Capítulo 20

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Desconocido.

Desconocido: ¿Qué tiene es para mí?

Relamo mis labios mientras miro a la mujer que entra a mi oficina como perro por su casa, miró sus piernas desnudas por el corto vestido que cubre su cuerpo, repaso lentamente su operado cuerpo, sigo mi recorrido hasta llegar a su rostro repasando su exagerado maquillaje.

Mujer: Traje algo que quizá no vaya a gustarte.

La miró fríamente mientras cruzo mis piernas, ella toma asiento sin que yo lo autorice, se inclina para dejar una carpeta en la mesa de mi escritorio encargándose de mostrarme sus operadas tetas.

Desconocido: El solo hecho de tenerte aquí me desagrada— la miro con asco, ruedo los ojos cuando ella me mira enfadada— quiero que te abstengas a solo hacer lo que yo te pida, si te pido que brinques, vas a brincar, si te pido que te comportes como una zorra necesitada de una polla, lo harás ¿Entiendes?

No debí acostarme con esta perra.

Desde que lo hice su comportamiento ha cambiado, ha empezado a andar por mis propiedades como perra por su casa, se ha presentado a algunos socios importantes como mi mujer y por si fuera poco tiene el descaro de ordenarle a mis hombres.

Mujer: No deberías hablarme así, recuerda que me necesitas tanto como yo a ti.

Ruedo mis ojos mientras tomo los documentos que puso en mi escritorio, le regaló una dura mirada antes de decirle.

Desconocido: No lo olvido, si lo hiciera ya estarías muerta.

Miro el contenido de la carpeta que esa mujer puso sobre mi escritorio, mis puños se aprietan en torno a la misma cuando divisó las diversas imágenes que están en su interior, mi rostro se endurece al ver cómo mi pequeño cervatillo se encuentra en brazos de otro hombre, hombre que yo conozco muy bien.

Relamo mis labios mientras miro cada una de las fotos detalladamente, mi sangre hierve cuando lo divisó besándola, cierro mis ojos por un breve momento antes de seguir.

Tengo que calmarme.

Colocó una máscara de frialdad en mi rostro mientras sigo mirando las jodidas fotos, veo como ella sale de la mansión con una enorme sonrisa en su bello rostro, la veo hablar con su chofer y encargado de su seguridad, más fotos donde sale con sus amigas, con esos malditos, con una serpiente, con su familia, relamo mis labios cuando veo la última foto.

Desconocido: Habla.

La miro a los ojos, su rostro se encuentra pálido al ver la tranquilidad que demuestro tras ver esas fotos, traga grueso y se remueve en su asiento.

Mujer: Van a casarse.

Arqueo una de mis cejas contando hasta veinte, me recuerdo que si la mato no tendré a nadie que me informe sobre los pasos de mi cervatillo.

Desconocido: ¿Desde cuándo?

Aprieto mis puños para intentar calmar mis impulsos.

Mujer: D...desde hace tres semanas.

Me levanto abruptamente de la silla, los papeles se riegan por el suelo pero eso es lo de menos en este momento, me acerco a la jodida perra temblorosa frente a mi y sujeto su cabello, me inclino hacia su rostro sintiendo náuseas por su olor a puta.

Desconocido: Seremos civilizados, serás una perra obediente y me dirás ahora mismo porque no sabía de esto antes.

Tiro de sus cabellos cuando no me responde, aprieto mi mandíbula cuando el enojo me hace querer matarla, cierro mis ojos intentando controlar el deseo que siento por acabar con su mediocre vida en este jodido momento.

No me conviene, no aún.

Me repito una y otra vez mientras espero la respuesta de esa zorra.

Desconocido: ¿La boca solo te sirve para chupar pollas o que?

Me cansé.

Mujer: Yo... yo recién me enteré ayer por uno de nuestros informantes, juro que no tenía conocimiento del tema y desde que lo tuve vine inmediatamente.

La suelto abruptamente.

Desconocido: Desaparece de mi vista en este jodido momento antes de que te mate.

Me doy la vuelta escuchando sus rápidos pasos al salir de mi oficina, miro las fotos esparcidas por el suelo mientras saco mi teléfono de uno de mis bolsillos y marcó el número de uno de mis hombres de confianza.

Desconocido: Tendremos que adelantar las cosas, si algo que no quiero llega a suceder tendrán que considerarse muertos.

Cuelgo la llamada sin dejarlo hablar, estoy seguro de que ya sabe lo que tiene que hacer y si aún no lo sabe; esa será su condena de muerte.

Estoy cansado de rodearme de incompetentes.

Me agacho detrás de mi escritorio recogiendo con rabia todas las putas fotos, dejó la mejor para el final, tomó con cuidado aquella foto donde mi pequeño cervatillo sale en solo ropa interior, mi polla se pone dura cuando divisó su perfecto cuerpo en esa hermosa lencería rosa pálido.

Desconocido: Pronto serás mía, serás mi mujer y dejarás de comportarte como una mujerzuela detrás de esos estúpidos— acarició la imagen mientras palmeo mi polla sobre mi pantalón de vestir— te mostraré cómo debe comportarse una mujer... como debe comportarse mi mujer.

Cierro los ojos mientras sigo acariciando mi polla por encima del pantalón, imagino que son sus pequeñas y delicadas manos dándome placer como debería estar haciendo, como le corresponde hacer.

A mi mente llega el recuerdo de su dulce voz, relamo mis labios mientras abro los ojos, me levanto de la silla y salgo de mi oficina con la foto entre mis manos, bajo las escaleras y llego a la sala de estar, encuentro a una de las sirvientas que se encargan del aseo de la casa, me acerco a ella, tomó su cabello y la miro a los ojos antes de decirle.

Desconocido: Se una buena perra y has tú trabajo.

Hago que se arrodille delante de mí, bajó la cremallera de mi pantalón y la perra se encarga de sacar mi polla dura, llevó mi vista a la foto en mis manos mientras ella hace su trabajo, miró fijamente la foto de mi cervatillo en ropa interior imaginando que son sus rojos y tentativos labios los que están sobre mi polla.

Pronto serás mía.

Pronto serás mía

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Dulce Deseo [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora