Dulce Deseo [+21]

Capítulo 7

Perséfone.

Reviso por enésima vez mi teléfono para ver si tengo algún mensaje de Zyan, suelto un suspiro exasperado cuando veo que aún no ha llegado nada.

Me está comenzando a preocupar.

Miró a John quien se encuentra manejando tranquilamente hacia la casa de mis padres, se supone que hoy hablaremos del lugar donde se celebrará la ceremonia de mis hermanos, sinceramente no quiero estar allí, no cuando mis hermanos no se están casando por amor, no cuando ni siquiera conocen a la novia.

No cuando ese matrimonio fue impuesto.

John: Señorita, me informan que tiene un paquete en la recepción de su departamento.

Asiento con mi cabeza, cuando llegué a casa lo veré, miro por la ventana luego de ver nuevamente mi teléfono esperando algún mensaje suyo.

¿Y si ya no quiere estar conmigo?

Enfocó mi vista en todo y en nada a la vez, apago el teléfono sabiendo que si lo dejo encendido no dejaré de verlo, lo tiró en el asiento vacío a mi lado sin muchos ánimos, los minutos en el auto se me hacen eternos hasta que por fin llegamos a casa de mis padres, bajo del auto a pasos lentos y me encamino a la puerta saludando a algunos guardias que están por los alrededores, ingreso en la estancia viendo a mis hermanos sentados en los sofás de la sala con caras de culo estreñido.

Un suspiro lleno de agotamiento abandona mis labios cuando veo el rostro golpeado de Einar, el aspecto desalineado y ebrio de Ethan, las enormes ojeras de Eros y el cigarro en manos de Enzo.

El amor es una mierda.

Perséfone: Dan asco.

Es lo único que digo, me gano una breve mirada de mis hermanos antes de que la aparten de forma inmediata, luego de lo que paso con Drix no se atreven a mirarme a los ojos por más de dos minutos, yo por mi parte evito a toda costa quedarme a solas con ellos porque sé que no podré contenerme y terminaré estallando.

Isabella: Tendrán que arreglar las cosas entre ustedes— mi madre se asoma por uno de los pasillos con una actitud seria que nos deja sin derecho a replicar— no quiero seguir viendo como mis hijos se tratan como jodidos perros y gatos, ahora mismo solucionarán sus problemas o no saldrán de esta casa.

Se cruza de brazos mientras nos mira, hago lo mismo mientras camino a uno de los sillones para tomar asiento, mis padres entran en la sala y se llevan a mi madre para que podamos resolver esto a solas.

Enzo: Yo... lo siento.

Suelta en un susurro ganándose una mirada incrédula de parte de todos de forma inmediata, una de las cosas que creí nunca ver es a Enzo De Luca pidiendo disculpas.

Esto es simplemente alucinante.

Eros: Quisiéramos pedirte una disculpa, no actuamos de la forma correcta y dijimos cosas que no debimos decir.

Desvía su mirada cuando sus ojos se cristalizan, me levanto de mi asiento y caminó hasta ellos, me pongo en cuclillas en medio de los cuatro y los miro a los ojos.

Perséfone: Nunca creí que mis hermanos fueran unos cobardes, no es a mi a quien deben pedir disculpas.

Es lo único que digo, se que estoy siendo una perra insensible pero ellos necesitan ver la magnitud de sus errores para no volver a cometerlos.

Ethan: Sentir asusta.

Limpia una lágrima de su mejilla, a pesar de que no se encuentra en sus cinco sentidos sus palabras salen llenas de sinceridad.

Perséfone: Créeme, lo sé— ignoro sus curiosas miradas, esto no se trata de mi en este momento— pero asusta más un futuro donde no puedas vivir tu presente por estar pensando en tu pasado, en lo que hubiera sido si se hubieran arriesgado.

Einar: Yo la amo hermana, la amo con toda mi jodida alma y la perdí, la perdimos...

Las lágrimas salen de sus ojos como una cascada, me incorporo de forma rápida y me acerco a él para abrazarlo fuertemente, miro a mis hermanos y los invito a unirse con tan solo una mirada y así es como terminamos enfrascados en un abrazo de cinco.

Perséfone: Solo tienen que luchar, no todo está perdido.

Siempre hay una luz al final del túnel.

[*🍎*]

Me quito los tacones con un pequeño gemido de satisfacción, camino descalza por mi sala y me tiro en el sofá, cierro mis ojos, pasan alrededor de diez minutos cuando estoy con un pie en el mundo de los sueños y otro aquí cuando escucho el sonido de la puerta sacándome un pequeño grito de frustración, me levanto del sofá y caminó hacia la puerta con pasos torpes y adormilados, la abro encontrándome con John con una jaula en sus manos.

Perséfone: ¿Pasó algo?

Le pregunto luego de soltar un pequeño bostezo, este me mira y señala la jaula en sus manos con sus ojos, miró la jaula y no veo que tenga nada dentro.

¿Por qué está tan oscuro?

John: Le dejaron esto en la recepción, ya fue revisado por los guardias y por mi y no tiene ningún tipo de bomba u objeto que atente contra su vida— suelta tendiéndome la jaula— solo... tenga cuidado.

Asiento con mi cabeza, tomó la jaula entre mis manos y me encamino hacia la sala con John siguiendo mis pasos, tomó asiento en mi sofá y abro la jaula con extremo cuidado, frunzo el ceño cuando nada sale de la jaula.

Perséfone: ¿Hoy es 28 de diciembre y no me entere?

Le pregunto con una ceja arqueada.

John: No señorita, mire.

Me señala la jaula y me levanto de un salto soltando un grito cuando veo una cola blanca saliendo de la jaula, pongo una mano en mi pecho y miró nuevamente topándome con uno ojos rojos, un grito de emoción abandona mi garganta cuando divisó bien lo que es.

¡Una serpiente de maíz albina!

Me acerco haciendo que la serpiente se enrolle en mi mano, desde hacía tiempo quería una pero nunca pude conseguirla.

Perséfone: ¿Quién dejó esto?

Preguntó con una boba sonrisa mientras acaricio a la serpiente.

John: Nadie sabe quién lo dejó y en las cámaras no está captado, pero dejaron esta nota.

Me tiende una pequeña nota.

✉️Estabas deslumbrante anoche ángel, esperamos que te haya gustado tu regalo.