Thomas
Continué avanzando por el pasillo, el aire pesado y cargado de una tensión palpable. Cada paso que daba resonaba en mi mente, un recordatorio constante de lo que estaba en juego. La preocupación por Carl pesaba en mi pecho, pero sabía que debía ser responsable.
Al llegar a la sala de aislamiento, el espectáculo que se desplegó ante mí era devastador. Personas tumbadas en el suelo, algunas con fiebre alta, otras tosiendo de forma incontrolable. Pero lo que realmente me heló la sangre fueron los que ya estaban transformándose: miradas vacías y cuerpos temblorosos que luchaban por mantener su humanidad.
Me detuve un momento, el horror desbordándose en mi interior. No quería pensar en lo que podría pasar si me contagiaba. La imagen de Carl volviendo a casa solo, asustado y preocupado, me empujó a actuar. Sabía que debía alejarme de este lugar, pero no podía dar marcha atrás.
Vi una puerta entreabierta y decidí entrar. El pequeño cuarto estaba vacío, una luz tenue iluminaba las paredes grises. Cerré la puerta detrás de mí, apoyando mi espalda contra ella, respirando con dificultad. El silencio era un alivio temporal, aunque la inquietud seguía burbujeando dentro de mí.
Miré a mi alrededor, intentando organizar mis pensamientos. Necesitaba mantener la calma. Me obligué a recordar las instrucciones de Carol: aislamiento y reposo. Cualquier síntoma debía ser monitoreado, y aunque mi cuerpo se sentía débil, sabía que era lo mejor que podía hacer.
Me dejé caer sobre una silla en la esquina, sintiendo el sudor en mi frente. Cerré los ojos, tratando de bloquear las imágenes que aún danzaban en mi mente. Los rostros enfermos, las miradas vacías, y el recuerdo de la sangre... todo era abrumador.
-Carl... -susurré, sintiendo una punzada de dolor en mi pecho. Tenía que protegerlo. Era mi prioridad.
Afuera, los ruidos se intensificaron. Voces de preocupación, el murmullo de la desesperación. Todo indicaba que la situación estaba empeorando. ¿Cuánto tiempo podría estar aquí? La angustia crecía mientras pensaba en él, solo y esperando.
El aislamiento era total. Volví a cerrar los ojos, tratando de escuchar lo que pasaba a mi alrededor, aferrándome a la esperanza de que podría salir de allí pronto. Sabía que Carl estaría esperando.
-No puedo fallarte -me dije a mí mismo, sintiendo que las lágrimas amenazaban con caer. No podía rendirme. No podía permitir que el miedo me consumiera
A medida que los minutos se alargaban, recordé la promesa que le hice a Carl. Volvería, y lo haría rápido. Tenía que encontrar la manera de salir de esta pesadilla, no solo por mí, sino por él. La lucha no solo era por sobrevivir, era por proteger a quienes amábamos.
Mi determinación se reafirmó. Tomé una respiración profunda y traté de centrarme en lo que podía controlar. La lucha estaba lejos de haber terminado, y cuando finalmente saliera de allí, me aseguraré de que Carl sepa que siempre estaré a su lado, sin importar lo que ocurra.
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La presión en mi pecho no cedía. A medida que pasaban los minutos, el sudor comenzaba a empapar mi frente, y el calor en mi cuerpo se volvía insoportable. Me pasé la mano por la cara, intentando disipar la neblina que se había instalado en mi mente.
El pequeño cuarto se sentía cada vez más opresivo. La falta de aire me hacía sentir como si estuviera siendo aplastado. Intenté concentrarme, pero los recuerdos de los enfermos afuera seguían asaltando mis pensamientos. Me preguntaba si terminaría así, si alguna vez volvería a ver a Carl con una sonrisa.
Un escalofrío recorrió mi espalda, y la náusea volvió a asaltarme. Me incorporé rápidamente, buscando una forma de calmarme, pero el mundo giraba a mi alrededor. Cada respiración se sentía más pesada.
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Love in the Apocalypse
HorrorEn un mundo devastado por el apocalipsis zombie, Thomas ha logrado sobrevivir escondido en un bunker, alejado del caos que azota la tierra. Sin embargo, su vida cambia drásticamente cuando Rick Grimes entra en el bunker qué también estaba escondido...