Tras la conversación con Saphirette, la mamono materia oscura, Gudako había recibido información crucial sobre un lugar al sur del mar llamado el Continente de la Niebla, un sitio peculiar donde humanos y mamonos convivían en relativa paz, libres de los conflictos y la corrupción que impregnaban otros territorios. La idea de un lugar así, sin guerras ni transformaciones forzadas, despertaba un interés moderado en Gudako. Sin embargo, no era ese continente lo que más le preocupaba, sino los peligros del mar que lo rodeaban.
Saphirette les había advertido que no solo los mares estaban plagados de mamonos marinas peligrosas, sino que también había una diosa del mar, Poseidón, que gobernaba esas aguas. Esta deidad podía controlar el clima, agitar las aguas, y su influencia estaba dirigida principalmente a causar destrozos menores en los barcos para que los hombres a bordo fueran recogidos por las mamonos marinas. El propósito de estas criaturas era claro: capturar a los hombres y convertirlos en sus maridos, lo que, como Gudako observó con frialdad, era un asalto y secuestro disimulado bajo el manto de la "costumbre".
Sin embargo, los barcos mercantes que transportaban bienes a las islas habitadas no eran molestados, lo que indicaba que esta diosa mantenía cierto nivel de equilibrio económico, asegurándose de que los suministros vitales llegaran a su destino sin interferencias. Esto, para Gudako, presentaba una ventaja. Había una oportunidad en esta dinámica.
—¿El Continente de la Niebla, eh? —murmuró Gudako mientras miraba el horizonte desde su base, mientras sus Servants preparaban todo para la siguiente fase de la incursión.
El plan era claro: explorar el Continente de la Niebla, obtener suministros, y, si era posible, descubrir la ubicación exacta del Palacio de Poseidón para así evaluar si podía ser un nuevo objetivo de saqueo. Además, Gudako sabía que la investigación sobre Poseidón podría revelar más sobre el control que esta diosa tenía sobre el clima y el mar. Desentrañar su debilidad sería crucial si querían cruzar esas aguas y llegar al continente sin ser interceptados por las mamonos marinas.
A medida que se preparaban para la travesía por el mar, Apep permanecía en su forma reducida, de tamaño similar al de una anaconda, mientras los demás Servants cargaban el barco con provisiones y equipos necesarios. Saphirette, aún cautelosa bajo la atenta vigilancia de Emiya y otros Servants, continuaba proporcionando información útil, aunque sus respuestas a veces eran un tanto ambiguas.
—Parece que no les importa atacar barcos mercantes, pero no te fíes. La diosa Poseidón tiene una razón para todo, —advirtió Saphirette mientras observaba el proceso de carga. —Si cruzan sin su permiso, no esperen que todo sea tan sencillo.
—¿Y el palacio? —preguntó Gudako sin levantar la mirada de su libro, aún leyendo el contenido de la Monster Girls Encyclopedia. —¿Alguna idea de dónde está?
—Se dice y teoriza que esta en lo más profundo del mar, por supuesto, en una región oculta por tormentas perpetuas y neblinas densas. Solo aquellos que tienen su favor pueden acercarse sin ser destruidos por las olas. —Saphirette sonrió levemente, aunque sin mucha convicción. —No es un lugar que deban tomar a la ligera.
Después de varios días de preparativos, Gudako y sus Servants finalmente zarparon hacia el Continente de la Niebla. Navegaban en un barco bien equipado, con sistemas de defensa listos en caso de ataque de mamonos marinas, y con Archer Emiya atento a cualquier señal de peligro.
El viaje transcurrió en calma durante los primeros días, pero el ambiente cambió abruptamente al acercarse a las aguas bajo la influencia de Poseidón. Una espesa neblina cubrió el horizonte, y el aire se volvió denso y húmedo. Gudako, sentada en la cubierta, observaba con atención las aguas que empezaban a agitarse, sabiendo que pronto enfrentarían a las criaturas del mar.
—El clima está cambiando, —dijo Mash mientras vigilaba las nubes oscuras que se acumulaban a lo lejos. —Parece que estamos entrando en el territorio de la diosa.
De repente, emergieron del agua criaturas con cuerpos brillantes y escamosos. Eran las mamonos del mar, sirenas y criaturas híbridas, que nadaban con gracia pero con una intención clara de atacar el barco. Aunque no parecían directamente hostiles, sus intenciones eran más que evidentes.
—Aquí vienen, —dijo Emiya, preparando su arco. —No esperemos a que se acerquen demasiado.
Gudako, impasible ante la creciente amenaza, dio la orden de repeler a las criaturas, sabiendo que la verdadera batalla aún no había comenzado. Su mirada estaba puesta en algo más grande: descubrir la ubicación exacta del palacio de Poseidón y desafiar su dominio. Sin embargo, para ello, primero tendrían que sortear las trampas del mar y sus guardianes.
El viaje hacia el Continente de la Niebla solo acababa de comenzar, y la verdadera prueba estaba por venir.
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fin de capitulo.
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¡QUIERO MAS SAINT QUARTZ!
Humor¿que tan lejos ira riyo gudako para conseguir saint quartz para el gacha? pues destruira un mundo donde solo hay depravacion para conseguirlos poco importandole los que sean inocentes.