Ocean Eyes «LOOKISM»

21

—Jiho está aquí —le dijo él al notar la inquietud en la chica—. Y supongo que ya sabes, por eso tu reacción.

—¿Cómo le va? —preguntó cabizbaja

—Nada bien, sus primeras semanas fue un terrible sufrimiento para él —comenzó a decir—. Es igual para todos los nuevos que se ven indefensos, justo como ese niño, pero hace poco fue encerrado en confinamiento.

—¿Por qué? —preguntó asustada

—Casi mató a uno de sus compañeros de celda, desconozco los detalles, pero pasará todo un mes encerrado ahí —notó la preocupación en ella—. Sabes, hace poco leí que los copos de nieve son como besos, te dedico la nevada que pronosticaron para mañana, la nieve serán mis besos para ti —le giñó el ojo derecho

—Que idiotez —dijo con una mueca volteando los ojos

—¡Oh, vamos! Al menos podrías decir si estuvo bueno solo por una vez —se quejó—. Amargada.

—Es que suenas estúpido cuando dices eso —se encogió de hombros

—Bien, ahí va otro —carraspeó y su mirada se perdió en ella, chasqueó los dientes y sonrió de lado—. Por culpa de tu belleza se me olvidó lo que te iba a decir.

—¿En serio se te olvidó? —preguntó burlándose

—¿No escuchaste? Dije "Por culpa de tu belleza se me olvidó lo que iba a decir" ¿Entendiste?

—Oh, ya entendí —frunció el ceño pues realmente no entendió

—No es difícil, inténtalo.

—Dices eso porque no dejas de coquetear con cada chica que miras.

—No es cierto, solo con las que son igual de hermosas que tú.

—Y ahí vas a seguirle —rodó los ojos

—Inténtalo, quiero escuchar cómo Ha-yan Seong coquetea.

Ha-yan se le quedó mirando sin saber que hacer, la mirada insistente de Jake la hizo cerrar sus ojos y pensar en algo, intentó recordar cómo es que él coquetea, pero sintió que nada de eso la ayudaría, de igual manera recordó la cita de Vasco, sin embargo, este tampoco fue muy romántico en ese sentido. Su última esperanza era recordar algún piropo de un comic o de un manga...

El problema es que ella no lee nada romántico y el poco romance en esas historias no se basa en el coqueteo.

Ha-yan miró a Jake con una chispa traviesa en sus ojos, como si estuviera a punto de soltar algo ingenioso y peculiar. Con una sonrisa juguetona, le dijo un piropo inspirado en la ciencia que solo ella entendía.

—Cuando te veo, mis músculos cigomáticos se contraen —soltó Ha-yan con entusiasmo.

La mirada de Jake pasó de sorpresa a total desconcierto. No tenía ni la menor idea de lo que Ha-yan acababa de decir. Sin embargo, en lugar de mostrar confusión o frustración, una risa espontánea y sincera escapó de sus labios.

—¡Ha-yan, no tengo ni idea de lo que eso significa! —exclamó Jake, aun riendo

—Espera, espera —dijo emocionada—. Tengo otro —carraspeó e intentó imitar la mirada seductora de su amigo—. Jake, eres la constante de Planck de mi universo, la invariable que da sentido a mi vida.

—¡Eso es peor! —exclamó en una sonora carcajada—. ¿Qué diablos son esos músculos y la teoría de Frank?

—Es teoría de Planck, tarado —lo corrigió regresando a su serenidad—. Los músculos cigomáticos son los músculos que hacen posibles las sonrisas y si te explico lo que hizo Planck te va a explotar el cerebro.

Aunque su piropo había resultado incomprensible para él, al menos había logrado sacar una sonrisa y una risa genuina.

—Voy a suponer que esos piropos son halagos hermosos.

—Es la primera vez que le digo un piropo a alguien, siéntete halagado.

—¿Nunca le dijiste uno a Samuel?

Si volviera a ver a Samuel ¿Cómo reaccionaré? Pensó Ha-yan

—N-No —respondió recordando su ausencia—. Se fue antes de que los perfeccionara —bromeó—. Y hablando de esto, Vasco tuvo una cita —dijo con desanimo

—Felicidades, supongo.

—¿Tú has tenido alguna cita? —lo miró con ojos aguados

—Solo las citas que he tenido contigo —sonrió de lado

Ha-yan hizo una mueca ante la respuesta

—Esas no son citas.

—No porque somos amigos —respondió él

—¿Los amigos no pueden tener citas? —preguntó sin entender

—No lo sé, ¿Qué piensas que eran las salidas que teníamos?

—Solo éramos dos amigos pasando el rato ¿No es así como tú lo dijiste?

—Oh, cierto —miró a otro lado—. Yo te dije eso.

—Cerca de la escuela abrió un local que venden bebidas con boba —mencionó haciéndolo verla—, cuando salgas, tal vez tú, yo —comenzó a vacilar—, podríamos... no sé, ir.

—¿Quieres tener una cita conmigo? —ocultó la emoción en sus palabras e intentó verla con algo de burla

—¡NO! —rápido respondió. Carraspeo y se tranquilizó—. No, no me refiero a tener una cita, s-solo quiero salir, así como antes lo hacíamos, quizá ir al parque de diversiones o ir al zoológico o hacer algo que antes no hicimos.

Terminado el tiempo de visita, ambos se despidieron y a la salida, el corazón de Ha-yan no dejaba de latir con tanta fuerza que pensó que le daría un infarto, por desgracia, solo eran lo incontrolables nervios por haberle dicho algo "romántico" a Jake