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Así con el paso de los días y los problemas en los que los estudiantes de la preparatoria Jaewon se metían, llegó la primavera.

El carro deportivo de último modelo, recién salido al mercado era el sueño de todo fanático, por desgracia, su precio desorbitante lo convirtió en un lujo fuera del alcance de la mayoría. Aquella belleza llegó a la preparatoria Jaewon con una presencia imponente, su elegante carrocería negra brillante parecía pulida hasta el último detalle, centelleando como un diamante en la luz del sol de la mañana. El motor, aunque apenas audible, dejaba una impresión de potencia latente, como si estuviera ansioso por demostrar su velocidad y agilidad.

Mientras el deportivo se acercaba a la entrada de la preparatoria, los estudiantes que llegaban a clases no podían evitar mirarlo con envidia y deseo. Imaginaban lo increíble que sería ser dueños de semejante belleza, presumiéndolo a todos y generando envidia en cada mirada que atrapaba.

Ha-yan salió del carro con cierta incomodidad, consciente de que todo el mundo tenía sus ojos puestos en ella y en el automóvil. Sabía que no era una buena idea llegar a la escuela en semejante deportivo, pero Damian, su leal segundo al mando estaba emocionado de llevarla a dar un paseo en su flamante adquisición. Ha-yan no pudo resistirse a la emoción de Damian, y eso la había llevado a esta situación incómoda.

—Damian, esto no era necesario. Podría haber venido caminando.

—Mi trabajo es cuidarla, cumplir sus caprichos, llevarla y acompañarla a donde desee. No puedo dejar que venga a la escuela caminando, considere también su posición social.

—Se supone que Seung-ho me mantiene —dijo con gracia recordándole

—Déjeme recordarle que es modelo internacional y es muy común que una modelo bien pagada tenga un pequeño lujo como este.

—¡¿Pequeño?! —exclamó—. No comprendo totalmente tú fanatismo por los deportivos, además todavía no le digo que sí a DG sobre al oferta...

—Puedo darle una charla informativa sobre los diferentes tipos de modelos para que pueda entender porque es importante tener una reserva —interrumpió—. Incluso podemos ir a la siguiente exposición juntos.

—¡Buena idea! ¿El fin de semana tengo libre? —Damian asintió—. Entonces esperaré ansiosa tu charla.

Sostuvo con fuerza la puerta mirando a través del espejo polarizado a los estudiantes curiosos.

—Solo ignórelos —le dijo al verla indecisa de bajar—. Entiendo que no le gusta ser el centro de atención, me disculpo por mis deseos egoístas, yo...

—No digas más —lo miró decidida—. La egoísta soy yo por solo pensar en la incomodidad de la popularidad, seguirás llevándome a donde quieras en este carro hasta que te aburras y compres otro ¿Entiendes?

Él asintió

Se despidió de él con un fuerte abrazo y a medida que bajaba del carro sentía todas las miradas sobre ella, una sensación de timidez la invadió; sintió el peso de las miradas curiosas y envidiosas de sus compañeros de clase.

Damian bajó la ventana y le habló una vez más para asegurar una última cosa.

—Tenga un buen día en la escuela —le dijo—. ¿Quiere que pase a recogerla?

—Hoy no, hoy tienes que trabajar hasta tarde, prometiste que terminarías tu trabajo a tiempo la semana pasada y dejaste que se acumulara para hoy —lo regañó recargándose de la ventana—. Tienes que cumplir con tu horario laboral incluso si eres el presidente, Damian. Si quieres puedes comprar comida y vemos una película más tarde.

Ocean Eyes «LOOKISM»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora