♡𝅼; Treinta y cinco.

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Dahye;

—Mira Yoongyu, primero haces un nudito —le enseño. El hace lo mismo con los cordones de su zapato. Asiento—, luego haces un conejito –le muestro y el lo hace–, luego el otro –hace lo que le digo– luego se juntan, y entran a la madriguera —termino.

Sin embargo los de él quedaron mal.

Hizo un puchero y reí.

—A ver, intentemos de nuevo.

Volví a explicarle y el lo hacía pero mal.

—A la tercera va la vencida ¿va?.

Asiente y al intentarlo de nuevo le salió. No tan bien, pero al menos le quedó.

—¿Ves?. No era tan difícil —le sonrío.

—¿Appa puede verlo? —me mira con sus ojitos brillantes.

La verdad era que hacía como dos días que no veía a Mingyu y lo extrañaba. Me estaba enamorando de él demasiado cuando sabía que pronto me tendría que ir. Pero bueno, aún faltaba bastante para el invierno, y para cuando eso pase él y Yoongyu tendrán una bonita relación. Yo me podré ir y espero que...podamos continuar con nuestras vidas a parte. Aunque sería muy difícil.

—Ok —asentí.

Tomé su mano y nos dirigimos hacia su despacho. Toqué y al principio nadie abrió ni respondió.

—Tal vez esté ocupado —miré a Yoongyu.

—Pero yo quiero que vea mis zapatos —murmuró.

Cuando le iba a hablar, la puerta se abrió mostrando al hombre que conocía como el secretario Kang. Me hizo una reverencia y se la devolví.

—Ya iba de salida —dijo y se fue.

Me adentré al despacho y Mingyu se encontraba sentado en una silla detrás de su mesa de trabajo.
Usaba unos lentes mientras leía algún papel que traía sobre sus manos. No sabía que usaba lentes. Pero sin duda le quedaban muy bien.

—Appa —habló Yoongyu sacándolo de sus pensamientos.

El levantó la mirada.

—Oh —se levanta en seguida—. No había notado que estaban aquí.

—Appa mira...noona me enseñó a atar mis cordones —dijo el mostrando sonriente.

Mingyu se agachó frente a estos.

—Vaya...que bien quedaron —le dijo y sonreí levemente.

—Ya no me voy a caer más —dijo él dando saltitos.

—De seguro que no —le sonrió él.

—Bueno Yoongyu, debemos irnos. Tu papá está ocupado.

El asintió y tomó mi mano. Me iba a ir pero Mingyu me detuvo.

—Veámonos en la noche. Lleva la cena a mi cuarto ¿está bien? —asentí.

Yoongyu estaba muy emocionado viendo los cordones de su zapatos por lo que Mingyu aprovechó y besó mi mejilla sonriendome.
Le devolví la sonrisa y salí junto a Yoongyu.

La señora Min había anunciado de sorpresa que unos invitados importantes vendrían a una cena con el Rey y la princesa Momo; incluso habría hasta un baile.
Así que mientras Yoongyu daba clases de piano, yo ayudé a las demás empleadas a preparar la cena.

—¿Hasta cuando estará la princesa de Japón aquí? —murmura con fastidio Lisa.

—¿Han visto la forma en la que mira al Rey? —cuchichean las otras.

rey mingyu 𐙚 k. mingyu. (terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora