rey mingyu 𐙚 k. mingyu. (terminado)

♡; Extra uno.

Dahye;

Hoy me casaría con Mingyu. Me sentía nerviosa. Mi corazón latía demaciado rápido y mis manos sudaban.

—Deje de moverse, Reina. Si no la pincharé.—habló la estilista que le daba unos últimos retoques al vestido.

—Lo siento.—Murmuré avergonzada. Estaba tan nerviosa.

—Estas muy linda.—me sonrió Dahyun con el ramo que yo llevaría.

—Gracias.—le sonreí.

Mi mamá entró—Tu padre está allá afuera lleno de nervios. Parece que el que se va a casar es el.—rei ante lo que dijo.

Luego de unos minutos terminaron con el vestido, y prosiguieron a maquillarme de forma natural.
Luego terminaron de planchame el cabello extendiendolo por toda mi espalda, y luego me pusieron el velo que llegaba al suelo.

Dahyun me dió el ramo y se lo acepté con una sonrisa.

—El auto ya espera.—dijo apareciendo la señora Min y asentí. Mi mamá me ayudó a bajar, y Dahyun tomó con sus manos la punta de mi vestido ya que este arrastraba al piso.

Afuera mi padre al verme sonrió con sus ojos llorosos.

—Estas tan hermosa.—me miró.

—Gracias, pero por favor, deja de llorar—rei levemente y limpié sus lágrimas.

El sirvió su nariz y asintió. Dahyun rodeó con su brazo el de Jb y fuimos hacia la limusina que nos esperaba. Nos adentramos a esta para dirigirnos hacia la iglesia.

—Casi fue ayer cuando estabas en pañales.—y mi papá rompió en llanto cuando íbamos en camino.

Reí levemente y mi mamá comenzó a golpearlo—Ya deja de llorar, parece que te fueras a casar tu.

—Perdon, es que no Puedo evitarlo.

Volví a sonreír y besé su mejilla.

Llegamos a la iglesia y Seokmin fue el que abrió la puerta para mi. Me ayudó a bajar.

—Estas hermosa.—sonrió.

—Gracias Seok.—le sonreí.

Nos dimos un pequeño abrazo.

Habían muchos periodistas y habían guardaespaldas incluso en el lugar.

Mi papá se puso al lado mío y rodeé con mi brazo, su brazo. Comenzamos a subir hasta ponernos frente a la gran puerta de la iglesia inmensa.
Dahyun, Jb y mi mamá entraron junto a Seokmin primero. Mi papá me sonrió; no tardó en hacerce escuchar la canción que nos daba entrada al lugar.

...

—Acepto.—sonreí.

—Rey Mingyu, puede besar a su Reyna Dahye.—sonrió el hombre.

Mingyu me atrajo hacia el y unión sus labios con los míos en su suave y dulce beso que hicieron a los presentes chiflar y exclamar de alegría.