Capítulo 13

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Perséfone

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Perséfone.

Siento como el auto deja de moverse pero aún así no me aparto de Zyan, vuelvo a enterrar mi rostro en su cuello escuchando su leve risa ronca, abre la puerta de la camioneta y sale conmigo en brazos sin ningún tipo de problema, le da algunas órdenes a algunos guardias, les indica que lleven mis maletas a su habitación y que se esparzan por los alrededores de la enorme mansión, levantó un poco la vista detallando mi entorno, sonrió enormemente cuando divisó la playa a unos cuantos metros de distancia, Zyan termina de indicarles que hacer a los guardias e ingresa conmigo a la mansión de su familia.

Zyan: Iremos a comer y luego iremos a la playa para que te relajes un poco.

Susurra contra mi hombro, asiento con mi cabeza bostezando un poco cuando sus caricias en mi espalda logran relajarme en sobre manera, frunzo el ceño cuando su cuerpo se tensa y sus pasos se detienen.

Dominic: Zyan, tenemos que ir a...

Sus palabras se detienen abruptamente al igual que los pasos que se escuchaban por toda la sala, trago grueso cuando empiezo a sentir ese cosquilleo en mi nuca que me indica que me están mirando de forma intensa, suelto un suspiro tembloroso contra la piel del cuello de Zyan e intento bajarme de su cuerpo pero no me lo permite.

Zyan: No puedo, mi novia acaba de llegar y no se siente del todo bien.

Les dice calmado, me tenso cuando siento de forma inmediata unos brazos bajarme del cuerpo de Zyan, Artemi me hace darme la vuelta y con un rostro de total preocupación revisa mi rostro buscando algún indicio que le diga lo que tengo.

Artemi: ¿Estás bien, pastelito?— mi rostro se sonroja bajo su atenta mirada al escuchar ese apodo que tenía años sin oír— ¿Tienes fiebre? ¿Quieres que te lleve a un hospital?

Para nadie cercano a mi es un secreto que tengo una obsesión con los pastelitos, para Artemi no es un secreto mis escapadas a la despensa de mi casa y la suya en busca de los mismos, de allí viene su apodo.

Perséfone: Estoy bien, no pasa nada.

Digo mirándolo a los ojos, cuando sus ojos grises impactan contra los míos me teletransporto a aquellas tardes lluviosas donde solíamos ver películas de Disney por petición mía, películas que él nunca miraba por estarme mirando a mi mientras acariciaba mi cabello delicadamente.

¿Qué cambió?

Malik: ¿Fuiste tan estúpido de traerla hasta aquí sabiendo su miedo a los aviones? ¿Acaso olvidas que es claustrofóbica?— se acerca a su hermano con la mandíbula apretada y lo sujeta por el cuello de la camisa— pudo haber sufrido un ataque de pánico que la llevara al puto hospital ¿Eres consciente de eso?

Zyan se enoja al escuchar sus palabras, mi cuerpo se tensa cuando veo que sujeta la camisa negra de su hermano y lo acerca a su rostro, los dos parecen a un paso de matarse.

Zyan: ¿Me crees estúpido o qué mierda? Nunca pondría en peligro a mi mujer.

El ambiente se vuelve aún más tenso si es que eso puede ser posible.

Malik: Si, claro.

Suelta con sarcasmo, me acerco a ellos soltándome del agarre de Artemi quien no quería que me acercara a sus hermanos en ese estado.

Perséfone: Ahora mismo se soltarán las camisas y dejarán de actuar como perros rabiosos— me crucé de brazos a un lado de ellos— ahora.

Son mis últimas palabras antes de arquear una de mis cejas, Zyan suelta su agarre y Malik hace lo mismo soltando un bufido, sale de la sala de estar con pasos rápidos, sube las escaleras sin mirar atrás perdiéndose en la planta de arriba de la mansión.

Dimitri: ¿Tienes hambre?

Suelta rompiendo el tenso silencio que se formó en la sala, antes de que pueda responder algo Dominic y Artemi se acercan a mi y toman cada uno una de mis manos guiándome hacia la cocina, volteo mi rostro viendo como Zyan desaparece escaleras arriba en busca de su hermano.

Dominic y Artemi desaparecen dejándome sola con Dimitri, me siento en una de las mesas jugando con mis manos suavemente mientras espero a los chicos, siento la intensa mirada de Dimitri puesta sobre mi.

Dimitri: ¿Estas nerviosa?— niego con mi cabeza sin mirarlo a la cara, muerdo ligeramente mi labio inferior concentrándome en el dolor que me provoca al estar lastimado— ¿Y porque juegas con tus manos?— se acerca un poco más a mi y hace que deje de jugar con mis dedos, levanta mi mentón y me hace mirarlo a la cara— ¿Por qué muerdes tus labios hasta hacerlos sangrar?— mira mi boca y tragó grueso cuando sus ojos se oscurecen— ¿Por qué huyes de mi mirada?

Esto no está bien.

Cuando voy a abrir mi boca para responderle que no tengo por qué estar nerviosa con la presencia de mi cuñado llegan Artemi y Dominic con las manos ocupadas, Dominic trae una enorme bandeja con una lasaña entre sus manos que hace que mi boca se haga agua, Artemi trae consigo una bandeja llena de pastelitos que me pone ansiosa.

Dominic: No creo que sea buena idea darle tantos pastelitos.

Lo miró mal cuando dice eso, Artemi se lo piensa por unos segundos pero lo interrumpo antes de que se arrepienta de dármelos.

Tengo que comerlos antes de que llegue Zyan y me los quite.

Perséfone: Solo serán seis.

Trato de negociar con una sonrisa inocente en mi rostro.

Dimitri: Sólo hay seis.

Lo miro mal para que se calle.

Artemi: ¿Dos?— me mira a los ojos pero no me da la bandeja, hago un pequeño puchero cuando el olor de los pastelitos llega a mis fosas nasales— está bien, pero no le digas a Zyan y Malik.

Me pide, asiento con mi cabeza de forma rápida extendiendo mis manos para que me de la bandeja, cuando por fin la tengo en mi poder sonrió enormemente llevando uno de los pastelitos a mi boca y dándole un gran mordisco.

Dominic: ¿No crees que sería mejor comer la lasaña primero?

Niego con la boca llena hasta el tope, mis mejillas se encuentran infladas por la gran cantidad de pastelitos que metí en ella.

Perséfone: No quiero que lleguen y me los quiten.

Si llegan y me encuentran con seis pastelitos para mi sola, no dudarán en quitármelos. Digamos que me pongo un poco imperativa cuando los como.

Pero solo un poco.

Pero solo un poco

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Dulce Deseo [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora