Taerae, Jiwoong y Matthew estaban tranquilamente tomando el desayuno. Había pasado una semana desde que Matthew había intentado escapar y todo había cambiado notoriamente.
Jiwoong ya no era aquel amargado rey, había cambiado absolutamente,pero su carácter exigente seguía allí. Su relación con Matthew también cambió, a veces se robaban uno que otro beso y cuando dormían, ya no le hacían caso a la imaginaria división que hicieron en la cama.
Durante el desayuno, un sirviente tocó la puerta y tímidamente se adentró al comedor. Matthew reconoció que era el mismo que había entregado la carta a Jiwoong un día antes que Hanbin y Hao llegaran a Seúl, la carta que anunciaba su llegada.
-Su majestad, esta carta es de Daegu. -se acerca. -Pero dice que es para un tal Matthew.
-¡Oh! ¿Para mí? -el rubio sonrió. -el sirviente, al ver que el rubio era Matthew, se acercó y le tendió la carta. -Gracias. -sonrió con amabilidad al sirviente, y este le devolvió la sonrisa, para después retirarse, no sin antes hacer una reverencia.
Matthew abrió la carta animadamente, su sonrisa se hacía cada vez más grande conforme leía la carta. En la carta, Hao le contaba a Matthew de cómo iba el embarazo, ya eran tres meses y su panza ya era un poco notoria. Y también decía que los ataques a Degu ya habían parado.
-¿Qué dice la carta? -preguntó Jiwoong, al ver a Matthew tan animado.
-Es de Hao, sólo manda saludos y dice que los ataques ya pararon. -sonrió. -También dijo que tenía tres meses de embarazo y su panza es notoria.
-¡Ja! Voy a ser tío de un mocoso hecho por mi hermano y su tonto esposo. -se burló.
-¡Jiwoong! -regañó. -¿Cuándo podremos ir a ver a Hao? -preguntó con un puchero.
-¿Quieres ir a verlo? -el alfa levantó una ceja, y el príncipe asintió. -No sé... Daegu está lejos.
-Por favor...
-Cumple el capricho de tu omega, mocoso. -dice Taerae, riendo.
-Está bien, partiremos mañana. -el rey sonrió al ver a su omega con una gran sonrisa. -¿Por qué no le escribes una carta a Hao diciéndole que vamos para allá?
-¡Sí! -grita, para después dirigirse a la biblioteca del castillo para agarrar unas hojas y un pincel para escribir.
—
La carta ya había sido enviada a Daegu. Al día siguiente, el rey y los dos omegas se preparaban para irse de viaje. Sólo se quedarían unos pocos días, a diferencia de cuando Hao y Hanbin fueron a Seúl y se quedaron casi una semana.
Los tres ya estaban en el carruaje negro, siendo rodeados por guardias, Matthew estaba emocionado e impaciente.
-¿Cuánto tiempo dura el viaje? -pregunta Matthew.
-Dos días. -responde Jiwoong.
-¡Es mucho!
-Tu quisiste venir.
—
-Su majestad, pudimos encontrar al príncipe. -dice un hombre, haciendo una reverencia.
-¿¡Dónde está!? -pregunta el rey.
-Lo hemos visto en Seúl. -dice con un poco de nerviosismo.
-¿¡Y por qué no lo trajeron!? -grita con fuerza.
-Hubo una alfa que nos lo impidió.
-¿¡Un alfa!? -el rey se levantó de su trono.
-Si... pudimos reconocerlo, era el rey de Seúl.
-Kim Jiwoong... -susurra el rey.
-Él dijo que el príncipe era su omega y que no nos atreviéramos a tocarlo. Creemos que Kim no sabe que Matthew es el príncipe de Busan. -el hombre tembló ante el gruñido del rey.
-¿¡Cómo se atreve ese rey a reclamar a mí hijo como suyo!? -el hombre empezó a temblar fuertemente. -¡Ellos lo secuestraron, eso no lo permitiré!
-Señor... eso quiere decir que...
-Que empiece la guerra.
—
Ya habían pasado dos días desde que el rey de Seúl y los dos omegas partieron, por lo que ya estaban llegando al castillo de Daegu. Cuando llegaron, vieron a Hanbin, y detrás de él estaba Hao, sonriendo. Los tres, bajaron del carruaje, primero el rey, después Matthew y al final Taerae.
Matthew se dió cuenta que los sirvientes estaban a los lados del pasillo de la entrada del castillo e inclinados, tal y como estaban los de Seúl cuando llegaron Hanbin y Hao.
-Oh... hermanito. -sonrió Jiwoong, viendo a Hao, sacándole un gruñido a Hanbin. -Oye, estoy jugando. -le dice al otro rey.
-Me sorprendió ver la carta de Matthew, sobre todo que lo hayas dejado venir. -se burló Hanbin.
-Es mi omega, debo consentirlo. -sonrió Jiwoong al ver cómo Hao se acercaba animadamente a Matthew y Taerae.
-Te entiendo.
Los tres omegas iban hacia el jardín, Hao y Matthew parecían niños pequeños yendo al parque y Taerae la madre que intentaba detenerlos para que no corran. Una vez llegaron, el príncipe de Busan notó la diferencia ente el jardín de Daegu y el de Seúl. Ese tenía menos animales, tenía un lago pequeño y algunos árboles de cerezo.
-Sé que no es como el de Seúl, pero me gusta. -dijo Hao, sonriendo.
-Hao, no corras mucho,te hace daño. -dijo Taerae cuando llegó junto a los otros dos.
-Tae... si puedo hacer actividad física, sólo si no es peligrosa. -respondió, con un puchero.
-Está bien, vayan a jugar, niños, papá se quedará aquí para cuidarlos. -rió el pelirosa y los otros dos fruncieron el ceño.
Ambos príncipes se alejaron un poco de Taerae, quien empezó a leer un libro que Hanbin le había dado para que no se aburra mientras cuidaba de los otros dos. Mientras el pelirosa leía, daba uno que otro vistazo a los menores, cuidándolos. Hao y Matthew hablaban de cosas normales, de cómo les había ido o de las salidas al pueblo que hizo Matthew.
En un momento, Hao pone su mano en su vientre, preocupando a Matthew, el mayor inclina un poco la espalda y empieza a respirar pesadamente.
-¿Hao? -Matthew estaba asustado.
Holiii, normalmente no escribo nada al finalizar los capítulos, pero esta vez pasaba para anunciarles que subí dos nuevas adaptaciones a mi perfil. La primera es "S.O.S. (Random)" que es como "S.O.S. (Boys planet)" solo que con idols mixtos de diferentes grupos. Y la segunda es "Babies ZB1 vs Shimkongz" que es una historia super tierna y divertida, completamente diferente a lo que ha venido escribiendo.
Les recomiendo que las lean porque son super buenas.
Ahora sí, bye bye, no se olviden de seguirme y votar en las historias ya que eso me ayudaría bastante :)

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My King (zb1)
FanfictionEl rey de Seúl, Kim Jiwoong, era un rey demasiado malo y despiadado. No cuidaba a su pueblo y usaba su poder como alfa para obtener lo que quisiera sin importarle nada. Un día cierto omega apareció en su castillo, poniendo su mundo de cabeza... y...