Capitulo 46 Parte 1

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El polvo se disipó lentamente, revelando un panorama desolador. La torre, que antes se alzaba orgullosa, ahora yacía en ruinas, y el aire estaba impregnado de un olor a tierra y metal. Pero lo que más me aterraba era el sonido que comenzaba a llenar el espacio: un murmullo, un grito de advertencia que se convertía en un rugido. Los zombies, atraídos por el estruendo, comenzaban a surgir de las sombras, sus cuerpos descompuestos moviéndose con una determinación inquietante.

Observé cómo el caos se desataba a mi alrededor. Las puertas de Alexandria, que alguna vez habían sido un símbolo de seguridad, ahora se veían amenazadas. La gente corría en todas direcciones, el pánico se apoderaba de ellos. En medio de la confusión, vi a Rick, su figura imponente destacándose entre la multitud. Estaba disparando con precisión, cada tiro resonando como un eco de la desesperación que todos sentíamos. Las balas encontraban su destino en las cabezas de los caminantes, pero por cada uno que caía, varios más aparecían, como si el caos los hubiera convocado.

El humo se alzaba del lugar donde la torre había estado, y el aire se tornaba denso y caliente. La visión de los cuerpos sin vida, de los ojos vacíos y la piel desgarrada, me llenaba de una rabia que palpitaba en mis venas. No podía quedarme ahí, paralizado. Sabía que debía actuar, que cada segundo contaba.

Corrí hacia las calles, sintiendo el latido de mi corazón resonar en mis oídos. El sonido de los disparos de Rick me daba un poco de esperanza, pero la realidad era abrumadora. Los zombies estaban entrando, y la lucha por sobrevivir comenzaba de nuevo. La adrenalina me empujaba hacia adelante, mientras esquivaba a la gente que corría en pánico, tratando de encontrar refugio.

El caos se desataba a mi alrededor, y mientras corría, cada paso era un recordatorio de lo que estaba en juego. Sabía que tenía que ayudar, que no podía dejar que el miedo me dominara. La imagen de Carl se repetía en mi mente, y su seguridad se convirtió en mi única prioridad. Tenía que encontrarlo, asegurarme de que estuviera a salvo.

Las calles estaban llenas de gritos y desesperación

Me dirigí hacia el centro de Alexandria, donde el tumulto era más intenso. Las puertas estaban abiertas, y los caminantes entraban como una marea imparable. La imagen de los rostros aterrados de mis amigos me llenaba de determinación. No podía dejar que esto terminara así. No podía rendirme.

El sonido de los disparos seguía resonando, y vi a Rick en acción, su figura moviéndose con una agilidad que desafiaba la desesperación que nos rodeaba. Me uní a él, empuñando mi arma con firmeza. La lucha era una danza macabra, y aunque el miedo intentaba apoderarse de mí, la valentía se encendía en mi interior.

Disparé, cada bala que salía de mi arma era un grito de resistencia. Sabía que no podía salvar a todos, pero mientras hubiera vida, habría esperanza. Corría entre las sombras, buscando a Carl, buscando a cualquiera que pudiera necesitarme. La lucha no había terminado, y mientras Alexandria caía, yo me negaba a dejar que la oscuridad me consumiera.

El tiempo parecía distorsionarse, y cada segundo se sentía como una eternidad. La ciudad que había sido nuestro hogar se transformaba en un campo de batalla, y yo estaba decidido a hacer lo que fuera necesario para proteger a los que amaba. En medio del caos, la valentía se convirtió en mi escudo, y la esperanza, en mi espada.

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El caos reinaba en Alexandria mientras corría hacia el grupo. La imagen de Diana, herida, se grabó en mi mente como un recordatorio brutal de la fragilidad de nuestra situación. Su rostro, pálido y lleno de dolor, me llenó de una urgencia incontrol able. A medida que me acercaba, vi a Rick, su mirada decidida y feroz, mientras Michonne se movía con gracia, cortando a los caminantes que se acercaban. Carl estaba allí, su presencia iluminando el caos que nos rodeaba, y no pude evitar sonreír al verlo. Era un alivio en medio de la tormenta.

Love in the ApocalypseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora