Qué tenemos aquí...? —murmuró Gudako, visiblemente intrigada.

Apep, que hasta entonces había permanecido enroscado a un lado, fijó su mirada en la bestia recién invocada. Sus ojos dorados brillaron con interés, y después de un momento de silencio, habló.

Este dragón... emana una energía oscura y salvaje. —Apep deslizó su cuerpo hacia adelante, evaluando a la criatura con cautela—. Podría tratarse de un dragón maligno, pero... no estoy seguro qué leyenda lo haría digno de convertirse en un espíritu heroico.

El dragón, tras su rugido inicial, permaneció inmóvil, observando a Gudako con una mirada intensa pero sin mostrar ninguna señal de agresión. Era claro que había sido invocado bajo su mando, pero su naturaleza imponente y salvaje hacía que su lealtad fuera una incógnita.

Bueno, no importa qué leyenda lo respalde, —dijo Gudako, dando un paso al frente, completamente imperturbable ante el tamaño y la ferocidad de la criatura—. Será útil para nuestros propósitos.

Master, ten cuidado, —advirtió Mash, acercándose a Gudako con su escudo en alto—. Este dragón es diferente. Su presencia es abrumadora.

Gudako sonrió, claramente emocionada por su nueva adquisición. La oscuridad y el poder que emanaba este dragón parecían ser exactamente lo que necesitaba para enfrentar las fuerzas que se avecinaban.

¡QUIERO MAS SAINT QUARTZ!Where stories live. Discover now