Capítulo 30: Comerciantes Falsos Somos

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Después de varios días navegando por las turbias aguas controladas por Poseidón y sus mamonos marinas, el viaje de Gudako y sus Servants se detuvo temporalmente en una pequeña isla, una pausa necesaria para reabastecerse y reorientar sus objetivos. Mientras descansaban y discutían el próximo paso, Gudako tuvo una idea inesperada y algo extravagante que compartió con su grupo.

—¿Y si nos hacemos pasar por comerciantes? —sugirió Gudako con una sonrisa ladina, tomando un sorbo de su bebida mientras observaba a sus compañeros.

El grupo de Servants la miró, algunos con escepticismo, otros con curiosidad. El plan sonaba tan loco que quizás podría funcionar. Después de todo, el Continente de la Niebla era un lugar donde, según lo que sabían por Saphirette, humanos y mamonos vivían en paz, y una incursión abierta podría llamar demasiado la atención de las fuerzas locales. Sin embargo, si entraban como simples comerciantes, podrían moverse con mayor libertad y obtener información sin levantar sospechas.

—Pero... ¿qué vamos a comerciar? —preguntó Mash, insegura. Sabía que la idea era interesante, pero había varios problemas logísticos que resolver.

Gudako se quedó pensativa, pero antes de que pudiera responder, Emiya interrumpió. —Podríamos vender productos que sean esenciales para este mundo. Cosas simples, pero necesarias, a precios atractivos.

—Sí, pero también podríamos incluir algo más exótico, algo que no se vea comúnmente en estas tierras, —añadió Mash, aunque aún dudaba del plan. —Quizás... vino, especias, o productos artesanales que podrían parecer raros o lujosos aquí. Algo que nos haga parecer legítimos.

—Exacto. No queremos llamar demasiado la atención, pero tampoco podemos pasar desapercibidos, —dijo Gudako con una sonrisa mientras se levantaba, dándose la vuelta hacia Saphirette, quien estaba cerca, en su "jaula de pájaro". —Y nuestra amiga aquí nos ayudará con lo que necesitamos saber sobre los gustos locales, ¿no es así?

Saphirette miró a Gudako con una mezcla de resignación y curiosidad, pero asintió. —Claro... si ese es tu plan, puedo darte alguna información. En estas tierras, los productos más codiciados son aquellos que mezclan la rareza con la utilidad. Comida exótica, medicinas, y, por supuesto, cualquier cosa relacionada con el mana o la magia, —explicó.

El plan estaba decidido, pero llevarlo a cabo requería más preparación. Decidieron que necesitarían una carga convincente de productos para comerciar, así que Gudako dio la orden de reunir algunos de los objetos valiosos que habían obtenido de sus incursiones recientes. Archer Emiya se encargó de fabricar algunas piezas exóticas de artesanía, mientras Mash y los otros Servants buscaban y organizaban productos más mundanos y comunes.

Entre los artículos que recolectaron había desde productos esenciales como alimentos secos y ropa, hasta cosas más raras como botellas de vino que Gudako había traído de Chaldea. También incluyeron algunos objetos mágicos que parecían inofensivos pero que atraían la curiosidad de los locales.

—Es un inventario mixto. Lo suficientemente ordinario como para no levantar sospechas, pero con un toque de lo exótico, —dijo Mash mientras organizaba la mercancía en el barco.

—Perfecto, —respondió Gudako, satisfecha con los preparativos. —Nos haremos pasar por un grupo de comerciantes ambulantes, navegando entre islas y continentes para vender y comprar productos raros. Y si algo raro pasa... siempre podemos usar la fuerza.

Con el barco cargado y el plan en marcha, Gudako y su grupo zarparon nuevamente, esta vez dirigiéndose hacia una pequeña ciudad portuaria en una isla cercana al Continente de la Niebla. La ciudad era pequeña, pero se veía activa. En cuanto atracaron, Gudako y sus Servants comenzaron a actuar como comerciantes legítimos, dispuestos a ofrecer sus productos a los locales.

Al bajar del barco, Gudako, Mash, y Emiya adoptaron el rol de vendedores, mientras Apep y Malef se mantenían ocultos o camuflados, listos para intervenir si algo salía mal. Los locales parecían intrigados por los nuevos "comerciantes", especialmente por los productos extraños que ofrecían.

—¿Vino de tierras lejanas? Eso no se ve mucho por aquí, —dijo uno de los clientes, observando las botellas que Mash mostraba. —Y estas especias... ¿de dónde las han sacado?

—Viajamos por todo el mundo, recogiendo los mejores productos para ofrecerlos a lugares como este, —respondió Gudako con una sonrisa calculada. —Si están interesados, podemos hacer negocios.

El negocio marchaba con relativa calma, y el plan parecía estar funcionando. Mientras negociaban, Saphirette, disfrazada de asistente del barco, mantenía los ojos abiertos y proporcionaba información sobre la cultura y las costumbres locales.

Sin embargo, Gudako sabía que este era solo el comienzo. Su verdadera misión aún estaba por comenzar: investigar más a fondo el Continente de la Niebla, obtener información valiosa y, por supuesto, localizar la fortaleza de Poseidón en el mar.


Aunque el plan de hacerse pasar por comerciantes les permitió moverse sin levantar sospechas, Gudako no podía evitar sentirse incómoda con la facilidad con la que habían entrado en territorio enemigo. Sabía que las mamonos y las fuerzas de Poseidón no eran tontas, y que el menor error podría exponer su verdadera identidad y ponerlos en peligro.

—Nos estamos acercando más a nuestro objetivo, —murmuró Gudako mientras observaba el puerto desde la cubierta del barco. —Pero algo me dice que no todo será tan fácil como parece. Manténganse atentos.

Los Servants asintieron, conscientes de que su fachada como comerciantes solo funcionaría mientras no enfrentaran un peligro mayor. La incursión continuaba, y con cada paso que daban hacia el Continente de la Niebla, se acercaban más a descubrir los secretos ocultos en sus profundidades.

Pero lo que Gudako no sabía era que su presencia ya había despertado la curiosidad de fuerzas mucho más grandes que solo mamonos. Y en el fondo del mar, algo o alguien los observaba, esperando el momento adecuado para actuar.

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fin de capitulo.

¡QUIERO MAS SAINT QUARTZ!Where stories live. Discover now