Capítulo 37

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Los cuatro reyes veían desde el castillo que las tropas de Daegu, Goyang y Seúl ya estaban con las de Busan, pero lo que los desconcertó, fue que ninguno de los pueblos atacaba.

-Su majestad. -se oyó una voz a las espaldas de los reyes, haciendo que voltearan. -Rey Kim, el capitán Ricky dice que necesita la presencia de los reyes allá abajo.

-¿¡Qué!? ¿Por qué? -preguntó Jiwoong.

-Los reyes de Busan e Incheon están allí, tratando de negociar. -anunció el sirviente. -Pero dicen que sólo hablarán con ustedes.

-Yo iré solo, alguien debe quedarse por su algo les pasa a nuestras parejas. -dijo Hanbin.

-No te dejaré ir solo, yo también iré. -Junhyeon se acercó a Hanbin.

Jiwoong sólo miró con inseguridad a los dos alfas. La guerra principalmente era con Seúl, él debería ir pero no quería dejar a su omega en el castillo sin él. Tan metido estaba en sus pensamientos que no se dió cuenta que Hanbin y Junhyeon ya se estaban yendo.

-Jiwoong, si algo pasa, cuida a Hao y Gunwook por mí. -dijo Hanbin, suspirando.

-Tengan cuidado.

-¿¡Dónde están sus reyes!? -Jacob agarró del brazo a Ricky.

-¡Ya mandé a un guardia a llamarlos! -respondió Ricky.

-Capitán Ricky. -uno de los guardias dijo. -Han llegado.

Todos se hicieron a un lado, dejando pasar a un carruaje negro, sabían que allí estaban los reyes que faltaban. Todos se sorprendieron al notar que sólo dos de ellos bajaron del carruaje.

-¿¡Sólo vinieron ellos dos!? -gritó el rey de Busan.

-Al menos agradezcan que vinieramos nosotros, no teníamos ganas de estar en su presencia. -escupió Hanbin con rencor al rey de Busan.

-¿¡Dónde está el rey que secuestró a mi hijo!? -Jacob empujó a Hanbin.

-No está aquí, ha decidido quedarse a cuidar de su hijo y su cachorro que ya nació. -Junhyeon quiso reír debido a la cara que puso Jacob.

-¡Ese maldito, lo secuestra para después embarazarlo! -Jacob gruñó, fuertemente.

-¿Podría dejar de gritar? Me está hartando. -Hanbin rodó los ojos, fastidiado.

-El rey de Seúl no está aquí, esta guerra empezará y no tendré piedad con nadie. -el rey de Busan sonrió maliciosamente.

Jiwoong y Jongwoo se dirigían a la habitación de Hanbin y Hao, pues allí estaban los cuatro omegas.

Cuando llegaron, vieron que Jay y Taerae estaban conversando tranquilamente. Aquello sorprendió al rey de Daejeon, ver conversar a su omega con su exesposo era algo raro.

Los cuatro omegas voltearon en cuanto escucharon la puerta siendo abierta, dejando ver la confusión de que sólo habían dos reyes.

-¿Dónde están Hanbin y Junhyeon? -preguntó Matthew.

-Ellos... ambos... -el rey de Seúl se puso nervioso al notar la mirada enfadada de su hermano y su primo. -Han bajado al campo de batalla.

-¿¡Qué!? -gritó Taerae en cuanto escuchó aquello.

-¿Cómo que han ido allá? -preguntó Hao, con lágrimas en los ojos.

-Los reyes de Busan e Incheon han dicho que... -el menor fue interrumpido.

-¿Incheon...? -dijo Taerae con voz débil. -¿Mi padre decidió ayudar a Busan?

-Tae, yo... lo siento. -Jiwoong se acercó a su primo, abrazándolo.

-No importa... -susurró.

-¿Por qué Hanbin y Junhyeon fueron allí? -volvió a preguntar Hao.

-Los reyes dijeron que querían que nosotros cuatro estuviéramos allá, pero Hanbin dijo que solo iría él y Junhyeon lo acompañó. -explicó el menor.

Jiwoong iba a decir algo más, pero unos ruidos extraños se escucharon afuera. Abrió la puerta y se dió cuenta que los sonidos eras de la entrada el castillo, estaban intentando tumbar la puerta.

Hanbin y Junhyeon se preocuparon al oír las palabras del rey de Busan. Solo fue cuestión de segundos para que se dieran cuenta que estaban rodeados por guardias de Incheon y Busan. Los guardias de Daegu y Goyang trataron de salvar a sus reyes, mientras que Seúl estaba tratando de atacar a los guardias que trataban de entrar al pueblo.

-Majestad, deben irse ahora mismo al castillo. -dijo Kandem cuando llegó al lado de ellos.

-Los guardias los cubrirán y defenderán. -continuó Seunghwan.

-No, Seúl está perdiendo fuerzas. Quiero que todos ayuden a Seúl, nosotros ya sabremos cómo llegar. -habló Hanbin

Todos los guardias se miraron con inseguridad, pero al final accedieron y se retiraron. Por suerte, ambos reyes traían una espada cada uno, pues no tenían planeado salir del castillo sin armas en medio de una guerra.

Guardias de Incheon y Busan se les acercaban, pero ellos, ágilmente, los mataban. Ambos reyes lograron entrar al bosque, pues era la forma más rápida de llegar al castillo. Lo que no se esperaban era que dentro del bosque hubieran guardias de Incheon y Busan en su forma de lobos, esperando para atacarlos.

Los golpes en la entrada se seguían escuchando, no había guardias en el castillo, por lo que los omegas y cachorros no estaban muy protegidos.

-Jiwoong... tengo miedo. -susurró Matthew, que estaba abrazando a su cachorro y ambos siendo abrazados por Jiwoong, quien estaba listo para defender a su familia.

-Todo va a estar bien.

Hao estaba llorando, siendo abrazado por Taerae, pues ninguno de los dos tenía a su alfa en esos momentos. Gunwook sintió cómo su padre estaba triste, por lo que también empezó a llorar.

Un fuerte estruendo se escuchó por todo el castillo. Los alfas, preocupados, se levantaron y se dirigieron a la entrada de la habitación.

-Tenemos que ir a ver qué es lo que ocurre. -dijo Jiwoong, mirando a su omega.

-No vaya... -responde Matthew.

-Tenemos que atacar a lo que sea que logró entrar. Si no lo hacemos llegarán aquí, y no dejaré que siquiera entren a la zona de las habitaciones. -gruñó. -Cuídense. -Jiwoong se acercó, le dió un beso en la frente a su hijo y uno en los labios a Matthew.

My King (zb1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora