Capítulo 9

4.5K 382 20
                                    

Perséfone

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Perséfone.

Perséfone: No tienes que hacerlo si no quieres— trato de persuadirlo con el corazón a mi por hora— quizá no sea el momento...

El miedo me paraliza, su mano envuelta en la mía es el ancla que me ata a este mundo en este momento, me mira a los ojos con una sonrisa tranquilizadora y detiene sus pasos.

Zyan: Entiendo si no quieres hacerlo— suelta mirándome a los ojos con una pequeña sonrisa llena de comprensión— si quieres podemos decirles en otro momento.

Suelta suavemente, acaricia mis mejillas con suavidad, se inclina un poco y besa mi frente con cariño, hago un leve puchero involuntario antes de decirle.

Perséfone: No es eso, no quiero que pienses que no quiero gritarle al mundo que estamos juntos... solo— lo miro a los ojos, suelto un pesado suspiro, juego con mis manos y muerdo el interior de mi mejilla con nervios— no quiero enfrentarme a una realidad donde tu familia no me acepta, no podría soportarlo.

Su rostro se pone serio cuando escucha mis palabras, muerdo mi labio inferior con los nervios a flor de piel.

Zyan: Me importa una mierda lo que digan los demás siempre y cuando esto no te afecte— sujeta mis mejillas y hace que deje de morder mis labios— te conocen, saben quien eres ¿Por qué no te querrían si eres perfecta?

Ver la seguridad en sus ojos hace que un poco del miedo que siento se disipe.

Perséfone: Está bien, vamos.

Sonríe enormemente y vuelve a tomar mi mano, empezamos a caminar por todo el inmenso jardín buscando la mesa donde está su familia, aprieto su mano cuando la vemos en una de las mesas más alejadas de la multitud, mis piernas tiemblan debido a los nervios que siento en este momento.

Zyan: Todo estará bien— me asegura mientras caminamos hasta esa mesa, inhalo profundo tratando de ocultar mis nervios— hermanos.

Un intenso sonrojo cubre mis mejillas cuando me veo bajo la intensa mirada de las cuatro personas sentadas en la mesa.

Los Drakos.

La única familia con vida de Zyan, sus hermanos mayores, mejores amigos de mis hermanos, jodidamente serios e intimidantes y, por si fuera poco, parte de mis crushes de la adolescencia.

Dominic: ¿Por qué está tan pálida?

Pregunta mirándome de reojo, trago grueso cuando ahora los cinco me miran fijamente, mis piernas tiemblan y para disimularlo tomó asiento en una de las sillas vacías en la mesa, Zyan se sienta a mi lado y entrelaza nuestros dedos sobre la mesa, el ambiente se vuelve tenso y oscuro luego de esa acción, las posturas rígidas de los hermanos me da a entender que nada va bien.

Artemi: ¿Qué es esto, Zyan?

Su mandíbula apretada, su voz ronca, las venas de su cuello y brazos aún más notables me hacen saber que se encuentra muy enojado.

Perséfone: Yo... nosotros— mi voz sale en un hilo nervioso y me reprendo por ello cuando siento los profundos e intensos ojos grises de todos los Drakos puestos sobre mi persona— queríamos decirles que nosotros estamos en una relación.

Logro armarme de valor, levantó mis ojos mientras aprieto la mano de mi novio y sin siquiera importarme lo muy sonrojadas que deben estar mis mejillas enfrentó a mi cuñados.

Que raro suena eso.

Dimitri: ¿Esto es una broma? Es una niña, Zyan.

Suelta incrédulo y enojado, mi cuerpo se tensa cuando noto el disgusto, el enojo y la frustración en los cuerpos de los cuatro hombres frente a nosotros.

Zyan: Quiero que mantengas la estupidez que acabas de decir hasta el final, hermano— su tono de voz extremadamente frío y ronco logra hacer que mi piel se erice, enfoco mi vista en él notando sus ojos oscurecidos, sus hombros tensos y su ceja arqueada— y será mejor que cuiden lo que sale de sus bocas de ahora en adelante— lame sus labios mientras les regala una pequeña sonrisa ladeada a sus hermanos— no voy a permitir que traten mal a MI mujer.

El énfasis en la posesiva palabra que me declara como suya hace que sus hermanos se enojen aún más, Malik nos regala una fría mirada, mira a sus hermanos quienes no dudaron en pararse de sus sillas.

Malik: Son adultos, hagan lo que quieran.

El tono burlesco en el que dice aquellas palabras me enoja, luchó por controlarme pero ver en su mirada el rechazo a esta relación hace que mi sangre hierva.

Perséfone: Lo somos— suelto de forma fría, por sus ojos pasa pequeño destello de sorpresa— aunque no puedo decir lo mismo de ustedes en este momento— suelto con fingido pesar, miro mis uñas aburrida antes de volver a mirarlos, sus caras de sorpresa casi me hacen reír, lo haría si no estuviera tan enojada— me importa una mierda si aceptan o no esta relación siempre y cuando no sean un estorbo.

Me levanto de mi asiento dejando a los cinco hermanos atrás, camino hacia el baño y me encierro en el, miro mis pupilas dilatas, cierro mis ojos y lavo mi rostro con agua fría, aprieto mis puños sobre el lavamanos, relamo mis labios y vuelvo a mirarme al espejo.

Perséfone: Cálmate.

Seco mi rostro suavemente antes de que unos pequeños toques en la puerta me saquen de mi ensoñación, acomodo mi vestido y me miro por última vez al espejo, sonrió cuando me veo un poco mejor, me encamino a la puerta viendo a Zyan con rostro de preocupación.

Zyan: ¿Estás bien?

Me atrae a sus brazos, revisa todo mi cuerpo buscando algún indicio de algún daño físico, mira mi rostro detalladamente buscando algo en mis ojos.

Algo que no encontrará.

Perséfone: Estoy bien, tranquilo— lo abrazo fuertemente escondiendo mi rostro en su pecho— siento haberles hablado así, creo que me enoje un poquito luego de escucharlos llamarme niña.

Su aroma logra tranquilizar un poco del enojo que esas palabras causaron en mí, trato de ignorar esos pensamientos porque no quiero estresarme pensando en ellos, no cuando piensan que soy una jodida niña.

Zyan: Se arrepentirán de sus palabras, yo me encargaré de eso.

La promesa está instalada en su voz, lo miro a los ojos y tragó grueso cuando divisó su sonrisa maliciosa.

Perséfone: Son tus hermanos.

Toma mi mandíbula, me acerca más a su pecho, relame lentamente sus labios, un destello de oscuridad y perversión pasa por sus ojos antes de que por su boca salgan aquellas palabras que logran acelerar el ritmo de mi corazón y poner a palpitar algo más que eso.

Zyan: Y tú mi mujer.

¿Su tono posesivo debe causarme miedo, no?

Su voz extremadamente ronca mientras suelta esas palabras no debe excitarme ¿Cierto?

Su voz extremadamente ronca mientras suelta esas palabras no debe excitarme ¿Cierto?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Dulce Deseo [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora