Capítulo 28

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Una semana después

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Una semana después.

Perséfone.

Camino por la fría arena de la playa, cada paso dejando una huella efímera que las olas pronto borrarán. La luna, un faro plateado en el cielo oscuro, se asoma entre las nubes, pero poco a poco se esconde detrás de ellas, como si quisiera ocultar los secretos de la noche. Me acerco al agua, sintiendo el contacto helado que sube por mis tobillos y hace que mi piel se erice por la fría brisa que golpea suavemente mi cuerpo.

El suave murmullo del océano es lo único que se escucha, la sensación de paz que me causa es indescriptible. Juego con el borde de mi vestido azul, dejando que la brisa lo ondee suavemente, los dedos de mis pies se sumergen en el agua, enterrándose en la arena, la sensación me relaja de tal manera que me veo absorta en mis pensamientos sin siquiera darme cuenta.

Desde hace una semana que los chicos me trajeron a este lugar, en estos siete días no he sabido de Zyan y los chicos evitan a toda costa el tema, trate por todos mis medios de que me dejaran hablar con él tan solo un momento pero están renuentes a la idea de que yo tenga un contacto por mínimo sea con su hermano. Respecto a los chicos hemos vuelto a la misma rutina que mis primeros días en la mansión, esta vez agregando una noche de películas los cinco juntos.

Estamos en una isla paradisíaca en las Maldivas, según tengo entendido es una de sus tantas propiedades y la compraron en conjunto hace unos años, nunca habían venido pero tienen una mansión aquí, tienen un personal de limpieza que se encarga de mantener el área limpia y habitable, el lugar es tranquilo, transmite una paz inimaginable.

Es perfecto.

Los chicos se han estado comportando de una extraña manera conmigo, a pesar de que no se han acercado a mí de una manera sexual sé que se contienen, lo veo en sus ojos cuando vemos películas juntos o cuando compartimos un mismo espacio, sé que están reprimiendo sus deseos.

Aunque yo no quiero que lo hagan.

Cierro mis ojos y sonrió cuando siento unas manos sujetar mis caderas, recuesto mi cabeza del pecho de Malik mientras él se agacha y besa mi cabeza; he descubierto que siempre busca una forma u otra de tener algún tipo de contacto físico conmigo y eso me encanta pues sé que esas cosas no le gustan.

Malik: Deberías entrar, está haciendo algo de frío— mi piel se eriza cuando habla contra la piel sensible de mi cuello— sabes...— aprieta mis caderas y me voltea hasta quedar frente a él, tengo que levantar la cabeza para poder mirarlo a los ojos— quería pedirte algo, duendecito.

Llevo mis manos a su pecho cuando su intensa mirada puesta sobre mi me destabiliza, ladeó mi cabeza hacia mi costado derecho y lo miro a los ojos con intriga.

Perséfone: ¿Qué quieres, Malik?

Relamo mis labios cuando su mirada baja hacia mi boca, su agarre se aprieta en mis caderas y me acerca más a su cuerpo, lleva una de sus manos hacia mi cabello y juega con uno de los mechones del mismo.

Malik: Quiero que me beses— sonrió, llevo mis manos a su nuca y hago que se agache hasta mi altura, cierro mis ojos y llevo mis labios hasta su mejilla dejando un suave y tierno beso en ella, suelto una carcajada cuando escucho su gruñido de molestia— ahí no— hace un pequeño puchero con sus labios que hace que mi ritmo cardiaco se descontrole— aquí— frunce sus labios haciéndome reír— por favor.

Muerdo mi labio inferior, lo miró de forma inocente a la vez que suelto mi labio y hago un pequeño puchero.

Perséfone: Es que no te alcanzó.

Él y Dominic son los más altos de los Drakos, aunque la diferencia no sea mucha ahí está, sonrió enormemente cuando Malik me levanta en sus brazos y hace que envuelva mis piernas en sus caderas.

Malik: Ahora sí, bésame.

Acarició los cabellos de su nuca mientras beso suavemente su nariz, bajo mis labios hasta toparme con los suyos y los rozó suavemente, sus ojos se oscurecen y sus dientes atrapan mi labio inferior mientras me mira con una ceja arqueada, una de sus manos da a parar a mis nalgas acercándome más a su cuerpo, es él quien impacta sus labios contra los míos de manera salvaje y necesitada, siento su lengua invadir mi boca sacándome un jadeo, tiro de los cabellos de su nuca mientras nuestras lenguas luchan por el poder y la dominación del otro, muerdo su labio inferior cuando siento que el aire me está faltando, pego mi frente con la suya mientras sigo acariciando su cabello suavemente.

Perséfone: Merda.

Mi cuerpo pide por su toque.

Malik: Sabes mejor de lo que pensé, duendecito.

Mi rostro se sonroja y para que él no lo note escondo mi rostro en su cuello, al parecer fallé en ocultarme ya que la vibración de su pecho al reír me indican que vio como mi rostro se tiñó de rojo por sus palabras.

Perséfone: Pensé que no te gustaba el contacto físico.

Suelto contra la piel de su cuello cuando siento como me acerca aún más a su cuerpo.

Es como si quisiera fundir nuestros cuerpos y convertirlos en uno solo.

Malik: Yo también— su voz sale suave, empieza a caminar para alejarse de la playa sin soltar mi cuerpo— pero tengo un pequeño duendecito que es la excepción a toda regla.

Saco mi rostro de su cuello y lo beso en los labios de forma rápida sacándole una sonrisa, vuelvo a esconder mi rostro mientras siento cómo sus pasos nos alejan cada vez más de la playa.

Perséfone: Eres muy tierno para tener esa cara de perro malo todo el tiempo.

Su rostro está las veinticuatro horas del día serio, aunque eso parece haber cambiado desde que llegamos a esta isla.

Malik: No soy tierno, soy malo y peligroso.

Suelta de forma rápida y podría decir que hasta indignada, cuando pensaba refutar a sus palabras empiezo a escuchar unos rápidos pasos cada vez más cerca.

Artemi: Zyan acaba de llegar.

Suelta agitado, saco mi rostro del cuello de Malik y volteo en su dirección cuando escucho sus palabras.

¿Zyan está aquí?

¿Zyan está aquí?

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Dulce Deseo [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora