Capítulo 24

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7/10.

Una semana después.

Perséfone.

Termino de ajustar los cordones de mis zapatillas antes de incorporarme y tomar a Rubí, mi serpiente de maíz albina, entre mis brazos, la pequeña no tan pequeña se envuelve en mi brazo y sube lentamente hasta recostarse en mi cuello, le regalo una caricia en su pequeña cabeza haciendo que sus ojos rojos se posen en los míos.

Perséfone: No asfixies a mami, Rubí.

Desde que tengo a Rubí conmigo me he encargado de entrenarla para que pueda asesinar a cualquier persona que trate de lastimarla o lastimarme, en más de una ocasión la encontré envolviendo el cuerpo de más de un repartidor que contaba con la mala suerte de ir a mi edificio a llevar algún pedido.

Es una pequeña celosa.

Salgo de la habitación luego de dejarle un mensaje a Zyan, esta última semana se ha estado completando algo extraño luego de que uno de sus hombres fuera encontrado decapitado en una de las empresas más importantes que tienen en Grecia, robaron unos camiones con armas que iban directo a Italia y por si fuera poco han retomado los desvíos de fondos en las empresas de Francia.

Me están empezando a joder la paciencia.

Bajo las escaleras a paso tranquilo, me quedo paralizada cuando veo que en la sala están los Drakos, después de mi boda no volví a ver o hablar con alguno de ellos, diviso sus cuerpo lentamente aprovechando que no me están viendo, Malik lleva un traje completamente negro sin corbata y con los dos primeros botones sueltos, Dominic lleva unos jeans y un suéter negro cuello de tortuga, Dimitri lleva unos jeans negros y una camisa azul rey oscuro, Artemi es el que viste más relajado de todos; lleva uno jeans azules con algunos rotos en las rodillas y una playera negra.

Artemi: Todas las cámaras fueron desactivadas en ese preciso momento, empezaron con su funcionamiento dos horas después de que todo sucedió— su voz sale extremadamente fría y calculadora, mi piel se eriza cuando lo escucho, nunca en mi vida creí que su voz saldría tan fría y cortante— no hay que ser muy inteligentes para saber que tenemos más de un infiltrado en nuestras putas narices.

Me acerco unos cuantos pasos soltando una maldición cuando Rubí se baja de mi cuello y se arrastra hasta la sala.

Dimitri: ¿Qué haces aquí pequeña?

La toma entre sus manos con total confianza haciéndome fruncir el ceño aún más, Rubí no es nada agradable, ni mucho menos cariñosa con los desconocidos y según tengo entendido, esta es la primera vez que los Drakos ven a mi serpiente.

Dominic: ¿Qué haces allí escondida, Perséfone?

Me sobresaltó cuando escuchó su voz pronunciando mi nombre, levantó la cabeza topándome con cuatro intensos ojos grises puestos sobre mi.

Perséfone: Yo... Rubí se escapó y vine a buscarla antes de que le haga daño a alguien— juego con mis dedos cuando sus miradas no se apartan de mi logrando que me ponga ansiosa— aunque no parece querer hacerles daño a ustedes.

Murmuró con la intención de que noten mi desconfianza, no soy estúpida y sé que han tenido contacto anteriormente con Rubí y las únicas formas para tenerlo es entrando a la habitación que comparto con Zyan o haberla conocido antes.

Malik: ¿Segura?

Sus intensos y fríos ojos miran directamente los míos, su mirada parece taladrar mi alma.

Perséfone: Si— lo miro con una ceja arqueada antes de desviar mi mirada hacia Dimitri, me acerco a su cuerpo y tomo a mi serpiente entre mis manos— no soy estúpida, no sé porqué se empeñan en creer que sí lo soy.

Suelto con desagrado.

Artemi: ¿De qué hablas, Perséfone?

Que diga mi nombre y no pastelito causa que mi pecho se apriete de dolor, bajo mi mirada por unos segundos para que no vean lo que me afectó que no me llamara por mi apodo.

Perséfone: Sé que fueron ustedes— parecen aún más confundidos por mis palabras así que les explico mejor— sé que fueron ustedes quienes dejaron a Rubí en la recepción de mi apartamento, son una de las pocas personas que puede tener la accesibilidad para bloquear las cámaras de seguridad de mi edificio.

Además, los Drakos son los únicos que me llaman ángel.

Malik: ¿Qué te hace creer eso?

Sonrió cuando escuchó esa pregunta.

Perséfone: No responderé a eso— me doy la vuelta y antes de salir de la mansión me encargo de decirles— solo les diré que el miedo es el peor enemigo del ser humano— miró por encima de mi hombro como los cuatro me miran paralizados— me sorprende que los padrinos de la noche teman por un simple gusano que pronto será aplastado.

Salgo de la mansión sin esperar una respuesta o reacción de parte de ellos, me encamino a la parte trasera de la misma donde hace unos días mandé a que habilitaran el lugar para Rubí.

Como psicóloga he tenido que atender múltiples casos de pacientes que limitan sus acciones por miedo, miedos de él más tonto hasta el más grave, nunca en mi vida me había topado con una persona cercana a mi que se sintiera de la misma manera que esos pacientes aparte de Drix, por eso no me fue difícil identificar las cadenas que apresaban las almas de los cuatro Drakos que ahora son mis cuñados.

Perséfone: La vida no es vida con limitaciones, Rubí.

Le digo a mi serpiente mientras la dejo en el suelo, me siento en una de las hamacas que mande a que colocaran en el lugar, mi mente se pierde en recuerdos del pasado que me hacen sonreír como una maldita desquiciada.

No sé si soy muy observadora o los demás son muy idiotas, no sé si todo es por culpa de aquello que oculto de las personas que no son lo suficientemente cercanas a mi, aunque quizá sea un poco de ambas cosas.

Para atreverse a desafiar a la princesa de la mafia italiana, es necesario estar listo para la muerte más dolorosa que uno pueda imaginar.

El peor error de cualquier especie es subestimar a su supuesta víctima.

El peor error de cualquier especie es subestimar a su supuesta víctima

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Dulce Deseo [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora