♡; Veintinueve.

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                                   Da-Hye;

Lancé un gritito cuando estuve por completo en mi habitación. Aún no podía creer lo que había pasado en las últimas horas.
Luego de entrar a mi habitación me dí una rápida ducha y me vestí con una ropa nueva para dirigirme a la cocina y prepararle el desayuno a Yoongyu. Estaba tan feliz. Incluso si trataba de evitarlo una pequeña sonrisa se escapaba de mis labios. No podía creer que hubiese dormido con el Rey. O con Mingyu. Pensandolo de esa forma me gustaba decirle más Mingyu que Rey.

—¿Por qué sonríes de esa forma?. ¿Acaso tuviste un sueño húmedo o qué? —Lisa me saca de mi ensoñación. La golpeo.

—Pervertida —niego.

—Bueno... —sonrió—. ¿No me dirás donde pasaste la noche?.

Casi me atraganto con mi propia saliva.

—O-obviamente en mi cuarto —dije tratando de sonar segura.

—En tu cuarto no pudo haber sido porque fuí a despertarte y no estabas —me dice pícara.

Iba a hablar pero Lia llega corriendo a la cocina llamando la atención de todas las que estábamos presentes.

—Oigan, vino una princesa de Japón —dijo.

—¿Princesa de Japón? —se escuchan murmullos.

—Es extraño que la señora Min no hubiese avisado antes —dijo Yeji mientras nos veíamos algo confundidas.

—Puede que ella no lo supiera —Lia se encoge de hombros.

Casi al instante la señora Min se hizo presente.

—Veo que el rumor llegó ya ¿no? —todas la observamos en silencio—. Al parecer la princesa vino de visita a Corea; ni siquiera el Rey lo sabía.
Como sea, preparen un buen desayuno para ambos, tanto para el Rey como para la princesa.

Y salió de la cocina luego de ordenar lo anterior.

—Es extraño —murmuró Lisa a mi lado.

Yo simplemente corrí a prepararle el desayuno a Yoongyu. Puse todo sobre una bandeja una vez estuvo listo y me dirigí hacia su cuarto. Al entrar el ya estaba despierto viendo animados infantiles frente a la televisión.

—Siento mucho la tardanza, Yoongyu. Me cogió un poco tarde. Debes de tener hambre —dije poniendo todo sobre la mesa de cristal frente a nosotros.

El comenzo a comer de todo sonriente mientras sus ojitos brillaban y disfrutaba de buena manera su desayuno.
Luego de bañarlo y vestirlo, y dejarlo viendo animados mientras organizaba su cama, pensaba en la tal princesa de Japón. ¿A que habrá venido?.

Decidí no darle tanta importancia y llevar las cosas sucias del desayuno del príncipe a la cocina para fregarlas. Una vez terminé esto, fui nuevamente por Yoongyu para salir un rato y recorrer el palacio ya que hacía rato que no lo sacaba a tomar un poco de aire fresco.

—Juguemos a el escondido. ¿Quieres?. Tienes que esconderte bien —lo señalé.

El asintió sonriendo.

—Okay. Ahora cubriré mis ojos —dije poniendo mis manos sobre mis ojos—. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve y diez. ¡Allá voy!.

Quité las manos de mis ojos y Yoongyu no estaba por todo eso. Aunque lo divisé atrás de unos arbustos.

—Ohoo ¿dónde estará ese príncipe travieso? —pregunté caminando cerca del lugar donde estaba oculto.

Casi a los minutos lo sentí reir.

—¡Te atrapé! —lo cargué y el rió.

—¡Otra vez, otra vez! —exclamó emocionado. Reí levemente.

rey mingyu 𐙚 k. mingyu. (terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora