Capítulo 6

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Zyan

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Zyan.

Aprieto mis manos alrededor de la pequeña cintura de mi solecito, miro en la dirección que ella está mirando y no encuentro a nadie, la bajó con cuidado y hago que me mire a los ojos.

Está nerviosa.

Zyan: ¿Estás segura? Quizá solo fue una mala jugada de tu mente.

Le digo suavemente, el hecho de escondernos no me gusta pero sé que para ella es importante lo que sus padres y hermanos lleguen a pensar de nuestra relación, por eso está buscando el momento perfecto para decirles.

Si para ella es importante para mi también lo es.

Perséfone: No, vi cuatro siluetas al final del pasillo.

Me mira a los ojos con sus intensos y hermosos ojos bicolor, me agacho y dejo un beso en su frente, ella lleva sus pequeñas manos a las comisuras de mis labios seguramente limpiando su labial de mi boca, sonrió por ello.

Zyan: Qué más da— digo con una sonrisa ganándome una mala mirada de su parte, a pesar de su baja estatura en comparación con la mía mi solecito logra intimidar cuando se lo propone— que me mires de esa forma solo me pone la polla dura.

Sonrió cuando logró mi cometido, sus mejillas se encuentran de un rojo furioso, suelto una pequeña risa cuando veo que parece un pequeño tomate.

Perséfone: Zyan...

Advierte, tomó su mano y salimos del pasillo oscuro, si por mi fuera nos quedaríamos allí con tal de seguir probando sus labios pero se que ya no se encontraría cómoda, nos sentamos en una de las mesas distribuidas por todo el salón, miro mi entorno sabiendo que están aquí, sonrió de lado cuando los divisó en una esquina con sus cuerpos completamente tensos y rígidos mientras no apartan la mirada de nuestra mesa, tomó la mano de mi solecito y la llevo a mis labios.

Zyan: ¿Quieres bailar?

Le pregunto con una sonrisa, asiente con su cabeza y la ayudó a levantarse de la silla, nos movemos hasta la pista de baile improvisada y empezamos a movernos al lento ritmo de la música.

Perséfone: ¿Por qué tienes que ser tan alto?

Deja de mirarme para mirar mi pecho y así descansar su cuello, relamo mis labios y sujeto su mandíbula para que me mire a los ojos.

Zyan: Mi estatura y la tuya están perfectas— aprieto su cintura acercándola aún más a mi cuerpo— el hecho de que seas tan pequeña solo me hace fantasear con lo manipulable que será tu cuerpo cuando entierre mi polla en tu pequeño coño.

Sus pasos se vuelven torpes al escuchar mis palabras, sujeto sus caderas evitando que se caiga y suelto una pequeña risa burlona.

Me encanta ponerla nerviosa.

Perséfone: Eres un descarado— murmura con sus mejillas sonrojadas— mira que decirme esto delante de todas estas personas ¿Y si llegan a escucharte?

Me regaña.

Zyan: Si llegan a escucharme sabrían el intenso deseo que siento por mi mujer.

Suelto simple, desde que iniciamos nuestra relación me abstuve de tener algún acercamiento sexual con mi solecito porque sé que es virgen, sé que ha conservado su pureza porque quienes se le han acercado solo han querido algo carnal y si no es así los sentimientos que mostraban no eran del todo sinceros.

Yo me encargaré de demostrarle que haría todo y mucho más por ella.

[*🍎*]

Maldita sea.

Subo al jet privado con mala cara, ignoro a todo el que intenta entablar una conversación conmigo mientras subo los escalones para ingresar al jet, me voy hacia la parte trasera y miro por la ventana.

No estoy del mejor de los humores el día de hoy, no cuando mis hermanos se aparecieron en la mansión que tenemos aquí anoche después de la gala para decirme que tenía que volver.

Ni siquiera pude ver una última vez a mi solecito.

El jet despegó haciendo que mi mandíbula se apriete aún más, luego de algunos minutos escuchó pasos acercándose a donde estoy y cierro los ojos intentando que piensen que estoy dormido.

Dominic: Tenemos que hablar.

Suelta frío antes de sentarse en uno de los asientos de la parte trasera del jet, veo como mis hermanos se acomodan a mi alrededor haciéndome rodar los ojos.

Zyan: No soy un puto niño de tres años— es lo primero que sale de mi boca cuando los cuatro me miran fijamente— no pueden decirme que hacer y cuando hacerlo.

Me jode su negación.

Dimitri: Es por el bien de todos.

Me exalto, suelto una risa amarga antes de mirarlo fijamente.

Zyan: No me hagas reír— los miró furioso— ¿Es por el bien de todos o por el bien de ustedes?

Malik, con su típica cara de perro se levanta de su asiento perdiendo la poca paciencia que tiene, me mira a los ojos mostrando toda su aura llena de poder y dominación que llegarían a asustar a cualquier persona que lo viera, persona que moriría si llega a tener la mala suerte de verlo enojado.

Literalmente.

Malik: Debes entender que lo que estás haciendo es un puta estupidez— mete sus manos cubiertas de anillos en sus bolsillos delanteros— solo la estás poniendo en peligro, estás actuando como un jodido niño y no quieres que te tratemos como tal.

Me levanto de mi asiento ya harto de sus palabras y reclamaciones.

Zyan: ¡Es la princesa de la mafia italiana, no una jodida muñeca de cristal indefensa!— les grito en la cara, aprieto mis puños a mis costados no queriendo lanzarmeles encima porque sé que las cosas no terminarán bien para mi teniendo en cuenta que serían ellos contra mi— y si tengo que dar mi jodida vida por protegerla lo haré porque es mi mujer— los miró con una sonrisa arrogante cuando sus cuerpos adquieren aún más rigidez y tensión— yo sí puedo decir que es mía, completamente mía.

Dominic: Sabes que las cosas no están bien, corre mucho peligro al estar cerca de cualquiera de nosotros, sabes que él no dudaría en matarla si llega a saber que nos importa.

Lo sé.

Artemi se bebe su whisky de un solo trago, desde que llegaron anoche a la mansión este no ha soltado ni una sola palabra y al parecer acaba de estallar.

Artemi: No seas un puto egoísta Zyan.

No sean unos malditos cobardes.

No sean unos malditos cobardes

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Dulce Deseo [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora