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El taxi se detuvo unas calles antes de llegar ya que el conductor estaba asustado por los rumores de delincuencia del área, por lo tanto, le tocó correr hasta el lugar de encuentro. El cual no estaba lejos, quizá unas tres o cuatro cuadras.

Sin embargo, antes de poder llegar, la calle fue rodeada de las cuatro esquinas por varios matones de ropas viejas y descoloridas, algunos tatuajes en los brazos y en la cara, con bates o tubos de metal, dispuesto a golpearla para evitar que llegara a su destino. La preocupación de Ha-yan no era el saber si ellos sabían a quien debían de atacar, era saber a cuantas chicas debieron de haber golpeado hasta la muerte solo por la orden de no dejarla pasar.

La confianza de todos ellos era bastante, sonrisas orgullosas y lascivas que muestran las encías se ciernen sobre todos, meneando sus armas de un lado al otro. Algunos dijeron algo sobre que uno la tomaría de los brazos para que otro la golpee, y ni hablar de lo que harán con su cuerpo una vez que la maten. No obstante, Ha-yan no estaba de humor para seguirles la corriente y seguir fingiendo que es débil, hizo lo contrario a lo que normalmente haría: fingir que escapa de ellos para después golpearlos.

Sus pies se movían como si estuviera bailando, esquivando cada bate o tubo que iba directo a ellos, meneando su cuerpo de un lado al otro mientras sus puños la sacan los dientes de metal a los matones. Pronto la sangre comenzó a salpicar en todas las direcciones, llenando sus puños y algunas manchas en su ropa; pasó poco tiempo para que la única en pie sea ella.

Siguió su camino a la misma velocidad con la que iba, sabiendo que si alguno de sus amigos fue más rápido que ella ya estaría en el almacén. No le preocupa que Olly esté allí, le preocupan los otros dos hombres que fingen ser los tíos de HOSTEL.

Subió a donde el almacén estaba, como siempre viejo y apestoso a medicina, sus piernas aceleraron el paso hasta llegar a la puerta, la mirada de miedo de Zack y Daniel la recibieron, parecía que estaban esperando a alguien más; sus amigos estaban llenos de golpes y moretones, pero el alivio de ver que es ella quien se presentó y no la cantidad desorbitante de matones que les fue prometida, les hizo olvidar todo el dolor.

—Perdón por llegar tarde, tuve que deshacerme de una plaga —se refería a los papás de las familias fugitivas que iban en camino—. ¿Dónde está la H falsa?

Sus pasos eran lentos mientras se adentraba al almacén, cuidadosa de no toparse con alguna trampa o con alguien que salte de la nada para golpearla o golpear a sus amigos.

—Te tomaste tu tiempo —dijo Zack acercándose

Antes de alguno pudiera decir algo, el sonido de un motor acercándose los interrumpió. Al principio creyeron que alguien más había llegado, sin embargo, el muro siento atravesado por un camión, obligó a Ha-yan a correr donde sus amigos.

Creyeron que nunca podrían ver a Ha-yan recibir un golpe, luego de estar en algunas peleas y demostrar que puede salir ilesa, pensaron que esa suerte la acompañaría a todas partes, y aunque no es una persona lo que la golpea, esa expectativa se destruyó.

Luego de aventar a Zack lejos del peligro, aquella maquina que destruyó la pared le golpeo fuertemente la cabeza, le estaba sangrando y pronto la perdida del equilibrio se vio presente; no tuvo tiempo de retomar la compostura, de que su cabeza despejara el mareo, ya que recibió otro golpe en el mismo lugar, uno que la hizo rebotar en la máquina. Su cuerpo cayó inconsciente en el asfalto, con la sangre expandiéndose a toda marcha bajo ella, su cabeza abierta y sus ojos cerrados hicieron que Daniel se sintiera culpable por no haber reaccionado rápido y ayudarla.

Daniel y Zack no tuvieron tiempo de hacer algo al respecto, tienen que regresar a pelear y ahora proteger el delicado cuerpo de Ha-yan. Querían sacarla de allí, llevarla a urgencias, pero no tenían oportunidad de salir del almacén.

Ocean Eyes «LOOKISM»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora