♡; Ocho.

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Mingyu;

Nuevamente no podía dormir. Ya llevaba alrededor de dos horas dando vueltas en la maldita cama y era por gusto. Decidí bajar a la cocina e ir por un vaso de agua. Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina. Abrí el frigorífico, y saqué una jarra de agua, sirviéndome en un vaso. Decidí tomarmelo en el cuarto así que volví a dirigirme a la habitación. Pero cuando pasaba por el cuarto de Yoongyu, escuché a alguien.

—Buenas noches —era la voz de una chica. Y creí saber quién era...

—Buenas noches noona —habló Yoongyu.

No puedo creer que no haya obedecido lo que le ordené. Dejé el vaso de cristal en una mesita cercana, y me puse frente a la puerta esperando que ella saliera. Venía tan sumida al parecer en todo -y con un libro en sus manos- que no notó mi presencia al salir. Cerró la puerta y al girarse se sobre-saltó. Abrió sus ojos a más no poder.

—Creí haberte dicho algo —hablé serio.
Ella bajó la mirada mientras apretaba el libro entre sus brazos.

—Y también te dije que me mirarás a los ojos cuando te hablo —demandé.

Ella lentamente volvió a mirarme. A pesar de que era oscuro, el palacio se caracterizaba por tener muchas ventanas de cristales dónde sea y este pasillo no era la excepción, por lo que la luz de la luna se infiltraba con facilidad iluminando.

—¿Le estabas leyendo un libro? —arquee una ceja.

—Sí —murmuró.

Cerré mis ojos con fuerza conteniendome.

—¿Te quedas en las habitaciones del palacio?. ¿Desde cuando? —crucé mis brazos mirandola.

—Desde ayer —musitó tratando de evitar mi mirada nuevamente.

—Escucha claramente —la miré serio—, entiendo que seas la encargada de cuidar a mi hijo, pero eso no te dá el derecho de que le leas un libro. Te lo dije y aquí estás haciendo todo lo contrario. ¿Quien te crees?. ¿Eh?. ¿Acaso parezco tan relajado que estás haciendo lo que te dá la gana desde que entraste a trabajar aquí? —escupí. Ella apretó con fuerza el libro entre sus manos y se dignó a mirarme de una buena vez.

—Usted es un imbécil —soltó.

Arquee una ceja al escucharla.

—¿Como me dijiste? —apreté mi mandíbula.

—Que es un IMBÉCIL —con su dedo tuvo el atrevimiento de tocar mi pecho. Sé que no lo hizo con otras intenciones pero es que...

—Parece que no sabes con quien estás hablando —la miré enojado.

Ella me dió el libro con fuerza dejandomelo en el pecho.

—¿Acaso no quiere a su hijo o que? —contraatacó—. Yo no me creo nadie y mucho menos estoy haciendo lo que me dá la gana. Simplemente estoy cuidando un niño que necesita atención.

Enfadado por su actitud la pego a la pared, con un brazo al lado de ella acorralandola.

—¿Atención? —la ví furioso.

—Sí. Atención —dijo sin una pizca de miedo hacia mi aproximación—. ¿Cree que darle todo es suficiente?. Su hijo puede tener lujos, puede ser incluso un niño prodigio porque ya sabe piano con cinco años y sabe posiblemente más de la historia de Corea que miles de niños por ahí con su edad, pero eso no es lo que necesita. Necesita una familia. Personas que estén para el cuando los necesite. Por ejemplo...a todos los niños les gusta que le lean un libro antes de dormir...les gusta recibir un beso de buenas noches ¿sabía?. ¿O es que está tan ocupado siendo Rey que no se han enterado de que es padre? –golpee la pared haciéndola sobre-saltar. La miré enojado.

—Yo cuido a mi hijo como me dé la gana.

—Claro...es su hijo. Pero al menos hagale saber que existe y que tiene un padre —respondió a la defensiva.

—¿Quieres ser mi esposa? —le pregunté.

Su rostro de mujer a la defensiva pasó a ser uno confundido. Y pude notar que sus mejillas tomaron un leve sonrrojo.

—¿Q-que?.

—¿Te quieres casar conmigo entonces?. Para que cuides a mi hijo —la ví. Ella tragó fuertemente—. No eres su madre...solo eres su encargada así que deja de encariñarte con el. Y deja de hacer que se encariñe contigo. ¿Entendiste? –no dijo nada.

La dejé ahí y cogí mi agua para dar un gran sorbo y dirigirme a mi habitación tratando de bajar el nudo que tenía en mi garganta; sabía que a pesar de todo ella tenía la maldita razón.

Da-hye;

—Quiero morirme —murmuro dandome pequeños golpes en la cabeza con la pared.

—¿Por qué?. ¿Que pasa? —Lisa me mira sin comprender.

La cojo de la mano y la jalo hacia un lugar en el que podamos estar solo nosotras.

—Ayer...salí del cuarto —murmuré.

—¿Estás loca?. Si la señora Min se entera te va a matar —Lisa me mira alterada.

—No es tanto eso...es...es solo que ví al rey.

Lisa se puso las manos en la boca asombrada.

—¿Y que pasó?.

Decidí hacerle un breve resumen acerca de que le leo libros al pequeño antes de dormir; que el Rey se había enojado por eso y me había ordenado que lo dejara de hacer. Pero que no le hice caso y ayer fui a leerle un libro nuevamente al pequeño y que...terminé siendo atrapada por él mismo y que lo había desafiado sin miedo alguno.

—Estás.loca.de.remate.—Lisa me miró mientras negaba.

—Ya lo sé —agité mi cabello frustrada—. Pero es que me molesta que sea así con el príncipe.

—Escucha, Dahye —Lisa me toma por los hombros y la miro con un leve puchero—. Entiendo que el príncipe Yoongyu sea un encanto. Tienes razón. Es un niño muy lindo; pero...su vida no es realmente como quisiéramos y no podemos hacer nada con respecto a eso. El Rey Mingyu perdió su esposa, y el mismo se ha encargado de cuidar su a hijo. No podemos meternos en eso. El lo cuida, y lo quiere a su forma. Si no quieres perder este maravilloso empleo con un salario divino, mejor mantente fuera de eso.

—Sinceramente me dá igual el salario, Lisa. Me dá mucho dolor ese niño. Si tan solo vieras como brillan sus ojitos cada vez que le prestas atención o le demuestras cariño....

—Lo sé, lo sé. Es imposible no encariñarse. Pero creeme. Sé porqué te lo digo.

Lancé un suspiro y asentí.

—Está bien. Gracias por el consejo.

—De nada —me sonrió de forma triste.


No tenía absolutamente nada que hacer, así que había decidido recorrer el bosque que se encontraba cerca del Palacio. Aún era de día y el sol estaba alto por lo que no pasaría nada y tampoco me perdería. No dejaba de darme bofetadas mentalmente.
¿En que mierda estaba pensando cuando me dió por hablarle al rey así?. Ash. Ni siquiera sé como lo voy a ver luego de eso. Bueno...no tengo ni porqué mirarlo porque cada vez que el pase tengo que mantener la mirada baja.

El sonido de las ramas de los arboles moverse era tranquilizador; si levantabas la mirada hacia el cielo, notabas como los grandes pinos bloqueaban este. Parecía tan lejano. Seguí caminando mientras miraba todo con curiosidad, cuando siento un disparo. Me sobre-salté en mi sitio. ¿Realmente era un disparo?. Otro más. Oh mierda. ¿Acaso viajé a una película de acción y no me enteré?. Los disparos se volvieron más cercanos y sentí galopes de caballo. ¿Que estaba pasando?. Intenté salir del bosque, pero el sonido de los gatillos me seguía rodeando y no sabía por dónde ir.

Ay Dahye...siempre estás en lugares equivocados. Es como si llamaras al peligro.

rey mingyu 𐙚 k. mingyu. (terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora