Perséfone
Salgo del consultorio unos minutos después de Niko para evitar topármelo una vez más, casi golpeó mi frente cuando lo veo muy entretenido hablando con la recepcionista del primer piso, ruedo mis ojos y salgo del hospital tratando de que no me vea, salgo de las instalaciones del hospital viendo como John, mi chofer y encargado de mi seguridad, me está esperando para irnos.
John: Sus padres la están esperando, señorita.
Le regalo una sonrisa, lleva siendo el encargado de mi seguridad, mi chofer y mi sombra desde que entré a la universidad con tan solo 16 años, no fue fácil para mí ingresar a tan temprana edad pues mis compañeros y maestros nunca me tomaban en serio, para mis padres fue lo suficientemente difícil dejarme ir a la universidad de forma presencial pues sabían que no solo correría riesgos con las constantes burlas y menosprecios de mis compañeros, sino que también nuestros enemigos aprovecharían esos momentos para atacar.
Perséfone: ¿Mis hermanos estarán en casa?
Le pregunto luego de acomodarme en el asiento trasero de la camioneta blindada, divisó la mueca que se forma en su rostro.
John: No señorita, llevan en la misma rutina que hace un mes— enciende la camioneta emprendiendo camino hacia la casa de mis padres— el señor Enzo debe estar en alguna de las empresas— asiento con mi cabeza dándole la razón— Eros y Einar deben estar en alguna pelea o carrera ilegal y Ethan debe estar embriagado en la oscuridad de su habitación.
Hago una mueca cuando escucho sus palabras.
Perséfone: Creo que tendré que ir a visitarlos.
John guarda en silencio luego de asentir con su cabeza levemente, mira hacia la carretera, el ambiente se vuelve silencioso, miro por la ventana viendo como los autos pasan a nuestro lado de forma rápida, frunzo el ceño cuando noto como un deportivo gris con líneas negras se detiene a nuestro lado.
John: Señorita— apartó mi vista del deportivo, le lanzó una mirada confusa a John— ese auto nos viene siguiendo.
Mierda.
La camioneta acelera intentando perder al deportivo, miro por la ventana notando que el auto se queda atrás pero rápidamente vuelve a estar a nuestro lado, nos sobrepasa y se interpone en medio de la desolada pista, John frena abruptamente haciendo que mi frente se pegue fuertemente contra el vidrio blindado de la ventana sacándome un gemido de dolor.
John: Quédese aquí señorita, si algo llega a pasarme no dude en huir— me pasa un arma, abre la puerta y antes de salir me dice— los guardias ya vienen en camino.
Sale de la camioneta y con su arma en alto se planta frente a él deportivo.
¿Es suicida o qué mierda?
Salgo de la camioneta sin importarme qué John me había dicho que no lo haga, levantó el arma en mis manos y me encamino al deportivo viendo cómo sus puertas se abren de forma inmediata, suelto una maldición cuando noto quien sale del auto con su porte serio e intimidante de siempre.
Zyan.
Perséfone: ¿¡Sabes el susto que me diste!— le grito enojada, Zyan me regala una sonrisa burlona mientras se acerca a mí, frunce el ceño al ver mi frente seguramente roja por el golpe que me di con la ventana, apuntó su pecho con mi dedo— ¿Siempre vas por la vida siguiendo camionetas como un acosador?
Toma mi mano dejándola junto a la suya sobre su pecho, levanta mi rostro haciendo que me parta el cuello solo para mirarlo a la cara, se agacha y analiza mi frente con el ceño aún más fruncido.
Zyan: ¿Cómo te hiciste esto?
Me mira a los ojos con sus intensos ojos azules entrecerrados, manoteó su mano cuando la quiere colocar en mi mejilla, mi cuello se cansa de mirar hacia arriba así que me dedico a ver su pecho con frustración.
¿Por qué tiene que ser tan jodidamente alto?
Perséfone: Esto es consecuencia de tu persecución.
Refunfuñó con enojo, sus manos se colocan en mi cintura y se encarga de alzarme lo suficiente como para besar mi frente sin necesidad de que se parta el cuello al agacharse.
Zyan: Lo siento, solecito— besa mis mejillas cuando no le respondo, trata de que lo mire pero me rehuso— perdóname ¿Si?
Niego con mi cabeza cruzada de brazos.
Perséfone: No, ahora bájame, tengo que ir a casa de mis padres.
No lo hace, camina conmigo alzada hacia su deportivo.
Zyan: Se irá conmigo, la llevaré con sus padres— le dice a John quien no duda en traicionarme al asentir con su cabeza y subirse a la camioneta para seguirnos— sube.
Suelta demandante.
Perséfone: ¿Qué haces aquí?
Le pregunto cuando me acomodo a regañadientes en el asiento de copiloto, me regala una pequeña mirada con una de sus cejas arqueadas antes de encender el deportivo y emprender camino hacia casa de mis padres.
Zyan: Uno de nosotros tenía que venir a calmar un poco el desastre que han causado tus hermanos en el último mes así que aproveche para venir.
Lo detalló, sus negros cabellos despeinados me indican que se ha estado pasando las manos algunas veces por sus cabellos, su camisa negra con los dos primeros botones sueltos me dejan ver parte de su ejercitado pecho, sus pantalones negros tonifican sus enormes piernas y sus botas del mismo color le dan un toque más varonil, diviso su mano en el volante notando que lleva los mismo anillos de siempre.
Anillos que yo le regalé el día de su cumpleaños número 20 cuando yo tan solo tenía 12 años y él era uno de mis crush.
Zyan: Me vas a gastar.
Mi rostro se tiñe de rojo y tratando de que no lo vea le doy un golpe en su brazo que estoy segura que solo le hace ni cosquillas, volteo mi rostro mirando por la ventana aparentando estar enojada.
Solo quiero ocultar mis mejillas ahora carmesí.
Perséfone: Muy gracioso— ruedo los ojos— de todas formas aún no sé como si viniste por mis hermanos terminaste siguiendo mi camioneta.
Lo miro de reojo cuando él hace lo mismo.
Zyan: Quería ver a mi solecito ¿Tienes algún problema con eso?
Mi corazón se acelera cuando lo escucho soltar aquellas palabras.
Perséfone: Solo espero que me hayas traído algo.
Siempre lo hace.
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Dulce Deseo [+21]
RomanceEs frágil dicen. Puede salir lastimada afirman. Porque sí, Perséfone De Luca es la personificación de un Ángel, lo que ellos no saben es que ese Ángel oculta secretos. ¿Podrán mantenerse alejados de su cuñada a pesar de la evidente tensión entre ell...